Para hablar de Villena uno debe hablar de Soler. Nacido en 1905, es el humanista más prolífico que ha dado la ciudad. Su legado sigue latente gracias a los yacimientos arqueológicos que descubrió y documentó, con un minucioso trabajo que sigue siendo referencia entre las actuales generaciones de personal investigador.
Hijo de un abogado, mostró desde bien joven pasión por la cultura, ejerciendo además de colaborador en prensa local y como coordinador de un grupo de teatro.
Sobre José María Soler se ha dicho que se trató de un “adelantado a su tiempo”, cuando tal vez lo más justo sería afirmar que fue un sabio renacentista del siglo XX, por las múltiples ramas del conocimiento que durante su extensa carrera abrazó. Una labor muy alejada de la ultraespecialización con la que en tiempos presentes se pretende forjar a los pensadores del mañana.
Empezar de cero
Su trabajo en la oficina local de Correos no le libró de ser movilizado por el bando republicano durante la Guerra Civil. Fue enviado al frente en Valencia; más en concreto a Estivella, donde realizó labores postales. Tras el final de la contienda sufrió represión “por auxilio a la rebelión”, lo que supuso que fuera destituido de su plaza en Correos, llegando incluso a ser encarcelado durante un breve periodo de tiempo.
Fue tras ese ‘impasse’ en su vida cuando con más fuerza se centró en la labor investigadora. El encrespado ambiente provocado por el bando vencedor en la ciudad promovió múltiples salidas de Soler por los campos y montes próximos a Villena.
Allí descubrió y visitó numerosas cuevas del entorno, las cuales analizó de la forma que explicaban los libros de arqueología leídos en la biblioteca de su tío en Madrid. Tras ser expulsado de su puesto de trabajo tuvo que aprender contabilidad y dar clases para poder volver a trabajar en la ciudad.
Fue autodidacta, referente en arqueología y doctor ‘honoris causa’
Primeros hallazgos
Formado a sí mismo, y alimentado por su curiosa pasión lectora, realizó trabajos de campo en toda la comarca. Estas prospecciones le llevaron a descubrir el yacimiento de la cueva del Cochino, del Paleolítico Medio. Alentado por su éxito, después vendrían muchos más hallazgos, entre los que se encontraba el Cabezo Redondo.
Este yacimiento de la Edad del Bronce fue un verdadero centro comarcal, al encontrarse situado en una zona estratégica de paso junto a fértiles tierras próximas a la Laguna de Villena. Vinculado a la cultura argárica, estuvo habitado entre los años 1500 y 1000 a.C. Se le atribuye además uno de los mayores descubrimientos arqueológicos de su época: el Tesoro de Villena.
Fundador del museo
En 1957 Soler fundó el Museo Arqueológico como lugar de exposición para todos los materiales que había ido recopilando en sus investigaciones desde el año 1940.
El 1 de diciembre de 1963 supuso un antes y un después, ya que tras encontrar el Tesorillo en el yacimiento se halló una vasija cerámica en una rambla, a varios kilómetros de distancia, que contenía una colección de 59 piezas de oro, plata, hierro y ámbar de casi diez kilos de peso.
El hallazgo del Tesoro de Villena sigue siendo, hasta la fecha, el descubrimiento áureo de la Edad del Bronce más importante de la Península y el segundo de toda Europa, tras Micenas (Grecia). Por su magnitud tuvo repercusión en todo el país, y fue el propio Soler el que interponiéndose con su cuerpo -literalmente– consiguió que el Gobierno no se lo llevase a Madrid y pudiese ser conservado aquí para su exposición al público.
Descubrió más de 20 yacimientos arqueológicos en el Alto Vinalopó
Investigador multidisciplinar
En arqueología, Soler ha cosechado los más importantes reconocimientos de la comunidad investigadora, incluida la distinción como doctor ‘honoris causa’ por la Universidad de Alicante.
Sin embargo, no es menor la pasión cultivada por parte del maestro hacia la música. Cuenta en sus memorias José María que incluso durante su estancia en el frente frecuentaba una casa abandonada, para poder tocar el piano y amenizar la estancia de los que allí le acompañaban.
Autor de varios libros
La pasión mezclada con curiosidad dio como resultado la publicación de libros como ‘El polifonista Ambrosio Cotes’ o ‘El cancionero popular de Villena’, por el cual recibió el premio de Musicología que concede el CSIC. Obras ambas que ha vuelto a reeditar la Fundación José María Soler durante los últimos años.
Entre el resto de sus productos literarios hay que destacar el ‘Diccionario villenero’, donde el investigador recogió las variedades dialectales de nuestra lengua en Villena.
También publicó sobre historia, folklore, música y un particular diccionario
Maestro de maestros
El legado que dejó Soler no es solamente motivo de orgullo y admiración para la población local, sino que trasciende como figura clave de referencia en la arqueología. Gracias a los premios de Investigación e Iniciación a la Investigación que la Fundación José María Soler convoca cada año, su nombre y el de Villena se mantienen en primera línea desde hace casi tres décadas.
Son numerosos los actuales docentes que pasaron de pupilos a maestros analizando, con la calma y el temple que Soler les enseñó, las huellas que deja la historia en nuestra tierra.
Actualmente se mantienen investigaciones anuales en el Cabezo Redondo dirigidas por el profesor de la Universidad de Alicante Mauro Hernández, quien heredó de Soler esa pasión por el pasado que cada año nos explica un poco más el presente que vivimos.