Entrevista > Manuel Peñalver / Ciclista (Torrevieja, 10-diciembre-1998)
Con 23 años recién cumplidos -sopló las velas el pasado día 10 de diciembre-, Manolo Peñalver iniciará dentro de pocas semanas la que será su quinta temporada como ciclista profesional. Dio el salto de la mano del Trevigiani italiano y sólo un año más tarde recaló en el Burgos-BH, conjunto con el que ha renovado por una nueva temporada.
Peñalver es, al menos en términos del ciclismo español, un ‘rara avis’. En un país acostumbrado a dotar al pelotón internacional de escaladores y especialistas en grandes vueltas, el de Torrevieja destaca por su punta de velocidad en las llegadas masivas. Así le llegó, ya en su primer año, su primera y, por ahora, única victoria como profesional.
La ‘Classicissima’
Con el Burgos-BH convertido en casi un fijo en las invitaciones para la Vuelta a España, el jovencísimo corredor torrevejense sueña con debutar en una prueba de tres semanas, pero su camino, el que debe llevarle a la cima si tiene cualidades para ello, marca otro rumbo: las carreras de un día.
En esas es donde brilló el cántabro Óscar Freire, el tres veces campeón del mundo al que tanto admira y que también por tres veces se impuso en la misma carrera que Peñalver sueña con domar algún día: la Milán-Sanremo o, como la llaman los amantes del deporte del pedal, la ‘Classicissima’. No hace falta traducción.
El pasado 10 de diciembre cumplió usted 23 años y, pese a ello, va a iniciar la que será su quinta temporada como profesional. Cada vez dan el salto antes, con todo lo que ello implica. ¿Cómo ha gestionado todo eso?
Como sabes, hoy en día los equipos están apostando por gente muy joven. Quieren contar con nosotros y darnos una base para ir trabajando sobre ella. Lo hacen porque ven algo en esos jóvenes, piensan que tenemos futuro y nos dan la oportunidad de poder ir desarrollándonos.
«Los equipos están apostando por gente muy joven. Quieren contar con nosotros y darnos una base para ir trabajando sobre ella»
¿No les carga de excesiva presión?
Yo no he tenido ninguna presión. Estuve un año en el Trevigiani, conseguí mi primer triunfo como profesional, y eso me abrió las puertas del Burgos-BH, donde me he ido adaptando a la categoría. Cada año me han ayudado a trabajar y me han motivado en el sentido de que, como ya he conseguido un triunfo, sé que puedo ganar; pero no tengo la presión de la obligación de hacerlo.
Usted ganó, como ha dicho, en su primer año como profesional. Lo hizo en el Tour de China, una carrera muy desconocida aquí, pero donde batió a corredores del calibre de Juan Sebastián Molano (17 victorias como profesional) o Jakub Marezcko (44 triunfos). ¿Ese resultado no le ha llevado a autopresionarse en algún momento?
Es verdad que, aunque el equipo no lo haga, cada corredor, y más un sprinter, se mete un poco de presión. Has visto que has ganado y has podido meterte en unos cuantos top10 y eso hace que siempre quieras más. Pero es una presión que, sobre todo, va encaminada a trabajar y querer hacer las cosas bien.
Su debut con Burgos-BH, en 2019, llegó en la Volta a la Comunitat Valenciana que, además, salía de Orihuela, muy cerca de casa. ¿Cómo fue esa experiencia?
Así es. Era mi primera carrera en España como profesional. Es una carrera de mucho nivel y la verdad es que el hecho de salir desde Orihuela fue un factor que jugó un poco en mi contra. Los nervios de estar en casa y estar debutando ante mi gente hizo que estuviera bastante inquieto toda la vuelta. Fue una carrera que no salió como yo esperaba, pero me sirvió como adaptación y aprendizaje.
«Creo que el trabajo duro ha servido para tener un 2021 en el que me he mostrado como un corredor muy regular»
Es muy raro que el ciclismo español ‘fabrique’ sprinters como es su caso. ¿El velocista nace o se hace?
Naces con unas determinadas características. Al final, es tu genética y tu musculatura las que te hacen tener ese ‘push’ final. Luego, es verdad que tienes que trabajarlo y, en ese sentido, te vas haciendo.
Lo suyo fue llegar y besar el santo. Primer año y primera victoria. Luego, no ha podido repetir, aunque tuvo un muy buen final de 2021. ¿Su progresión va por el camino que tenía previsto?
Así es. Año a año he ido mejorando y reforzándome en mis puntos débiles. Creo que el trabajo duro ha servido para tener un 2021 en el que me he mostrado como un corredor muy regular. En cada carrera que he ido he estado en disposición de disputar el top10.
Es verdad que todavía falta dar ese pequeño paso adelante que me permita, de nuevo, estar consiguiendo victorias. Pero estoy satisfecho porque cada año he ido aumentando mi nivel.
«Si el equipo me da la oportunidad, me gustaría correr alguna competición en la pista»
Ahora que está tan de moda combinar disciplinas, ¿tiene intención de seguir haciendo algo de pista?
Si el equipo me da la oportunidad, sí es verdad que me gustaría correr alguna competición en la pista porque considero que es una disciplina que viene bien para mis cualidades como sprinter. Es algo que ayuda a mejorar la punta de velocidad.
Tiene usted la misma edad que Tadej Pogačar, ganador de los dos últimos Tour de Francia. Cuando piensa que le toca compartir generación con gente de ese calibre, ¿qué siente?
Siempre he dicho que no todos podemos ser Pogačar o Evenepoel. Cada ciclista tiene una edad para explotar y ellos lo han hecho muy pronto. Son superdotados de la naturaleza de los que salen muy pocos. Yo no me presiono porque sé que tarde o temprano a todos nos llega el momento en el que el cuerpo explota y eres capaz de sacar todo lo que llevas dentro. Sin prisa, las cosas van a salir.
En ese sentido, los sprinters, como ocurre con los clasicómanos, son corredores a los que ese momento dulce les llega con una edad algo más avanzada que a los vueltómanos o los escaladores. ¿Cuándo cree, en base a la progresión que lleva, que le llegará su momento?
Bueno, este año ya vamos a notar un nuevo salto de calidad y creo que daremos un importante paso adelante. Creo que será el siguiente, en 2023, cuando llegue ese momento de explotar y tenga el ‘push’ para poder pelear por triunfos importantes.
¿Quién es el corredor en el que siempre se ha mirado?
Siempre he dicho que mi referente ha sido Óscar Freire. No es que me vea reflejado, porque es muy difícil ser lo que ese corredor ha sido, pero sí que me ha gustado mucho. Además, es español y, como tú decías antes, de los pocos velocistas que hemos tenido.
«Este año ya vamos a notar un nuevo salto de calidad y creo que daremos un importante paso adelante»
Él, más que un sprinter puro, era un clasicómano con una gran punta de velocidad. ¿Es ahí donde usted también se ve?
Ya veremos. No se me dan mal. Este año he corrido casi todas las clásicas de la Copa de Francia y son pruebas que a un velocista no se le dan mal. Siempre me han gustado.
Óscar Freire era un ciclista extraordinario que, y siempre hizo gala de ello, preparaba sus picos dejándose llevar mucho por sus propias sensaciones. Hoy en día, la preparación ciclista es mucho más científica. ¿Es usted muy metódico o se deja llevar también por sus propias sensaciones?
Me considero muy profesional. Me gusta hacer las cosas al milímetro y siempre que se me mete en la cabeza un objetivo me gusta llegar lo mejor posible y hacerlo bien. El secreto es simple: trabajo, trabajo y trabajo. En mi caso, lo llevo todo muy medido y si te dicen que tienes que seguir una serie de pautas, lo tienes que hacer porque por algo te lo dicen.
Siendo sprinter, una de las primeras grandes citas que aparecen en el calendario será la Clásica de Almería (13 de febrero). ¿Puede ser un objetivo importante para usted?
Desde luego. Empiezo en el Tour de Arabia Saudí y de ahí pasaré a Almería. Es una carrera que me he marcado como un objetivo porque la he corrido dos veces y siempre me ha salido muy mal, así que me quiero quitar esa espinita. Es una carrera que se corre en casa, en España, y, como dices, es una gran oportunidad para los sprinters y me gustaría estar lo más arriba posible.
«A todos los ciclistas les ilusiona y motiva poder estar en una gran vuelta»
Así pues, este año no le veremos en la Volta a la Comunitat Valenciana.
No. De momento no la tengo en el calendario, pero las cosas todavía pueden cambiar. Sobre todo teniendo en cuenta la situación actual, cuando se pueden producir aplazamientos o suspensiones.
En principio, Burgos-BH debería ser uno de los equipos invitados a la próxima edición de la Vuelta a España. Aunque es una carrera que da pocas opciones a los velocistas, ¿sueña con el momento de debutar en una grande?
Al final, a todos los ciclistas les ilusiona y motiva poder estar en una gran vuelta. En una grande hay días para todos: escaladores, contrarrelojistas, sprinters… En mi caso, me encantaría poder entrar en el ocho de la Vuelta.
La Comunitat Valenciana es una tierra que ha dado importantes ciclistas a la historia de nuestro país. ¿Cómo ha sido su camino hasta llegar a la elite?
Yo empecé por mi padre. Él corría en su categoría y yo iba a verle a las carreras. Así, entré en la Escuela Ciclista de Torrevieja y competía por toda la provincia. Según fueron pasando los años, me fui metiendo en equipos más importantes y ampliando el calendario hasta que entré en el campo amateur y, tras hacer un buen año, me llegó la oportunidad de dar el salto a profesionales.
«Empecé por mi padre. Él corría en su categoría y yo iba a verle a las carreras»
Si le diesen la oportunidad de elegir una carrera donde triunfar, ¿cuál sería?
Más allá de un Mundial, que es algo con lo que todo el mundo sueña, creo que, como a cualquier clasicómano, me encantaría poder ganar una Milán-Sanremo.
¿Qué me dice de los Juegos Olímpicos?
¡Me encantaría poder estar en ellos! Es una competición que ha ido cogiendo cada vez más importancia en el mundo del ciclismo. Más allá de eso, estar en unos Juegos Olímpicos es algo muy especial para cualquier deportista.