Más de un tercio (36,4%) de los niños y adolescentes que cursaron sus estudios en modalidad online durante la pandemia mostraron altos niveles de ansiedad, el 32, 4% niveles medios y el 31 % presentó niveles bajos. Son los datos que se desprenden del estudio publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, titulado “Implicaciones del modelo de enseñanza online derivado de la situación de encierro de la Covid-19 para la ansiedad y el funcionamiento ejecutivo en niños y adolescentes españoles”. El estudio ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Alicante (UA), el Hospital Vithas Xanit Internacional y la Universidad de Málaga (UMA).
En cuanto al sexo, el estudio determina que los varones muestran mayores porcentajes de ansiedad media (34,6 %) y baja (31,8 %), en contraste con las mujeres, en las que los niveles altos aparecen en un 40 %. Con respecto a la edad, , el estudio observa que el grupo de 11 a 18 años muestra mayor puntuación en ansiedad baja que el de 6 a 10 años, lo que significa que el grupo con edades comprendidas entre 6 y 10 años han padecido niveles más altos de ansiedad que el grupo de 11 a 18 años.
En conclusión, señala uno de los autores del estudio, Ignasi Navarro del Departamento de Psicología Evolutiva y Didáctica de la Universidad de Alicante, “los niños, niñas y adolescentes que han sufrido aislamiento durante un periodo prolongado de tiempo han presentado rasgos medios y altos de ansiedad estado. Esta ansiedad general afecta a las funciones ejecutivas, es decir, al conjunto de aptitudes cognitivas que interceden en muchos procedimientos de la vida cotidiana, tanto en el ámbito de autorregulación cognitiva como emocional”. Esto se traduce en jóvenes irascibles, nerviosos, aburridos, desorganizados y con una importante pérdida de hábitos en general, tanto en el ámbito familiar como en el académico.
“Las datos del estudio deben interpretarse desde una mirada holística de la situación vivida durante la COIVD-19 y cómo ha afectado a los diferentes rangos de edad que componen nuestra sociedad”, indica el investigador de la UA. “Hay que tener en cuenta que tanto los niños y niñas en edad escolar, como los adolescentes, necesitan como herramienta básica para su desarrollo psicosocial el contacto con sus iguales. Por lo tanto, entender la gravedad de sustituir la presencialidad en las aulas por una docencia virtual o semipresencial, alejados de aquellos con los que comparten intereses, complicidades y que son fuente de desarrollo emocional, es fundamental para valorar los resultados del estudio. Partiendo de este punto, podemos imaginar que una situación de aislamiento social, afecta a nivel emocional a toda la población, pero especialmente a nuestra muestra de estudio: niños, niñas y jóvenes de 6 a 18 años”, explica Ignasi Navarro.
La importancia de los resultados reside principalmente en la toma de consciencia acerca de las consecuencias de privar de contacto social a determinados sectores de la población, con una mayor incidencia en la infancia y la juventud. “Durante la pandemia se ha demostrado que las escuelas, los institutos y las universidades han sido espacios seguros, no han sido focos de propagación de la enfermedad. Por lo tanto, es importante trabajar la concienciación de la población y la asunción de responsabilidades individuales como herramienta de lucha contra futuras pandemias, evitando a toda costa el aislamiento social y los perjuicios que de él se derivan”, añade Navarro.