Entrevista > Richard Barreno / Miembro de Ecologistas en Acción (Londres, Inglaterra, 13-marzo-1978)
Veinte años después de su declaración como espacio protegido, el Parc Natural de la Serra Gelada sigue siendo un enclave único en la Marina Baixa. Sin embargo, el paso del tiempo y los cambios medioambientales han planteado nuevos retos a su conservación.
Richard Barreno, miembro de Ecologistas en acción, repasa la evolución del parque, los logros alcanzados en materia de protección y los desafíos pendientes. Entre la presión turística, la falta de transparencia y los efectos del cambio climático, la Serra Gelada se encuentra hoy ante una encrucijada que determinará su futuro como uno de los pulmones naturales más valiosos de la comarca.
Da la sensación de que en los últimos tiempos, como sucede en otros ámbitos como los derechos sociales o los de la mujer, asistimos a un preocupante empoderamiento de los discursos involucionistas, a veces negacionistas, en relación a la importancia del ecologismo y la protección del medio ambiente.
Tenemos que diferenciar el ecologismo mediático del día a día, pero ahí has tocado un tema muy interesante, que es que no es que haya gente que critique el ecologismo, sino que quieren que el ecologismo se vea de otra forma. Curiosamente, muchos científicos están diciendo: “Estamos aportando unos datos y la gente que tiene que reaccionar, las empresas, las administraciones, no lo están haciendo”.
Por ello, habría que enfocar la ciencia de otra forma. Ahora, que eso haya abierto una grieta a que haya mucha gente que no crea en ella, la cuestione o manipule, eso tristemente lleva pasando ya desde los años sesenta o cincuenta del siglo pasado.
«Antes de 2007 apenas había mosquitos tigre. Es una especie que se está adaptando a la nueva realidad climática»
Eso me lleva a preguntarme por la situación del Parc Natural de la Serra Gelada. Se protegió en 2005 y, de no haber sido así, seguramente hoy hablaríamos de una montaña mucho más urbanizada. Hoy, al menos de entrada y aunque su uso turístico es elevado, parece que a nadie se le ocurriría esa barbaridad.
Hay una cosa muy curiosa. Cuando se declara un parque natural, es porque es un territorio que por la presencia de una serie de especies concretas merece tener esa categoría. Es decir, aquí en el Parc Natural de la Serra Gelada, tenemos unas dunas fósiles, posidonia y otra serie de especies que hacen que sea único y, por tanto, se protege.
Lo que habría que preguntarse en estos veinte años que han pasado es si realmente, a partir de ahí, se han potenciado esas especies endémicas porque, como has dicho tú, a partir de que se declara parque natural se le ha dado un uso turístico y social. También ha habido un uso antropológico y patrimonial. Lo que me pregunto es ¿qué pasa con esas especies?
Ese es el trabajo que todavía tenemos por delante. Han pasado veinte años y algunas de esas especies están en peor estado de lo que estaban.
En líneas generales, sin entrar en especies concretas, hay quien dice que el entorno está ahora mejor que en 2005 y otros dicen que está peor. ¿Qué opinas tú?
Vivimos en un mundo muy polarizado, pero voy a decir que los dos tienen razón. Al ser un parque natural hay una legislación, hay una normativa y eso ayuda a proteger. Ahora ya no puede venir cualquiera y pescar donde quiera de la forma que quiera. Por lo tanto, y en ese sentido, estamos mejor porque cuando aparece una amenaza en seguida podemos enfrentarnos a ella.
Pero también está peor en que hay ciertas especies que, o bien están presentes en menor número o mucho más concentradas en puntos concretos. Antes se veía de todo en todas partes.
«Hay especies que o bien están presentes en menor número o mucho más concentradas en puntos concretos»
Ese retroceso de ciertas especies podría deberse no tanto a la depredación humana, sino a que el parque, como cualquier paraje natural, se está adaptando a la nueva realidad climática que perjudica a ciertas especies y beneficia a otras.
La naturaleza se adapta, efectivamente. Lo que pasa que en este caso, la mano de la humanidad y de la civilización industrial y los procesos que tenemos está acelerando el proceso. Siempre ha habido cambios climáticos en la historia de La Tierra, eso no se niega. Pero el que estamos sufriendo ahora se está produciendo a un ritmo nunca antes visto, y se está acelerando. Eso está provocando que las especies desaparezcan más rápido y florezcan y proliferen las invasoras.
Fíjate en el mosquito tigre, del que nadie aquí es fan. Pues antes de 2007 apenas había. Son especies que, como dices, se van adaptando a esa nueva realidad.
Sé que no te gustan los absolutos y que todo tiene matices, pero veinte años después, el Parc Natural de la Serra Gelada ¿suspende, progresa adecuadamente o saca muy buena nota?
Hemos mejorado muchísimo en la vigilancia, en la normativa, en los controles, en eso que decíamos de que ahora aparece un problema y rápidamente podemos atajarlo y tenemos tanto trabajo por delante que estamos ilusionados.
Aunque, por otro lado, no está llegando la información del ciudadano. Echo de menos que la información nos vaya llegando sin necesidad de solicitarla. Hemos tenido casos como la Isla de Benidorm, Punta Llisera, el teleférico… de los que nos hemos enterado de refilón. Cosas que aparecen y desaparecen. Esa transparencia le tiene que llegar a la gente, para que realmente podamos valorar con criterio.
«Echo de menos que la información nos vaya llegando sin necesidad de solicitarla»
En la manera de gobernar un parque natural hay muchas administraciones implicadas, pero vamos a quedarnos en las locales. El de la Serra Gelada está compartido por tres. ¿Se lo están creyendo los ayuntamientos implicados?
Sí, pero aquí hay que diferenciar una cosa. Altea sólo tiene mar y la isla de La Olla. L’Alfàs tiene una parte de mar y una parte de tierra porque el 40% de la sierra está en l’Alfàs y el otro 60% en Benidorm donde, además, el 85% de ese suelo está en manos privadas.
Por lo tanto, trabajan muy bien y cada uno intenta coordinar conjuntamente con el otro, basándose en que cada tienen sus diferentes problemas, porque cada uno tiene diversos estados. Pero aun así, otra vez echo de menos la transparencia. Puede haber ayuntamientos que lo son más, en los que la gente participa y hay otros en los que no. También entiendo que si un trozo del parque natural es privado, es muy difícil implicar a la gente en su gestión.





















