Entrevista > Paula Ribó (Rigoberta Bandini) / Cantante, dramaturga y actriz de doblaje (Barcelona, 30-abril-1990)
Rigoberta Bandini como música, Paula Ribó González en su vida cotidiana, es una artista barcelonesa que ya desde los siete años escribía sus propias canciones y doblaba a diferentes personajes en largometrajes como ‘El viaje de Chihiro’, ‘Brave’ o ‘Frozen’.
Es en el año 2020 cuando sus temas aparecen en Spotify, recibiendo una gran acogida. Con un estilo muy personal, sus canciones están repletas de mensajes con doble sentido, tonos melancólicos y estribillos alegres.
A la temprana edad de siete años ya debutaste como actriz de doblaje, poniendo la voz a Caillou. ¿Cómo recuerdas esos inicios?
Yo fui a ver a mi hermana, ella estaba haciendo de Spinelli en ‘La banda del patio’ y ese mundo me pareció muy divertido. No tenía vergüenza para pedir que me hicieran una prueba. Cuando me cogieron tuve la sensación de conseguir mi objetivo, pero no era consciente de que fuera relevante, pensaba que había mucha gente que doblaba a Caillou. Me hizo mucha ilusión.
«La voz se ha convertido siempre en mi instrumento de trabajo»
Al hacer esos doblajes, ¿tuviste la temprana sensación de tener una voz privilegiada? ¿Cómo empezaste a estudiarla y conocerla?
La voz se ha convertido siempre en mi instrumento de trabajo. A los catorce años le dije a mi madre de ir a clases de canto. Siempre lo había practicado pero quería saber cómo se hacía, no solo afinar. Empecé desde muy pequeña. Me iba con el uniforme de mi colegio al Rabal, que a mis padres en ese momento les preocupaba porque es un barrio muy intenso. Ahí ya empecé a notar que tenía que cuidar la voz.
Yo tengo formación musical, compongo desde la intuición, con guitarra o piano, inventándomelo todo. Cuando hago un acorde y suena bien, avanzo.
En 2010 creasteis el grupo musical The Mamzelles. ¿Era el momento de dedicarte a la música?
Por primera vez vi que lo que componía en mi cuarto podía gustarle a alguien. Me reuní con mis dos mejores amigas de ese momento y empezamos este proyecto, que nos dio muchas alegrías. Algunas canciones que había compuesto las presentamos a un concurso, gustaron, hicimos un disco… Y pensé que lo que había hecho podía ser profesional.
Se me abrió un mundo de posibilidades, porque estudié arte dramático y me explotó la creatividad. Durante estos diez años he experimentado todas las vertientes artísticas que me han interesado. En 2018 tuve una crisis, porque el teatro es un mundo muy precario, y me harté, para volver a mis inicios musicales y de doblaje. Fue la semilla de Rigoberta.
«Las épocas de cambio son un gran abono creativo»
Desde 2019 has lanzado tu carrera en solitario bajo el nombre de Rigoberta Bandini. ¿Qué te llevó a emprender ese camino?
Hubo una serie de rupturas en mi vida. No solo a nivel sentimental; también física y de espacio, al mudarme de casa. Las épocas de cambio son un gran abono creativo. Estaba en una época de introspección, con la meditación y la visualización. Entre eso y la música sentía que todo iba a ir bien y que debía seguir creando.
Componía muchísimo y se rebajó una ansiedad mía de pretender que los proyectos funcionen. Lanzar esas canciones solo me podía sumar. Hice un cambio de perspectiva. Desde que lancé la semilla de Rigoberta no he dejado de recibir frutos y me siento muy agradecida.
¿De dónde viene ese ‘alter ego’ de Rigoberta Bandini?
Fue una decisión espontánea. Estaba en el piso componiendo y tenía muchas canciones. Para guardarlas en una carpeta del ordenador me inventé este nombre. Luego me abrí un Instagram y empecé a probar cosas. A subir fotos en blanco y negro y crearme una estética, para que esa Rigoberta, que no tenía ni idea de quién era, existiera.
Al final llegué a un punto de no retorno, pero no lo pensé demasiado. El apellido es por las novelas de John Fante, un personaje que me fascinó mucho.
Tu estilo musical combina y fusiona diferentes sonidos y ritmos. ¿Cómo lo definirías?
Es un cóctel molotov de todo lo que me inspira. Lo que me provocan algunas canciones intento que lo hagan las mías. No soy muy fiel a ningún estilo; cuando estamos en el estudio buscamos y vemos el camino de la emoción. No soy extremadamente purista, soy muy ecléctica y voy evolucionando.
«Sería problemático si no tuviera nada que hacer más que ver cómo sube el ego»
¿Cómo estás digiriendo el reciente éxito de singles como ‘Perra’ o anteriormente ‘In Spain we call it soledad’?
Hace un año que empezó la ola de crecimiento y ha sido todo un curso de sorpresas, día tras día. En mi casa todo son gritos. Está siendo muy emocionante porque no deja de crecer. El hecho de que se vendan tan rápido las entradas de los conciertos te da mucha seguridad. La gente no solo te escucha sino que te da motivación para seguir.
A veces es complicado, lloro cuando en la gira tengo que estar tres noches separada de mi hijo. Me cuesta despegarme de él, es muy pequeñito. No me da tiempo de distraerme y mirarme al espejo. Sería problemático si no tuviera nada que hacer, más que ver cómo sube el ego.
¿Cómo será tu próximo concierto en Elche?
Queda mal decirlo, pero la gente conecta y se entrega muchísimo. En Elche seguro que es igual que en el resto de España. El público tiene la sensación de volar, de evadirse, después de tanto tiempo en casa.
Son conciertos emotivos y divertidos. Las personas bailan como pueden y la sensación es de una gran fiesta, sentados y con mascarilla.