Juan Antonio Martínez / Modisto
Con décadas de experiencia, especialmente en indumentaria festera y religiosa, el modisto Juan Antonio Martínez (Elche, 29-diciembre-1986) relata cómo influye la tradición textil alicantina en su trabajo diario y comparte sus aspiraciones profesionales más personales. Entre recuerdos familiares, encargos inesperados y sueños cumplidos, ofrece una mirada íntima a un oficio que mezcla devoción, técnica y elegancia.
Se confiesa creyente y devoto de la patrona, y el azar ha sido generoso al hacer coincidir su fecha de nacimiento con el día de la Venida de la Virgen. Ha sido el diseñador y modisto del nuevo manto de la Virgen de la Asunción Peregrina, que se añadirá a su ajuar, cumpliendo así uno de sus sueños.
¿Cómo nació tu vocación?
Empecé en segundo de la ESO, tendría unos trece o catorce años. Ya de pequeño cosía porque me gustaba. Vengo de familia de carniceros, no de costureros, pero a mis abuelas las veía ir a la modista y a mí me encantaba ver cómo trabajaban. Era una profesión que me gustaba desde niño.
A mi padre no le hacía ninguna gracia, pero un año me dijo “Si apruebas el curso, te llevo a una escuela de corte y confección”. Aprobé, me llevó ese verano y yo encantadísimo. Y cuando fue a pagar el mes a la directora, esta le dijo que debía continuar, que tenía grandes dotes en la costura, y por fin mi padre accedió.
«Está confeccionado en brocado y lleva doce colores»
¿De qué forma nació el proyecto del nuevo manto de la Virgen de la Asunción Peregrina?
Bueno, todo empezó hace un par de años. Me propusieron renovar el vestuario de los personajes de la Venida de la Virgen. Les dije que sí, que no había problema, ellos me daban los bocetos de lo que querían y yo me dedicaba a confeccionarlo.
El diseñador del boceto inicial se basó en la época y nos hemos acomodado a ello. Hay que tener en cuenta que las prendas deben valer para varias personas, no para una sola. Por ejemplo, en cantó solo hay uno el día 28 y 29, pero luego en colegios hay cinco cantos, así que los trajes tienen que rotar. Se cambiaron los colores y se adaptó un poco la estética.
¿Háblame del manto de la Virgen, como lo has confeccionado?
El manto que yo he hecho es para la Virgen de la Asunción Peregrina. Está confeccionado en brocado y lleva doce colores. El dibujo está basado en un cartonaje antiguo del siglo XVIII. Elegimos los tonos inspirándonos en lo antiguo: oro viejo, color hueso en lugar de blanco, y está forrado con tafetán.
¿Cuántas horas y cuántas manos hacen falta para un trabajo así?
Las manos han sido solo las mías. Respecto a horas, habré calculado unas trescientas. El manto lleva un 90-95% de trabajo manual, totalmente artesano.
«Empleé trescientas horas en realizar el manto»
¿Incluso el cosido?
Sí. Todo se prepara a mano: las costuras para casar los dibujos se cortan milimétricamente y se fijan a mano, y luego se pasan a máquina. En total, el manto lleva cinco o seis costuras hechas a máquina; lo demás, entretelas, forro, fleco y galón, está todo cosido a mano. Para hacer el conjunto de saya y manto han hecho falta unos quince metros de tela.
¿Se puede decir que la Virgen Peregrina lleva un nuevo ajuar de alta costura?
El término ‘alta costura’ está empleado erróneamente hoy. La verdadera alta costura debe confeccionarse en París. Es una denominación protegida, el taller debe estar allí, con un número concreto de trabajadores dados de alta, emplear solo materiales naturales, cumplir un mínimo de horas manuales y realizar dos desfiles en París. Son requisitos oficiales.
Entonces, ¿cómo llamamos a lo que tú haces?
Lo llamo costura artesanal. En mi placa del taller así lo pone.
«El dibujo está basado en un cartonaje antiguo del siglo XVIII»
¿Es tu trabajo más significativo?
También hice los ángeles del Araceli del Misteri, y para mí, que soy creyente y asuncionista, esos trabajos son muy importantes. Pero confeccionar el manto no me lo esperaba para nada, ha sido como un sueño hecho realidad.
¿A quién te gustaría vestir?
Mi ilusión sería vestir a la reina Sofía. Depende del evento, pero le pondría algo sobrio, elegante, en color carmín, que le sienta fenomenal. Para mí sería otro sueño. Después de vestir a la patrona… imagínate.
Y a un hombre, ¿a quién te gustaría vestir?
Al Rey Felipe. Tiene un porte maravilloso. No todos saben llevar un traje. A veces viene alguien y te pide un traje que no le corresponde. Yo no digo lo que hay que hacer, salvo que me lo pidan. Pero hay quienes quieren un diseño que no pueden llevar, y debo hacérselo entender y mostrarle lo que mejor le puede sentar.




















