Han hecho falta casi 80 años para la aparición de nuevos indicios sobre uno de los grandes crímenes sin resolver de la historia, el de Ana Frank y su familia.
Según una investigación, el notario judío Arnold van den Bergh habría sido quien reveló a los nazis la ubicación de la familia de Ana Frank, escondidos de las autoridades alemanas durante la Segunda Guerra Mundial.
Van den Bergh era miembro del Consejo Judío de Ámsterdam, por lo que tenía acceso a la lista de escondites de otras familias judías, entre ellos el de los Frank, y acabó entregando esa lista a los nazis a cambio de protección para su propia familia.
La principal prueba de la investigación, que se ha extendido durante cinco años y en la que el equipo internacional ha utilizado las últimas técnicas, es una copia de una carta anónima que el padre de Ana, Otto Frank, recibió en 1946.
La carta original, que es donde se menciona el nombre del notario, ha desaparecido, pero se ha encontrado una copia en los archivos de la ciudad de Ámsterdam.
El documento decía que los datos del refugio de su familia «fueron reportados a la Jüdische Auswanderung [oficina de emigración judía] por A. van den Bergh, que vivía entonces cerca del parque Vondelpark, en Ámsterdam. En dicha oficina de emigración tenían una lista completa de direcciones proporcionadas por él».
Por el momento se trata de una suposición porque no hay ADN ni otras pruebas que corroboren que realmente fue así.
Con todo, supone un giro en las hipótesis sobre las que trabajaron las investigaciones previas de 1948 y 1963, y es la conclusión a la que han llegado los veinte expertos que han trabajado en esta nueva investigación.