Aunque l’Alfàs del Pi se ha mantenido, afortunadamente, muy al margen de la depredación urbanística de las últimas décadas y, como consecuencia, sigue manteniendo buena parte de sus zonas naturales intactas, el cambio de usos del suelo y el impacto de la actividad humana en el entorno ha provocado, en no pocos espacios, la degradación de las mismas y, por lo tanto, el retroceso de la flora autóctona que durante siglos ha sido su principal habitante.
Entornos degradados
Con la sociedad siendo cada vez más consciente de la urgencia de actuar de forma rápida, decidida y planificada sobre el entorno, son muchas las administraciones que se han propuesto dar pasos firmes ya no sólo por reducir el impacto nocivo de muchos de nuestros hábitos diarios, sino también para recuperar entornos degradados y devolverles el esplendor y verdor que una vez tuvieron.
Por ello, y de forma paralela al despliegue de sus infraestructuras viarias para incentivar y facilitar el uso de medios de transporte alternativos al coche, l’Alfàs del Pi sigue trabajando por hacer que su gran joya natural, el Parc Natural de la Serra Gelada, no sea el único ‘pulmón’ verde del municipio. Para conseguirlo, inició hace tiempo una campaña de reforestación de espacios urbanos y semiurbanos que sigue en marcha, y que comienza a mostrar sus resultados más visibles.
En la última fase desarrollada de este plan se han plantado un centenar de ejemplares en distintos puntos del municipio
Reducción de emisiones
La última fase desarrollada de este plan, hasta el día de hoy, se llevó a cabo hace pocas semanas y consistió en la reforestación, con un centenar de árboles adultos, de los centros educativos y de la zona verde municipal de la Urbanización Finca l’Arc.
Como explica desde el ayuntamiento alfasino el concejal de Urbanismo de la ciudad, Toni Such, estas “actuaciones obedecen a una apuesta del equipo de gobierno por el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y la repoblación progresiva de diferentes zonas del municipio”. El mismo edil añade que “este plan tiene la clara intención de aumentar el número de árboles y zonas verdes en todo el territorio, y contribuir a la reducción del CO2 y mejora del aire de nuestro entorno”.
La Administración ha introducido, en buena parte de sus contrataciones, distintas cláusulas de carácter medioambiental
Precisamente, es el objetivo de la reducción de emisiones el que se trata de conseguir desde distintos frentes. Cabe recordar en este sentido que, además de estas distintas reforestaciones de zonas urbanas y semiurbanas y la ampliación de los viales destinados al uso de la bicicleta y otros medios de transporte alternativos, la administración local ha introducido, en buena parte de sus contrataciones externas, distintas cláusulas de carácter medioambiental destinadas a hacer de l’Alfàs del Pi un municipio más ‘verde’.
Normativas ‘verdes’
De hecho, el propio Toni Such reconoce que buena parte de la campaña de reforestación que se está llevando a cabo en todo el término municipal de l’Alfàs del Pi “son resultado de la medida de aplicar, en muchos de los contratos vigentes, determinadas condiciones especiales de ejecución de carácter medioambiental”.
El edil alfasino afirma que esta medida supone el “cumplimiento de la ley de Contratos” y que “el ayuntamiento de l´Alfàs del Pi acomete proyectos de reforestación con el objetivo de actuar como sumideros de carbono, con capacidad de absorción del CO2 atmosférico a escala local, por la lucha contra el Cambio Climático”.
Se ha optado por especies autóctonas con una gran resistencia a las condiciones climáticas de la zona
Especies autóctonas
A nivel técnico, una de las decisiones de mayor calado en este tipo de actuaciones radica, precisamente, en la elección del tipo de arbolado que se debe plantar en cada una de las zonas afectadas.
En este último caso, la operación de repoblación “ha plantado 25 unidades de morera, 50 algarrobos y 16 prunus en los centros escolares y en la zona verde municipal de la urbanización Finca l´Arc, especies que contribuyen a mejorar y aumentar la masa forestal y diversidad vegetal, a fin de preservar y aumentar la biodiversidad animal”, explica Such.
El edil ha añadido que, conforme a la decisión de los técnicos encargados de llevar a cabo este Plan de Reforestación, “se ha optado por plantar algarrobos porque la garrofera es un árbol autóctono, muy arraigado culturalmente en toda la zona del Levante, muy resistente a la sequía y con un potente sistema radicular, lo que le ayuda a captar más fácilmente el agua del subsuelo”.
Adaptados al clima
De esta forma, los ejemplares que ya han pasado a formar parte del paisaje urbano cumplen no sólo con ese objetivo ya descrito de absorber buena parte del CO2 generado a nivel local, sino que sus características les permiten una buena adaptación a una realidad en la que todos los modelos prevén un aumento de las temperaturas y una significativa disminución de las precipitaciones a lo largo de los próximos años.
Así, como explica Such, también se ha optado por “el árbol de morera, que es resistente igualmente a temperaturas extremas, a la sequía, y es conocido por ser un magnífico elemento ornamental en jardines, paseos y calles. Como también es ornamental el prunus, denominado como ciruelo rojo, un arbusto que destaca por su apariencia, que puede llegar a alcanzar los ocho metros”.