Entrevista > Ángela Gimeno / Chef (València, 25-agosto-1994)
Brillante ganadora de la última edición de ‘MasterChef’, popular programa de TVE, la valenciana Ángela Gimeno reconoce que vive uno de sus mejores momentos vitales, cumpliendo el sueño de unificar sus dos pasiones, publicidad y gastronomía.
Aprendió de su abuela María, “una señora que tenía seis hijos y se pasaba toda la mañana preparando caldo de cocido”. Ángela fue su primera nieta, su ojito derecho, “me pasaba horas y horas con ella”.
“Cocinar lo tengo asociado a algo lento, a un momento de paz y felicidad”, resalta. En la actualidad, además de ser una de las propietarias de ‘Candela’, local de tapas del centro de Madrid, lleva un estudio creativo en el que asesora a marcas y organiza todo tipo de eventos.
¿En qué momento comenzaron a gustarte los fogones?
De pequeña era lo que más me gustaba hacer. Mi madre gestionaba un restaurante, llamado ‘La Tierra’ -próximo a Mestalla-, y disfrutaba estando ahí, empapándome.
Lo único que no me agradaba era que no podía verla los fines de semana, porque este tipo de negocios son muy sacrificados. Sentí rechazo a la cocina y supe que si te planteas trabajar en este sector debes tenerlo muy claro.
¿Y lo apartaste incluso de tu cabeza?
Durante un tiempo. Por eso estudié publicidad, también porque me apasiona el marketing, tanto como cocinar. Pasaron los años y descubrí que había otra manera de dedicarme a la cocina.
¿Cuándo te trasladas a Madrid?
En 2021. Llevaba a cabo las campañas de publicidad de una conocida firma tabacalera y decidí mudarme a la capital. Dos años después sopesé que debía darles vida a mis ideas, haciendo algo que me gustase, en lugar de trabajar para otros. Me apunté entonces a ‘MasterChef’.
«Poseo un punto diferencial y sé comunicarme bien mediante los platos, contar historias…»
Primero al casting.
Vi el anuncio en televisión y sentí que debía apuntarme porque estaba predestinada a ganar. Pasé todos los castings, que no son pocos y, pese a las dudas, sabía que era para mí. ¡Y vencí!
¿Tan claro lo tenías?
Era un pálpito, sin tener certeza de ganar, obviamente, porque no sabía si era mejor cocinera que los demás. Contó igualmente la manera cómo me expreso: poseo un punto diferencial y sé comunicarme bien mediante los platos, contar historias…
Después debía convencer de que mis cualidades culinarias, creativas y comunicativas eran las más adecuadas. Fue mi forma de conectar con el público, que desde casa no pueden probar las recetas.
¿Mantuviste una buena relación con el jurado?
Los tres (Jordi Cruz, Samantha Vallejo-Nágera y Pepe Rodríguez) son encantadores, carismáticos, tan divertidos como buenas personas. Jamás tuve un problema con ninguno, porque son más agradables de lo que muestra la pantalla.
«Los tres jurados del programa son encantadores, mucho más de lo que se ve en pantalla»
¿Y exigentes?
Como hay que ser para conseguir los objetivos. Si no hay exigencia no te esfuerzas, y no logras aprendizaje ni recompensa. Mostrarme el sacrificio que han tenido que hacer para llegar ahí me motivó a hacer lo mismo a mí. Son los mejores maestros.
Desvélanos alguna anécdota que no se vio.
El día antes de la final, una jornada tensa, llena de nervios, tenía un platillo con mantequilla y pimentón, para hacer un all i pebre, pero no me salía. María, que era mi contrincante en la final, me ayudó a elaborarla, pese a que se podía perjudicar ella misma.
Me demostró su calidad humana, que la cocina es generosidad, que debía ganar la mejor de las dos. La final fue increíble y mis compañeros tuvieron un comportamiento igual de inolvidable.
¿Qué menú preparaste para la final?
Uno inspirado en los aromas de València, en los recuerdos que tengo de ir a comprar con mi abuela o a comer a La Albufera. Recreé esos mismos olores en platos, por eso fue tan especial y diferente.
A lo largo del programa mi mejor plato fue unos raviolis con remolacha, rellenos de ricota, take y limón, acompañado de salsa de trompetas de la muerte y aceite de hinojo. Estaba para chuparse los dedos.
«Para cocinar debes saber preparar la base, que son unos buenos fondos y mucha paciencia»
¿No dista de la cocina que te enseñó tu abuela?
En realidad, para cocinar debes saber preparar la base, que son unos buenos fondos y mucha paciencia.
¿La celebración hizo justicia al triunfo?
Fue con mis amigos, en un local que me encanta, pero apenas dos horas. Me fui a casa, exhausta, donde me esperaba mi pareja (Amanda), que ese mismo día me había comprado un gatito.
También eres una de las propietarias de ‘Candela’.
El local que tiene muchísima historia en Madrid, durante años un punto de encuentro en la ciudad: por él han pasado todo tipo de personas, desde Camarón de la Isla hasta Alicia Keys.
Junto a otras personas nos hicimos con su propiedad y optamos no cambiarle el nombre, pero sí el interior -manteniendo su esencia- y la oferta gastronómica, convirtiéndolo ahora en un bar de tapas. Antes era un bar de copas.

















