Entrevista > Sonsoles Hurtado / Jugadora Selección Española de pádel veteranos (València, 8-septiembre-1969)
En España el pádel vive un momento dulce, y València es una de sus grandes cunas. Sonsoles Hurtado, jugadora valenciana, es un claro ejemplo de ello. El pasado mes de octubre, en su primera convocatoria internacional, se proclamó campeona de Europa con la Selección Española de veteranos en el FIP Senior Euro Padel Cup 2025, celebrado precisamente en València.
Hablamos con ella sobre esta experiencia, su tardío idilio con el pádel y el esfuerzo diario que implica mantenerse en la élite.
Acaba de proclamarse campeona de Europa de veteranos aquí en València. ¿Cómo fue esa primera experiencia internacional?
Participaron veintidós naciones y la primera fase fue por grupos. Jugamos contra Hungría e Irlanda y ganamos ambos encuentros. En semifinales nos enfrentamos a Holanda, que dio la sorpresa, y ya en la final jugamos contra Francia y ganamos. El equipo masculino también se impuso a Francia, por lo que se confirma que España y Francia son las naciones más fuertes actualmente.
El pádel ha experimentado un auge voraz en España. ¿A qué cree que se debe este éxito?
Creo que, de los deportes de raqueta, es el que permite a la gente divertirse más con menos. Con mucha menos técnica que el tenis, las personas pueden hacer un deporte muy social. Te da mucho en muy poco tiempo y, aunque tengas poco nivel, te engancha enseguida. Además, creas un vínculo con la gente del club que lo convierte casi en tu vida social.
Esta era su primera convocatoria con la Selección. ¿Se esperaba recibir la llamada?
Para nada. El nivel en España, tanto absoluto como de veteranos, es altísimo. Yo juego desde hace muchos años con la selección valenciana y sabes que tienes cierto nivel, pero que te llamen para algo así no me lo imaginaba en la vida. Ha sido un súper regalo, una experiencia que pensaba que nunca viviría.
«Si quiero seguir ahí, tengo que entrenar duro y ganármelo en la pista»
En el torneo jugó con Eva Galloso y Pilar Santisteban. ¿Había jugado antes con ellas?
No, era la primera vez que jugábamos como pareja, aunque sí habíamos jugado muchas veces en contra, sobre todo con Eva. Somos amigas de circuito y rivales en la pista. Pero a estos niveles, aunque no conozcas a tu compañera, te acostumbras a adaptarte sobre la marcha. Al tener todas un nivel similar es más fácil fusionarse rápido.
Después de este debut soñado, ¿se ve con opciones de repetir convocatoria en el futuro?
Una vez que lo has vivido, tienes la ilusión real de que te puedan volver a llamar. Este año ni me lo imaginaba, pero ahora sé que el regalo puede venir más veces. Eso sí, depende de que yo me lo gane. Si quiero seguir ahí, tengo que entrenar duro y ganármelo en la pista.
«Ha sido un súper regalo, una experiencia que pensaba que nunca viviría»
Usted empezó tarde en el pádel, venía del tenis pero decidió dar el paso al pádel, algo que muchas personas están haciendo en los últimos años. ¿Cómo fue esa transición?
Jugaba a tenis y fui entrenadora. Cuando en mi club se creó el equipo de pádel, empecé a jugar poco a poco. Tenía mucho ganado por la técnica del tenis, como las voleas, pero me costó una vida adaptarme mentalmente a las paredes. Tenía la cabeza acostumbrada a que, si la bola te pasa, el punto está perdido.
Con 56 años, compite al máximo nivel. ¿Cómo compagina su trabajo con la exigencia física que requiere la competición?
No soy profesional, así que tengo que organizarme. Entreno la preparación física una hora y media los viernes por la mañana y luego intento jugar un partido «a muerte» con gente más joven. Además, dos tardes a la semana, después de trabajar, voy al gimnasio para hacer ejercicios de fuerza, bici o cinta.
«Este deporte es perfecto porque te da felicidad: con muy poco, te lo pasas muy bien»
¿Ese esfuerzo físico extra es la clave para mantenerse competitiva en categoría veterana?
Hace dos años me di cuenta de que mi nivel bajaba por el estado físico, ya no podía vivir de las rentas del tenis. Decidí volver a entrenar en firme y a sufrir. Si quiero estar en la selección valenciana, y ya no digamos en la española, tengo que ganarme el puesto. La competencia es enorme y, si levantas el pie un poco, te adelantan.
Para terminar, ¿por qué le diría a alguien que nunca ha jugado que pruebe el pádel?
Primero, porque hay que hacer deporte sí o sí. El pádel es perfecto porque te da felicidad: con muy poco, te lo pasas muy bien. Creas un mundo paralelo que te da mucha vida, te despeja del trabajo y de los problemas. Y después, siempre hay una cervecita post-partido, que es parte de esa vida social tan beneficiosa que genera.





















