Técnicamente, un primado eclesiástico de España no posee ningún tipo de autoridad jerárquica sobre el resto de obispos y arzobispos. Procede en su caso, eso sí, una precedencia ceremonial sobre aquellos. En la práctica, un primado es de hecho un arzobispo, el de Toledo, pero además el que está, en el escalafón nacional, sobre sus compañeros. Sus palabras, reflexiones y disquisiciones no dejan, pues, de poseer una categoría moral.
Hemos dicho arzobispo de Toledo, pero la realidad es que un primado de España puede proceder en teoría de cualquier lugar, aunque predominan Valladolid (se anotan siete), Madrid (seis) y Toledo (cinco). Y uno valenciano, sumamente activo en cuanto a las iniciativas sociales durante su carrera eclesiástica, que incluso estuvo previamente casado y hasta ejerció de periodista: Enrique Reig Casanova (1859-1927).
Fuera del ámbito local
¿Avenidas en la ciudad de València? Una de ellas, la de Primado Reig (desemboca en la de Cataluña, bautizada así en 1992), operativa con tal nombre desde 1940, nos recuerda (lo hizo ya antes, donde la hoy calle de las Avellanas) la existencia de este valenciano que trascendió y mucho del ámbito local. Como que también se desempeñó, además de primado (1922-1927), en otros cargos.
Por ejemplo, fue obispo de Barcelona (1914-1920) y arzobispo de València (1920-1922), aquí en su tierra natal. Es decir, que ejerció como sucesor de los apóstoles, al tiempo que fue responsable (obispo viene de ‘episkopos’, inspector, supervisor) de doctrina, moral y pastoral de un territorio, de una diócesis (de ‘dioíkēsis’, distrito o gobierno) en el primer caso, y de una archidiócesis (agrupa varias diócesis) en el segundo.
Llegó a estar casado y hasta tuvo una hija, fallecidas por el cólera
Natalicio y crianza
¿Premios a una vida sacra desde la mismísima cuna? Sí a una intensa labor, pero a la que arribó por mil y un vericuetos. Como que llegó a estar casado y hasta tuvo una hija. Pero volvamos a su nacimiento, un 20 de enero, hijo del jienense, andujareño o andujeño, Francisco Reig del Trigo, casado con Ramona Casanova Doménech, natural de Agullent, en el Vall d’Albaida. Establecidos ambos en el ámbito del ‘cap i casal’.
Consta su registro bautismal en València ciudad, pero lo cierto es que sus estudios los iniciaba (y continuaba, porque también allí hincó codos con el bachillerato) en Xàtiva (La Costera). De los datos biográficos de sus progenitores poco más se sabe, salvo que se trataba de una familia muy cristiana. Así que no habrá de extrañar que, a continuación, se matriculase en el Seminario Conciliar Central (1790).
Pudo estudiar Derecho, además de proseguir con su carrera eclesial
Contigüidad universitaria
Dicho seminario aún funciona, desde Moncada (l’Horta Nord), adonde se trasladó tras la guerra civil (1936-1939), con primera piedra el 15 de mayo de 1944 y posterior rebautizo como Seminario Metropolitano de València (con seminario menor, por cierto, en Xàtiva). Pero por la época Enrique Reig marcha al sito en el ‘cap i casal’, en la calle Trinitarios. Allí puedes licenciarte, además, en Derecho Canónico, Filosofía y Teología.
Embebido por sus estudios, Reig conseguiría una beca para proseguir estos en Colegio Mayor de la Presentación, nacido en el siglo XVI y aún existente como institución (Colegio Mayor-Seminario de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María en el Templo y Santo Tomás de Villanueva). Ubicado en la calle de las Barcas (hoy, la prolongación, Pintor Sorolla), la contigüidad a la Universidad iba a resultar providencial para el futuro religioso.
Le dejó a su ciudad natal la Coronación de la Virgen de los Desamparados
Dramático cambio de rumbo
Así, además de la carrera eclesiástica, pudo cursar Derecho. Le vendría bien cuando, tras una crisis de fe, decidió abrazar la vida civil, casándose, el 15 de julio de 1883, con su prima Francisca Albert Reig. Se dedicó a la abogacía y colaboró en periódicos y revistas, centrándose en la acción social. Aunque la vida le tendió un revés.
Casi 120.000 fallecidos en toda España, unos 30.000 en València, por la epidemia de cólera brotada allí en marzo de 1885, entre ellos su esposa y su hija. Volvió a vestir la sotana, trasladando al ministerio sacerdotal las preocupaciones que animaron el civil. A él se deben iniciativas como el fomento de los círculos católicos obreros, fortaleciendo los existentes, como el femenino Sindicato de la Aguja (1911).
Sindicatos y cooperativas
Realmente, no paró: Barcelona, Madrid, Mallorca, Toledo… A su ciudad natal le dejó, el 12 de mayo de 1923, la Coronación de la Virgen de los Desamparados. Y al país en general, especialmente tras ser nombrado, el 14 de diciembre de 1922, arzobispo de Toledo, que lleva asociado el cargo de primado de España, iniciativas que impulsaban la doctrina social de la Iglesia.
Cooperativas agrícolas, sindicatos confesionales, la ‘Revista Parroquial de acción social popular’ (1907). Nada escapaba a Reig, ni la reglamentación de universidades católicas y pontificias. Potenció también la Acción Católica española, fundada en 1905 y, desde 1923, federación de asociaciones culturales. Una defensa, en fin, del catolicismo social, asentada en una notable preparación intelectual.




















