En 1900 escribe Teodoro Llorente en su obra ‘Valencia’ que el castillo señorial de Albalat “es casa de rústica labranza: las antiguas cambras, teatro quizás de espléndidos saraos, almacenan frutos del campo; espesas capas de cal borraron ya en los muros los primores del cincel; empotrados están en ellos los ventanales góticos”. Junto con el castillo de Alaquàs, el de Albalat dels Sorells representa una de la joyas arquitectónicas señoriales de la comarca.
Menos conocido que el castillo de Alaquàs, situado en la parte sur de l’Horta de València, el de Albalat dels Sorells se ubica en la zona norte de la comarca y de esta poblada área metropolitana de la ciudad. Perfectamente rehabilitado, este edificio se erige como muestra del señorío valenciano de finales de la Edad Media e inicio de la Modernidad.
Entorno silencioso
Es Albalat dels Sorells un pueblo tranquilo. Todo o casi todo el tráfico rodado circula por la nueva C-300 que une Moncada con el Puig en paralelo a la A-7. En las calles del interior del municipio, pues, apenas se oye coches circulando. Y los pocos que lo hacen transitan muy despacio.
Casi se oye más el sonido de las campanas de la iglesia en su calle Mayor, o el ruido del metro que tiene una de sus paradas en la parte más interior del pueblo, próximo al cementerio municipal que se avista.
Precisamente desde la calle Mayor, dejando a un lado la iglesia, se toma la calle Pare Salvador Mollà en dirección al palacete. Enseguida se abre una enorme extensión de terreno, con plazas y jardines públicos, en cuyo centro se erige el castillo.
Entre otras funciones, el Ayuntamiento destina sus dependencias a la Policía Local y registro
Dependencias municipales
Este palacio suele estar abierto al público. Su titularidad municipal ya lo marcan las tres banderas oficiales que ondean en la puerta de entrada. Es ahí donde la Policía Local dispone de ciertas dependencias, así como lugar para correos y zona de entrada y salida de vecinos para llevar a cabo ciertas gestiones.
El castillo de Albalat dels Sorells no es destino ni punto común para celebrar bodas al modo que se reúnen los vecinos en Alaquàs. Policía Local, registro general, gestión tributaria, urbanismo y oficina técnica así como contratación, intervención y personal son los despachos asignados en las distintas salas que conforman las dos alturas (más la planta baja) del palacio.
La estancia del comedor, antiguo ábaco que data del siglo XIV, se utiliza ahora para los plenos
A cielo abierto
Al estar abierto al cielo, el castillo permite que las aves entren y salgan a su antojo, dotando de un aspecto silvestre y en comunión con la naturaleza. Merece la pena observar lo amplio de sus estancias, muchas de ellas utilizadas para plenos (en el antiguo ábaco, que data del siglo XIV) e incluso para exhibir libros y manuscritos antiguos.
Nada más se atraviesa el portón de entrada, la caída de luz del cielo muestra un pozo de agua perfectamente conservado así como unas escalinatas y barandillas que invitan a la tranquilidad. Se respira señorío en cada una de las piedras de un castillo que se ilumina por las noches y cuyas ventanas y remates góticos hacen de él punto de encuentro para sus vecinos.
Este castillo posee unas dimensiones de veintidós metros de lado y trece de altura, con dieciocho en las torres
Teja moruna
La galería y la escalera de piedra, que descansa sobre un arco de gran factura en el patio central, así como la portada de arco de medio punto de la fachada principal, fue construida con grandes dovelas de piedra. Una auténtica joya arquitectura del periodo en la Comunitat.
También son interesantes los ventanales góticos, aunque muchos no son originales. Los techos son simples, según la tradición del gótico valenciano. La cubierta del edificio está inclinada hacia el exterior y construida de teja moruna. El edificio, que tiene veintidós metros de lado y trece de altura (dieciocho en las torres), se halla en perfecto estado tras varias rehabilitaciones.
Rodeada de un huerto
En tiempos el castillo fue residencia. Un inmenso huerto rodeaba el palacete. Hoy en día se encuentran viviendas, sucursales de banco, parques infantiles e incluso más dependencias municipales. Y puntos de carga para los vehículos eléctricos de la Policía Local. Y solo un poco más al oeste la parada de metro, que se ve desde el palacio.
Uno se imagina este castillo como residencia nobiliaria rural de la Edad Media de carácter fortificado. Esa planta rectangular con cuatro torres sobre las esquina y un patio central son sin duda el orgullo de todo un pueblo con historia.
Fue en el siglo XIV cuando Berenguer de Codinats, Maestro Racional de la Corona, adquirió la alquería de Albalat. Entonces se le dio el nombre de Albalat de Codinats. Sin embargo, los elementos decorativos del palacio sitúan la obra avanzado el siglo XV, cuando Tomás Sorells Segarriga ya compró el señorío de Albalat.



















