En plena naturaleza, el Forat de Bèrnia es un tesoro oculto de la provincia de Alicante, ubicado a buen resguardo. Se trata de una especie de pasadizo moldeado tanto por el agua como por el viento que regala unas espectaculares vistas de la Sierra de Bèrnia.
Su acceso requiere de un espíritu aventurero, pero el premio es altamente satisfactorio, pues el enclave es majestuoso y podremos apreciar belleza en estado puro. El propio recorrido merece la pena, rodeado de abruptas montañas y vegetación.
Sin duda, cruzar el Forat de Bèrnia -túnel natural de unos quince o veinte metros de longitud- es una experiencia que pone a prueba todos nuestros sentidos. Atravesando la Sierra de Bernia, ofrece vistas a Benidorm, Altea, la Serra Gelada, el Puig Campana y el Mediterráneo.
Cómo y qué es
Geológicamente, el Forat de Bèrnia es una gran abertura que se ha ido formando a lo largo de miles de años por efecto de la erosión en una enorme pared rocosa. Se trata de un arco gigante, similar a un túnel que parece tallado a propósito en la montaña, a ochocientos metros de altitud.
La Sierra de Bèrnia, donde se sitúa, al igual que la vecina Sierra del Ferrer, componen un bonito entorno natural, catalogado como Paisaje Protegido por la Generalitat Valenciana debido a sus grandes valores ambientales y patrimoniales.
Se encuentra entre los términos municipales de Benissa, Calpe, Altea, Callosa d’en Sarrià y Xaló, haciendo frontera natural entre las comarcas alicantinas de la Marina Alta y la Marina Baja.
Es una gran abertura que se ha ido formando por efecto de la erosión en una enorme pared rocosa
La ruta
El camino más sencillo y corto para acceder al Forat de Bèrnia se inicia en Casas de Bèrnia, minúscula pedanía de Xaló. Al ser una ruta sumamente popular, la primera recomendación es evitar los fines de semana y días festivos, se acumulan los senderistas y quizás debas guardar turno para poder pasar al Forat, sin disfrutarlo de la misma forma.
Una buena opción es comenzar el trayecto por la cara norte de la sierra, mucho más verde y húmeda. Tras atravesar el Forat pasamos a la cara sur, más seca y con vistas a Benidorm, Altea y el Puig Campana. Ambas son impresionantes.
Opciones
En la primera, siguiendo el sendero PR-CV7, nos debemos dirigir hacia la Font de Bèrnia, un camino ancho y prácticamente llano. Desde la fuente la senda se empina hasta el Forat, superando un desnivel de unos trescientos metros y alguna zona de rocas en las que tendremos que ayudarnos de las manos.
No es una ruta excesivamente complicada, pero sí presenta terreno con cierta dificultad: requiere material adecuado y hábito de caminar por montaña.
Un segundo consejo es realizar la ruta circular completa, de hecho, lo recomendamos encarecidamente, pese que serán cuatro kilómetros más. Conocerás el Fort de Bèrnia, así como otros atractivos -como las pinturas rupestres de la Penya de la Ermita del Vicari- y panorámicas en una de las sierras más emblemáticas de Alicante.
Los senderistas y su paso incesante han provocado que la abertura se haya ido ensanchando poco a poco
El propio Forat
Ya en el Forat, enorme, como decíamos, señalar que hace unos años resultaba algo más difícil de atravesar. El incesante paso de senderistas ha provocado que la abertura estrecha -la que da a la cara norte- se haya ido ensanchando levemente.
Al principio deberás pasar en cuquillas, agachado, pero poco a poco el camino se va agrandando hasta terminar en una gran cueva o abrigo natural. Habrás llegado al Forat de Bèrnia tras cinco kilómetros -si no se hace la ruta completa- que se hacen en dos o tres horas, según el ritmo marcado.
Altea, Benidorm, Calpe…
Una vez finalizada la aventura, nada mejor que disfrutar de las localidades más cercanas. Digna de visitar es Altea, para muchos el municipio más bonito de la provincia; junto a sus casas blancas -de ahí el calificativo de Santorini alicantino-, imprescindible son la calle San Miguel y la Plaza de la Iglesia.
Asimismo, la Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo y el Mirador de los Cronistas, con vistas a los rascacielos de Benidorm y el Peñón de Ifach (Calpe). Siempre repleta de turistas, especialmente en los meses de verano, es obligatorio perderse por las callejuelas empedradas y las escalinatas de su casco antiguo.
En Benidorm, la Manhattan levantina, lo primero que sorprende es saber que era una pequeña villa pesquera en los años sesenta. Hoy de obligado conocimiento es el casco antiguo, que incluye la Iglesia de San Jaime y Santa Ana, además de diversas plazas, el Mirador de la Cruz y el Balcón del Mediterráneo.
Finalmente, de Calpe nos enamorarán sus playas, el mencionado Peñón de Ifach -otro ascenso que ensalzamos, pese a sus complicaciones-, Las Salinas, la Torre Molí del Morelló o el Torreón de ‘La Peça’. Pueblos próximos e igualmente visitables son Xàbia, Polop de la Marina, El Castell de Guadalest…


















