Chimo Bayo / DJ y compositor
Un accidente de moto truncó la carrera profesional que Chimo Bayo (València, 25-octubre 1961) encontró en el motocrós, pero abrió la puerta a un destino inesperado: la música.
Desde entonces, su trayectoria como DJ y compositor ha sido una reinvención constante marcada por la intuición, la persistencia y la fuerza del destino, que terminó llevándolo mucho más lejos de lo que soñó. Se convirtió en lo que sigue siendo hoy, todo un referente después de más de treinta años de trabajo, que nació con la icónica etapa de la Ruta del Bakalao
La Ruta del Bakalao
Aproximadamente desde 1982 hasta 1996, miles de jóvenes se desplazaban de viernes a lunes sin interrupción en busca de una docena larga de discotecas en la provincia de València.
Todas las variedades musicales de la electrónica y la música de baile confluyeron en las manos de DJ legendarios como Chimo Bayo. Pero si había algo que caracterizase a ese icónico DJ era que fue uno de los primeros en empezar a interaccionar con el público. Algo que se fue incrementando con el tiempo.
Poco a poco, con su atrevimiento, va siendo reconocido en las mejores salas de València, llegando a la Arsenal de Oliva, lugar donde comenzaría a desarrollar el hábito de hablar por el micrófono, algo que le acompañaría de por vida, y que le dotaría de un carácter inconfundible, consagrando la figura del DJ como la auténtica estrella de la fiesta.
Reconocimiento
En 2023 debutó como actor en el largometraje ‘Que no acabe la nit’ interpretando a ‘El Holandes’, en 2024 recibió el Premio Nacional de la Música y las Artes en reconocimiento a toda su carrera, compartiendo evento con Serrat, Lola Herrera o Manuel Vicent.
A sus 64 años, Bayo no afloja el ritmo, ni piensa en retirarse mientras el cuerpo aguante, consciente de que su figura ha alcanzado una dimensión extraordinaria en la cultura popular, y que la gente no le olvida.
Su «hu ha» el «exta sí, exta no», y el “chiquitan chiquititan tan tan que tun pan pan que tun pan que tepe tepe”, siguen resonando, y no han quedado como una reliquia de los noventa, si no que siguen encendiendo festivales, fiestas de pueblo y sesiones nostálgicas.
«Aquello ya se desmadró y empezó a llegar demasiada gente»
Un accidente de moto a los dieciocho años te dejó sin salir de casa un año. ¿Ahí cambio tu vida?
Pasé un año prácticamente sin salir de casa… y después no he parado. Cuando me pongo en marcha, no hay quien me frene. Fui un chaval tranquilo; hasta los dieciocho apenas salía y escuchaba a Nino Bravo.
Y de repente mi vida cambió por completo, sabía que las motos, a las que me dedicaba profesionalmente, habían acabado para mí, y de repente surgió: ¿y por qué no dedicarme a la música? Y así empezó todo. Es importante transmitir a los jóvenes que en la vida siempre puedes reinventarte.
Tienes también una novela. ¿Es un reflejo de tu vida?
No. La hicimos en 2018, justo cuando falleció mi madre, y la publiqué entonces. No tiene nada que ver conmigo, es una historia de ficción. La novela se titula ‘No iba a salir y me lie’. Trata de unos amigos de más de cincuenta años que están en el entierro de un compañero, y deciden volver a vivir un día como cuando tenían veinticinco, de bares y buscando la felicidad.
Es una novela muy interesante, una búsqueda de la felicidad mezclada con locura. Pasa de todo, de todo lo que te puedas imaginar. No puedo contar más porque es muy kamikaze. Cuando la hicimos dudamos entre hacer algo suave o ir a lo bestia. Y yo dije, “vamos a lo bestia”, y más a lo bestia no puede ser.
Los años ochenta y noventa vuelven a estar de moda y la Ruta del Bakalao sigue siendo un referente. ¿Notas un reconocimiento especial reciente a tu trayectoria?
Muchísimo. Esta semana tengo tres entrevistas en televisión. La Sexta me está llamando para entrevistarme.
Creo que están dando una buena imagen de la Ruta gracias a mi trabajo, a la constancia y a las canciones, que han pasado a la historia. Hay una serie en Antena 3, ‘La Ruta’, y creo que la Ruta del Bakalao hace tiempo que pasó de ser un estigma para convertirse en cultura.
«Si alguien ha llevado a Valencia por el mundo he sido yo»
Sigues actuando sin parar. ¿Cómo gestionas el ritmo después de tantos años?
He trabajado muchísimo este año, es importante dar ejemplo a los jóvenes. Tengo actuaciones como DJ por toda España, ha sido un año maravilloso. La voz ahora la tengo resentida, porque en mis espectáculos canto, y después de navidad me tomaré un descanso porque ha sido un año muy intenso.
¿Adaptas tu música a las nuevas tendencias actuales?
Sí, muchísimo. Hemos hecho mezclas con Pablo Say y Derek Muller, que son muy jóvenes. Es muy bonito trabajar con gente joven, te da lo que a veces te falta cuando ya no lo eres, y además aprendes a estar en el momento. Trabajo con gente muy creativa, que coge una idea y la transforma.
¿Cómo son ahora tus sesiones?
Mi show siempre lleva muchas luces, ambiente de fiesta, nostalgia, baile y buen rollo. Un repertorio más centrado en mis clásicos emblemáticos, aunque también con música nueva.
Tengo un público muy variado: desde veteranos de mi época hasta jóvenes que quieren vivir un concierto con otro sabor.
Principio del formulario¿Cuándo te diste cuenta de que te estabas convirtiendo en un fenómeno de masas?
Creo que eso pasa cada día. Nunca he tenido la sensación de traspasar un límite de fama, a mí lo que me gusta es darlo todo en cada actuación. No creo que haya nadie que pueda decir que he actuado sin entregarme. Llevo 34 años de profesión, y eso dice mucho de una persona.
«Aún hoy la gente me ve por la calle y me dice: Chimoooo, hu ha»
Para la gente que no lo ha vivido, ¿cómo describirías desde dentro la esencia real de la Ruta del Bakalao?
Era la indumentaria de la gente, de cómo iban vestidos, de los pelos, de la música, de todo. Se escuchaba música que no se escuchaba en otros sitios. En ese momento, los que estábamos allí trabajando como DJ, hacíamos sesiones de ocho horas seguidas o más, pero las noches pasaban volando.
Lo veíamos todo como algo normal. Ahora, cuando lo ves de lejos, dices… bueno. Yo salía con gafas, con luces, con una indumentaria muy personal.
¿Cuál era el perfil del ‘bakalaero’?
Fue un movimiento social, espontáneo, en el que venía gente de toda España a ver música, a escucharla y a bailarla. Había gente muy especial, mucha cultura, te encontrabas abogados, rockeros, artistas de todo tipo, políticos, diseñadores etc. Quiero decir, que se mezclaban todos en una misma filosofía con mucha empatía y mucho respeto.
¿Ves el mismo respeto ahora?
Creo que ese respeto se transmite de generación en generación. Y cuando voy a actuar, la gente… no es solo por ellos, sino por lo que les han contado sus padres, y la manera de actuar de ellos es correcta.
Otra cosa es cuando entran otros estilos de música y otros lugares, ahí no te lo puedo contar, pero desde luego la gente que va a verme a mí, gente muy joven, siguen teniendo el mismo comportamiento respetuoso que antes.
«Es importante transmitir a los jóvenes que en la vida siempre puedes reinventarte»
¿Sigues teniendo relación con algunos DJ de aquella época? Erais los auténticos protagonistas.
Sí, por supuesto, con todos, vivimos una época genial y no puedo hablar mal de nadie. La figura del DJ era muy importante en aquella época. Lo que pasó es que cuando empecé a actuar y a cantar letras encima de canciones, ese momento fue la transición al DJ espectáculo.
Los DJ de Valencia ya eran espectaculares, pero cuando le añades a alguien que sale y empieza a cantar y a formar todo un espectáculo es cuando llega la evolución de la Ruta del Bakalao.
¿Tu éxito fue fruto de la innovación que aportaste?
Puede ser. Me compré la primera mesa con sampler, todo analógico. Claro, no tenía midi, no podías ponerlo a ritmo. Me subía a pinchar con una caja de ritmos, dos platos, el sampler, y no daba abasto. Pero esa intensidad me mantenía alerta en la cabina.
Me ponía mis trajes con luces, hacía malabares con los vinilos y los tiraba para meterlos a capón por el agujero del plato que es realmente mínimo. Lo piensas después y cuántos discos no podría haberme cargado, madre mía.
Y de repente sacas la canción ‘Así me gusta a mi’, y se lía parda…
Nació de una mezcla de espontaneidad, la cultura de ese momento de los noventa en Valencia y un deseo de crear un himno para una generación en éxtasis con ganas de pasarlo bien.
Las voces de la multitud que aparecen en el disco fueron grabadas en la propia discoteca El Templo, el 23 de marzo de 1991, y las mezclas se realizaron totalmente en analógico.
«En 34 años de profesión, jamás he subido a un escenario sin darlo todo»
Así nació tu famoso “hu ha”, que incluso tienes patentado.
Fue por casualidad en la canción ‘Así me gusta a mí’ como una forma de interactuar con el público y aumentar la energía en las pistas de baile. El éxito masivo de la canción hizo que el grito se convirtiera en una frase icónica, que la gente sigue repitiendo en cualquier parte.
En aquella época lo escuchaba incluso en los semáforos, y aún hoy la gente me ve por la calle y me dice “Chimoooo, hu ha”, y me encanta ver en lo que se ha convertido ese grito. Efectivamente lo tengo patentado, un vino lo tiene como marca, elaborado por las Bodegas Araez, y vamos a sacar un segundo vino con esa misma marca.
¿Los DJ erais quienes controlabais de alguna manera a la gente desde la cabina?
Sí, pero tampoco era necesario. Nunca veía a gente buscando follón, al contrario. Incluso luego cuando iba al after la gente se lo pasaba muy bien, muy felices todos. Tropezabas con alguien y se le caía la copa y todo era “eh, perdona, te invito a otra”.
De estar en la pista luego terminaban en la barra haciéndose amiguetes y quedando para la siguiente semana. Es una cosa extraña, pero si lo miras bien, solo había ganas de felicidad, de pasarlo bien y de no tener problemas.
¿Y por qué acabó aquel movimiento?
Porque la estrella que brilla con mucha luz, como dijo el autor de Blade Runner, dura menos. Aquello ya se desmadró, empezó a llegar demasiada gente y ya no era lo mismo. Tuvo su principio, pero también tuvo su fin.
También se intensificaron los controles policiales en las carreteras, multas más severas, poco a poco se fue difuminando, y acabaron cerrando las discotecas más emblemáticas. Duró lo que tuvo que durar.
«Hasta los dieciocho apenas salía, y escuchaba a Nino Bravo»
Mirando atrás, ¿algún recuerdo significativo?
Pues por ejemplo actuar en Japón, ante 55.000 personas, en el 93 y en el 94. Actué en el Tokio Domé, el estadio de béisbol de Tokio. Y luego me contrató una empresa para hacer ocho ciudades. Los japoneses conocían mis canciones, fue impresionante, estuve allí más de un mes.
Llevas muy a gala ser valenciano, y tienes incluso una canción dedicada a la paella.
Soy de Valencia. Nacido en La Cigüeña, una maternidad mítica de aquí. Estoy muy orgulloso de ser valenciano, y a esta tierra se lo debo todo. Si alguien ha llevado a Valencia por el mundo he sido yo.
La canción es una composición festiva, con ritmo y humor que se articula en torno a los elementos y procesos clave del ritual de cocinar una paella. La verdad es que fue un éxito total.
Creo que es un videoclip muy divertido, es un flash-forward, y es fantástico. La letra realmente fue fácil de hacer, porque le quisimos dar mucho fondo, pero al mismo tiempo muy divertida.
¿Qué te va a deparar el año 2026?
De momento, como te decía antes me voy a dar un pequeño descanso a principio de año y cogeremos fuerzas para nuevos proyectos de los que aún no te puedo hablar. Además, estoy preparando tres canciones nuevas que las estrenaremos cuando empecemos la nueva gira.
Os mando un saludo a todos desde el espacio exterior y os espero muy pronto, un gran ‘hu ha’ para todos.






















