El azul del mar Mediterráneo tiene en invierno un tono, si cabe, mucho más apetecible que en verano. Liberado, en la mayoría de los días, de esa bruma que emborrona la vista a causa de la evaporación de sus aguas en las jornadas más tórridas del año, la vista desde cualquier punto de las playas de Benidorm es envidiable.
Tanto como lo es la temperatura, que permite deambular por los paseos de Levante o Poniente sin más protección que unas mangas de camisa o, en el caso de los más frioleros, esa rebequita que toda madre recomienda llevar encima incluso aunque el termómetro alcance valores dignos del Valle de la Muerte.
«Nuestra estancia máxima es de 90 días. Después de ese tiempo debemos regresar a Reino Unido por otro periodo de tres meses antes de poder volver»
Cambio de modelo
En un día cualquiera de principios del mes de diciembre, Dave, Joy, Fred y Sue, cuatro veteranos turistas de Benidorm, dividen su tiempo en disfrutar del buen clima, charlar con otros ociosos visitantes, degustar alguna que otra cerveza en la amplia oferta de locales de la capital turística y, en definitiva, abandonarse al gozo de disponer de todo el tiempo libre del mundo en este paraíso invernal para los pensionistas europeos.
Sin embargo, en su caso, hace ya casi un año que esa última condición, la de europeos, no se puede aplicar y, por lo tanto, se enfrentan a un cambio radical en su modelo vacacional, que hasta 2021 había supuesto “estancias de entre ocho y nueve meses”, como ellos mismos explican, en Benidorm.
‘Brexiteers’ arrepentidos
El principio del fin de su idílica relación con Benidorm arrancó hace tiempo, el 23 de junio de 2016. Fue entonces cuando, siendo todavía Primer Ministro David Cameron, los británicos fueron llamados a las urnas para elegir entre dos opciones: remain (quedarse) o leave (marcharse). El referéndum lo ganaron los partidarios de la separación y comenzó un proceso, el Brexit, del que dos de nuestros protagonistas se confiesan cómplices y del que ahora sufren las consecuencias.
“Voté ‘leave’, pero no lo volvería a hacer. Me da igual lo que digan las encuestas, estoy seguro de que la mayoría de los británicos optarían por permanecer en la UE si tuvieran la oportunidad de volver a votar”, asegura uno de estos ‘brexiteers’ arrepentido. A la vez, reconoce que en aquel año 2016 quería “que Inglaterra volviera a ser Inglaterra. Parar la inmigración”, algo que, de alguna manera, choca teniendo en cuenta sus largas estancias en un país extranjero. Su huida de casi un año de duración de esa Inglaterra a la que quería salvar.
«Para quedarnos tendríamos que pedir la residencia y eso no lo vamos a hacer porque supondría sufrir la doble fiscalidad sobre nuestras pensiones»
Estancias maratonianas
Ellos son de Chesterfield, un municipio de casi 90.000 habitantes del condado de Derby; y de Leeds, la tercera ciudad más grande de Reino Unido con algo más de 800.000 almas y ubicada en la preciosa región de Yorkshire. Viven, o eso dicen, allí; pero lo cierto es que llevan años, tantos que no recuerdan “si son 20 o alguno más”, pasando entre ocho y nueve meses en Benidorm, por lo que, quizás, lo correcto sería decir que, en realidad, residían en la capital turística y pasaban sus vacaciones en sus ciudades de origen.
Ahora, Brexit mediante, sólo “podemos estar en España seis meses al año, pero no de forma consecutiva”, explican. Su realidad es que “nuestra estancia máxima es de 90 días. Después de ese tiempo debemos regresar a Reino Unido por otro periodo de tres meses antes de poder volver a España otros 90 días”.
“El día 18 de diciembre, como muy tarde, tenemos que estar de vuelta en Reino Unido”. Para entonces, habrán pasado esos 90 días que, de manera consecutiva, pueden pasar en la Unión Europea como turistas. En total, 180 días al año. Seis meses… apenas dos tercios de los que antiguamente dedicaban a disfrutar del sol, la gastronomía y los placeres hedonistas del mayor destino turístico para los británicos.
Piden la intervención del Gobierno de España porque «Boris no va a mover un dedo para solucionar este asunto, no le interesa»
Doble fiscalidad
Esa, claro, es su versión que, aunque cierta, no lo es del todo. En realidad, podrían permanecer en España por tiempo indefinido, pero para ello “tendríamos que pedir la residencia, y eso no lo vamos a hacer porque supondría sufrir la doble fiscalidad sobre nuestras pensiones”, las mismas que les aseguran un poder adquisitivo por encima de la media de los habitantes de este paraíso de sol asegurado en los meses más fríos del año.
Y ahí es donde este grupo de turistas se escuda a la hora de pedir que España mueva ficha y aporte algún tipo de solución para un colectivo que, a su entender, juega un papel fundamental en la economía nacional de un país que vive por y para el turismo.
«Voté a favor del Brexit para que Inglaterra volviera a ser Inglaterra, para parar la inmigración»
Desengañados con su gobierno
“Boris [Johnson] no va a mover un dedo para solucionar este asunto, no le interesa”, aseguran, pero consideran que España sí debería buscar una solución para ellos y los millones de compatriotas que desean mantener sus antiguos privilegios como ciudadanos de la Unión Europea en la era posbrexit.
Para justificarlo, tiran de números más o menos científicos. “Solemos gastar unos 1.500 euros al mes, una cantidad que las autoridades españolas deberían tener en cuenta. Somos muchos los turistas que optamos por este modelo de largas estancias y que, por lo tanto, generamos grandes ingresos al país” y, por ello, apelan a que España “ejerza presión para cambiar la actual normativa, que es una dictadura”.
«Solemos gastar unos 1.500 euros al mes, una cantidad que las autoridades españolas deberían tener en cuenta»
Se consideran contribuyentes
Nuestros cuatro protagonistas aseguran no ser conscientes de la problemática que supone para los municipios turísticos tener que dar servicios básicos a miles de habitantes que, sin embargo, no aparecen registrados en censo alguno; pero desde su punto de vista ese no es un problema capital ya que, de alguna manera, se consideran contribuyentes locales.
En su caso, viajan en autocaravana desde Reino Unido y durante sus estancias en Benidorm permanecen en uno de los muchos campings con los que cuenta la capital turística. Por ello, “pagamos por el uso de nuestra parcela, de la electricidad, del agua… y, por lo tanto, eso hace que generemos el flujo económico que permite que el propio camping pague sus impuestos”.
«Nosotros buscamos el sol. Nos gusta venir a Benidorm. Llevamos décadas haciéndolo, pero también iríamos a otro lugar en caso de que fuese legal»
La opción marroquí
Resulta curioso, incluso chocante, su animadversión a la perspectiva de tener que pasar los próximos tres meses en su país de origen, el mismo que, al menos los dos ‘brexiteers’ confesos, querían proteger a toda costa de cualquier influencia migratoria.
“Nosotros buscamos el sol. Nos gusta venir a Benidorm. Llevamos décadas haciéndolo, pero también iríamos a otro lugar en caso de que fuese legal poder hacer estancias más largas”, conceden. Una búsqueda del buen tiempo que les ha llevado a buscar todo resquicio legal para evitar su regreso a Reino Unido y que tuvo la respuesta en un país concreto: Marruecos.
La letra pequeña del Brexit permite a los ciudadanos británicos convalidar esos 90 días que deben permanecer en su país por estancias de igual duración, con visado de turistas, fuera del Espacio Schengen, algo para lo que nuestro vecino africano supone una solución ideal.
Afectados por la pandemia
Sin embargo, la llegada de la enésima ola de la pandemia coronavírica y, con ella, de nuevas restricciones de movimientos, ha provocado que la vía marroquí “sea imposible porque no se nos permite la entrada y, además, nos preocupa que, estando allí, se imponga una prohibición de viaje y no podamos salir en los plazos legales marcados”.
Mientras, apuran los rayos de sol y este verano invernal, arrancando hojas de un calendario en el que el 18 de diciembre aparece con una marca roja marcando el día de regreso y el inicio de una nueva cuenta atrás, la del tiempo que deberán permanecer en su país. “¿Si volveremos dentro de 90 días? Por supuesto que sí”.