Entrevista > José G. Hernández / Coordinador del campanario de la basílica de Santa María (Elche, 22-octubre-1978)
La torre del campanario de la basílica de Santa María guarda entre sus gruesos muros trazos de la historia de la ciudad. Por sus 170 escalones han subido incluso reyes para disfrutar del maravilloso mirador desde donde se divisa todo Elche, como Amadeo I de Saboya, que en 1871 quedó impresionado al observar desde arriba el gran palmeral ilicitano.
Esta estructura estuvo rematada en el siglo XVIII con un gran chapitel de madera en cuya cúspide se situó una veleta con forma de figura humana; fue destruido en un incendio fortuito en la Nochebuena de 1792, cuando el campanero subió lumbre para calentarse del frío vendaval que soplaba.
El campanero y su familia vivían en sus estancias, hay un total de cinco habitaciones, hasta que las campanas se mecanizaron, allá por 1936.
Reclamo turístico
La primera estancia cuenta con una vista interior de la basílica, además de imágenes antiguas de Elche. La segunda permite ver el exterior, en la tercera hay unos paneles explicativos -en distintos idiomas- sobre la historia del templo; en la cuarta están las campanas y, por último, en el ático se ubica el mirador, desde donde se lanza la palmera de la Virgen.
Desde allí, con una visión de cien kilómetros de distancia, no solo se puede ver toda la ciudad, sino el cordón de palmeras que la rodea, los pueblos cercanos y hasta la sierra de Bernia, que separa Altea de Calpe. Hace años, el campanario, que estaba en un estado ruinoso, fue rehabilitado y acondicionado como reclamo turístico.
Reforma necesaria
Lo primero que se hizo fue abrir una puerta de acceso desde el interior de la basílica hasta el campanario. La escalinata y el acceso a esta estructura estaban muy deteriorados.
Entonces solo se subía dos veces al año: para lanzar la palmera de la Virgen (13 de agosto) y para hacer lo mismo con la de San Ramón (31 de agosto). Fue una reforma muy necesaria; gracias a ella, hoy por hoy su visita es uno de los lugares escogidos por los turistas.
José G. Hernández es desde hace dieciocho años el responsable de la torre y del funcionamiento de sus campanas.
¿Son campanas con nombre propio?
Sí, salvo una todas tienen nombre y su propia historia. María de la Asunción y la campana ‘del Ayuno’ son de 1719. María Bárbara es la más reciente: se adquirió en 1984 y poco después se rajó y tuvo que ser refundida. La más antigua se llama Ave María y se adquirió en 1667. También disponemos de una matraca que se toca en Viernes y Sábado Santo.
¿Qué mantenimiento necesitan?
Al ser tan antiguas necesitan un mantenimiento especial. Una empresa técnica viene dos veces al año, les hace una revisión exhaustiva y comprueba si los volteos que se llevan a cabo y los toques diarios funcionan de forma correcta.
Estos instrumentos se dividen en tres partes: el badajo, que es el péndulo central que golpea su interior, la campana propiamente dicha y el yugo, que sirve para que coja inercia y que voltee.
«La más antigua se llama ‘Ave María’ y se adquirió en 1667»
¿Es cierto que las campanas tienen su propio lenguaje?
Sí. Por ejemplo, cuando hay una muerte suenan distintas, y diferencian si el entierro es de un hombre, una mujer o un niño. También nos anuncian con su volteo el inicio del Misteri, así como los momentos más importantes de su escenificación.
En época medieval alertaban para que los vecinos se resguardaran en el interior de las murallas ante cualquier peligro, para avisar de un incendio o cuando se preveían fuertes tormentas.
¿Tenéis muchos visitantes?
Durante todos los días, especialmente en verano, tenemos un goteo apreciable de visitantes. El 85 por ciento corresponde a turistas franceses.
Ingleses no hemos tenido ninguno por las restricciones de este país, y luego hay belgas, holandeses, algunos alemanes e italianos, y por supuesto también turismo nacional, sobre todo catalán y madrileño. Abrimos todos los días y solo se cobran dos euros a los adultos y uno a los niños.
«Las campanas se tocan diariamente de forma mecánica»
¿Qué uso se les da actualmente a las campanas?
Se tocan diariamente de forma mecánica, con un sistema que permite el golpeo con mazo y el volteo dependiendo del motivo por el que se hayan programado. ¡Incluso si se produjera la visita de un papa! También se puede realizar el giro manual para alguna ocasión extraordinaria.
En una ocasión hicimos un concierto manual organizado por el gremio de campaneros valencianos, que realizaron una serie de toques de campana que revivieron los del pasado, como el del alba o el de entrada a la muralla.
¿En qué zona del campanario se sitúan la palmera y el pirotécnico para el lanzamiento del 13 de agosto?
Empieza a instalarse el día antes de la Alborada. Se trata de una estructura metálica de grandes dimensiones, donde se colocan los más de 1.200 cohetes de dos metros de altura y una enorme carga explosiva.
La palmera está cubierta con una tela ignífuga hasta el momento del lanzamiento. Todos los artilugios están entrelazados con una sola mecha; el pirotécnico tiene el tiempo justo para prenderla y salir de allí.