Alba Rico Navarro / Actriz
A pesar de su extrema timidez, nos confiesa Alba Rico (Elda, 26-febrero-1989), desde pequeña mostró deseos de ser actriz, “jamás me planteé otra opción”, remarca. Así se lo expresó a su madre durante un concierto celebrado en Elche de ‘Bom Bom Chip’ (grupo infantil de los noventa): “¡quiero estar ahí!”.
Muchos años después, ya triunfando como Naty en ‘Violetta’, su madre le recordó que “sí, había estado ahí”. Más allá de esta popular serie, esta eldense ha aparecido en la película ‘Lope enamorado’ (2019), diversos cortos y remarcables obras de teatro como ‘Voluntad’ y ‘La Ira’.
Instalada en Madrid desde hace años, reconoce añorar muchísimo Elda, “tengo muy presente a mi pueblo”. Sin embargo, no paran de llegarle proyectos, también porque se atreve con todo: escribe, produce firmas de libros, aparece en videoclips…
El efecto Violetta
‘Violetta’ (2012) fue una serie musical argentina que transformó por completo a sus protagonistas, haciéndoles conocidos en todo el planeta, especialmente entre el público juvenil. Sus dos giras mundiales les permitió completar más de trescientos shows, con ‘sold out’ (sin entradas) en todas las ciudades.
“No podíamos prácticamente caminar por las calles, sobre todo en Buenos Aires”, rememora Alba, algo que sucedía a menor escala en otras ciudades. “A mis padres les tuvo que proteger la seguridad, después que les reconocieran los fans ¡en Polonia!”, dice con una sonrisa.
¿Por qué te hiciste actriz?
Creía que una vida sola no era suficiente, ¡quería vivir más! Cuando casi todos mis compañeros de clase sabían qué ser de mayor, yo anhelaba ser todo. Fui consciente de ello viendo las cintas de ‘Indiana Jones’ y ‘Stars Wars’, al comprobar que en ambas sagas actuaba Harrison Ford.
Pensé entonces que la única forma de serlo todo era convirtiéndome en actriz. De igual modo, mi abuela cantaba antología de la zarzuela con el grupo de tercera edad de Elda; tras salir del cole iba a verlos ensayar y me quedaba embobada mirándolos.
¿Dónde te formaste?
En la propia Elda, pero si hubiera podido habría sido en mi casa, pues era tan tímida… Apenas hablaba con nadie fuera de mi familia, me costaba horrores, aunque con todas mis fuerzas quería ser actriz y luchaba contra eso.
Con catorce años, mi madre quiso apuntarme al taller de teatro de la Concejalía de Cultura, gestionado en aquel momento por Clarisa Leal. Recuerdo que el primer día, viéndome tan callada, una sorprendida Clarisa me preguntó si quería quedarme, le respondí que no, que tenía deberes.
«De pequeña era muy tímida, pero anhelaba con todas mis fuerzas ser actriz y luchaba contra eso»
¿Perdiste tu primera oportunidad?
Un compañero de clase, Raúl Dolz, que también se había apuntado me dijo que me pasaba los deberes si me quedaba. Fue un gesto que jamás olvidaré: en la actualidad es mi mejor amigo.
El siguiente destino fue Murcia, donde me licencié en Arte Dramático. Escogí la capital murciana porque Madrid me parecía enorme, mucho, ¡y muy lejos!
¿Esa timidez la has minimizado?
Ha sido la mayor de mis luchas internas. Por suerte ahora ya no lo soy tanto, en Murcia me hice o me hicieron mayor (ríe), pero intento huir de los photocalls o los estrenos, porque ahí no interpreto, debo ser Alba.
¿Cómo surgió el papel en ‘Violetta’?
Porque era para mí. Estaba metida en numerosos proyectos, tantos que prefería dormir a comer. Para ‘Violetta’ andaban buscando a una actriz española que pareciera menor de edad sin serlo y mi amiga e igualmente actriz Verónica Bermúdez no dudó en recomendarme.
En aquel instante tenía ocho años más que Tini (Martina Stoessel), la protagonista de la serie, e inicialmente me dijeron que era demasiado mayor. No obstante, la directora de casting me pidió unas fotos y al ver mi cara aniñada me dijo “¿puedes venirte en una semana a Madrid?” Ni me lo pensé.
«Al principio me descartaron para el papel de ‘Violetta’ por ser demasiado mayor, hasta que vieron mi foto»
Era tu primer casting, de hecho.
Exacto, lo hice ¡en el salón de su casa!, y al salir le anuncié a mi madre “creo que me voy a Buenos Aires”. Solo sabía que se trataba de una serie de Disney Channel y que serían ocho meses de rodaje.
Pero no se pusieron en contacto en un mes y marché a Quito (Ecuador) para representar a España en el Festival de Escuelas de Arte Dramático. Allí el director de la escuela se acercó a mí y me preguntó qué iba a hacer tras finalizar los estudios.
No tenía otra opción que ‘Violetta’, a lo que me sugirió si no contaba con un Plan B. El proyecto argentino se había paralizado -no encontraban a la prota-, por eso no me llamaban, y gracias a ese retraso pude finalizar la carrera. De no ser así no sé si la hubiera podido acabar.
¿Hasta qué punto te cambió la vida?
De arriba a abajo. Me metí en un avión sin saber quién me recogería al otro lado del mundo, sin conocimiento dónde iba. Era 1 de agosto de 2011 y Buenos Aires me recibió con cero grados, porque era invierno en aquellas latitudes.
¿Esos ocho meses se convirtieron en…?
¡Siete años! El éxito fue tal que se renovó para dos temporadas más (ochenta capítulos cada una). Comenzamos a notar que por la calle nos paraban continuamente, nos reconocían; fue el principio de todo, porque ‘Violetta’ se dobló a once idiomas e hicimos dos giras mundiales, actuando en más de trescientos shows.
«’Violetta’ me cambió la vida, de arriba a abajo; me subí a un avión sin saber quién me recogería en Buenos Aires»
¿Has dicho trescientos?
Una auténtica locura. En Madrid, por ejemplo, llenamos seis WiZink Center -actual Movistar Arena- consecutivos.
¿La serie acabó o decidiste abandonarla?
Finalizó. No tenía miedo a que me encasillaran, porque sé el tipo de actriz que soy y ‘Violetta’ era una fase más de mi carrera. Le guardo muchísimo cariño, todavía hay quien me llama Naty por la calle, les contesto que soy Alba y les produce algo de vergüenza.
¿Volviste para instalarte en Madrid?
Estando en Buenos Aires vi el tráiler de la película ‘La novia’ (2015), protagonizada por Inma Cuesta, Álex García y Asier Etxeandia y dirigida por Paula Ortiz. Me dije que si este tipo de films se estaban rodando en España debía regresar a mi país.
A Paula le he comentado en diversas ocasiones que me volvió a cambiar la existencia, ya que dejé Argentina por ella. El gran sueño de ambas, ahora amigas, es trabajar juntas.
«La directora Paula Ortiz me volvió a cambiar la existencia, y el sueño de ambas es trabajar en un proyecto juntas»
¿Cuál fue tu siguiente proyecto?
Necesité volver a estudiar, pues sentí que llevaba mucho tiempo con el mismo personaje y una actuación similar, muy exagerada, muy comedia Disney. Precisaba despegarme, no para el público, sino para mí misma.
Hice un curso de interpretación, en la Escuela de Raquel Pérez, y me fueron surgiendo paulatinamente propuestas, como la película ‘Lope enamorado’ o diversas obras de teatro: ‘Voluntad’, en el Teatro Español, con Carolina Román como directora, o ‘La Ira’, de la que obtuvimos un destacado éxito durante tres temporadas.
¿Ahora te decantas más por el teatro?
Me gusta tanto como el audiovisual… Muchos actores necesitamos ambas cosas, especialmente los que tenemos una formación teatral.
En cine o series la mayor parte del trabajo es previo y luego debes conectar con la cámara, permite que el personaje evolucione mucho más. Por otro lado, sobre el escenario sientes mucha más adrenalina, estás cerca del público, aunque el personaje siempre es el mismo.
Llegó seguidamente la pandemia, ¿te cogió en Madrid?
En absoluto. Había marchado a Los Ángeles (Estados Unidos) para mejorar mi inglés, porque tenía previsto rodar una película en República Dominicana, hacía de cubana y debía hablar inglés con acento caribeño.
Al final el proyecto no se llegó a realizar, pero sí, la pandemia la pasé en California, en casa de un matrimonio amigo de mi familia.
«Durante los últimos años he descubierto aspectos nuevos, como producir firmas de libros, salir en videoclips, escribir…»
Por cierto, ¿Paula Ortiz por qué no contó contigo para ‘La virgen roja’?
No lo sé, pero insisto, pronto trabajaremos juntas, tengo plena certeza. Sí intentó que fuera la protagonista en ‘Across the river and into the trees’ (2022), una producción italiana, pero le dijeron que debía ser sí o sí una actriz transalpina.
Para mí Paula es la que mejor dirige en España, tanto hombres como mujeres, tiene un talento enorme.
¿Qué más has hecho en los últimos años?
Una serie web llamada ‘Cervecitas’, creada entre un grupo de amigos que funcionó realmente bien, o el corto ‘L@ Cita’, dirigida e interpretada por mi amiga Itziar Castro.
También he probado nuevas facetas, todo un descubrimiento, como escribir, producir y he trabajado en diversos videoclips, junto a Ángel Stanich o Carlos Right.
¿Y a día de hoy?
Estoy en un proyecto muy potente del que lamentablemente no puedo decir apenas nada. Solo que es una ficción audiovisual.
Sigo muy metida en las redes sociales, videoclips -como decía- y he comenzado a producir firmas de libros, para Penguin Random House, labor que me apasiona, acompañando a los mejores escritores. Realmente no paro, me considero una afortunada y decir eso siendo actriz en Madrid es un logro.
«Hace unos meses hice encantada la promoción de la nueva temporada del Elda Prestigio, el balonmano es mi deporte»
¿Echas de menos Elda?
Muchísimo, de vez en cuando necesito volver, es mi nido. Hace unos meses, en verano, hice encantada una promoción para la nueva temporada del Elda Prestigio.
Fue muy especial, porque el balonmano es mi placer culpable, es mi deporte preferido, me convierto en un hooligan cuando veo un partido de los Hispanos, la selección masculina. A las Guerreras no les grito, pero vibro mucho con ellas, con su pundonor.
¿Vienes mucho a nuestro municipio?
Siempre que puedo, en Navidades y vacaciones por supuesto, el AVE hasta Villena es una bendición. Han sido tantos años tan lejos que voy a Elda y es mi casa.
El año pasado estuve a punto de regresar, pero fue una crisis que me duró únicamente diez minutos, porque me fascina la vida que llevo en la capital, con tantas oportunidades laborales.
¿Qué representa Elda para ti?
Todo. Si no supiera que está Elda no soportaría Madrid. Quizás en un futuro vuelva, ahora me queda mucho por hacer en la gran ciudad.





















