Entrevista > Francisco Javier Jover Maestre / Arqueólogo y primer director del Museo Dámaso Navarro (Petrer, 18-septiembre-1967)
Durante estas primeras semanas de 2022, el Museo Arqueológico y Etnográfico Dámaso Navarro está de doble celebración. En primer lugar, por los veinte años desde su reconocimiento oficial como museo por parte de la Conselleria de Cultura y Educación y, por otro, por los tres que acaba de cumplir en sus nuevas instalaciones.
Aunque abrió sus puertas en 1999 en el vetusto edificio de la Plaza de Baix, hoy Oficina de Turismo, no fue hasta el catorce de enero de 2002 cuando el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana publicó la resolución por la que se le otorgaba el reconocimiento autonómico, lo que en términos prácticos le sirvió para dar un enorme salto de calidad hacia adelante.
Levantando un museo
El primer director e impulsor de todo aquello fue el petrerí Javier Jover (2001-2007), que creó prácticamente de la nada una dinámica de trabajo con visitas, horarios y atención al público que hasta entonces no existía.
En sus manos, el museo adquirió otra dimensión, dotándolo de los medios necesarios para convertirlo en un lugar de interpretación, conservación y difusión del rico patrimonio de Petrer, que ha seguido enriqueciéndose con las sucesivas donaciones de vecinos de Petrer y con los últimos hallazgos que siguen emergiendo de las tripas del centro histórico.
«El Dámaso Navarro está entre los tres mejores museos a nivel local de la Comunidad Valenciana»
Un referente
Desde 2007 pilota la nave Fernando Tendero, quien ha sabido recoger todo ese legado y bajo cuyo mandato se han inaugurado las nuevas instalaciones que lo han hecho crecer hasta convertirlo en un referente museístico de toda la Comunidad Valenciana.
Recordamos aquellos comienzos con Javier Jover, actualmente profesor en la Universidad de Alicante, director del Instituto de Arqueología y Patrimonio Histórico y director científico del yacimiento de La Alcudia de Elche.
¿Qué tipo de museo te encontraste cuando llegaste al cargo de director aquel año de 2001?
Lo primero de lo que me di cuenta fue de que era necesario dotarlo de todo tipo de medios. No había conserje, ni ordenador, ni apenas condiciones para trabajar porque esto era básicamente una sala de exposiciones. Con la ayuda del Ayuntamiento iniciamos los trámites para cumplir con todos los criterios que establece la Generalitat para ser reconocidos como museo y aspirar a la obtención de subvenciones.
¿Cómo recuerdas esos primeros años de trabajo al frente de un museo que prácticamente había que poner en pie?
Estaba todo por hacer. Había que catalogar y organizar los fondos, montar paneles, dotarlo de una pequeña biblioteca, hacer seguimientos arqueológicos por el casco histórico, desarrollar las visitas turísticas por Petrer, regular los accesos de vehículos al castillo, e incluso restaurar, en la medida de lo posible, la colección etnográfica que se encontraba en malas condiciones. También desarrollamos y organizamos un conjunto de proyectos y exposiciones tanto en el museo como en los centros culturales locales.
«Cuando llegué al cargo de director estaba todo prácticamente por hacer»
El reconocimiento llegó en 2002 y fue el colofón a mucho trabajo, ¿cómo lo viviste?
Con mucha ilusión, sobre todo por parte de todas las personas que se integraban en torno al Grupo Arqueológico Dámaso Navarro, y un gran orgullo por que Petrer tuviera un museo de arqueología reconocido por la Generalitat.
¿Qué destacarías de los seis años de mandato bajo los que fuiste director?
Lo más importante para mí fue internamente, es decir, a nivel técnico. Con Urbanismo tuvimos desde el principio una sintonía magnífica, independientemente del partido político que gobernara. La ayuda que recibí del Ayuntamiento fue fundamental para lograr el objetivo de conservar el patrimonio de Petrer, y eso no algo no muy común en el ámbito en el que nos movemos.
Con los años, el museo siguió enriqueciéndose hasta llegar a 2019 con la inauguración de las nuevas instalaciones, ¿sientes envidia de no haber contado con algo así en tu época?
A nivel profesional, un poco por su actual director, Fernando Tendero (risas), una excelente persona a la que conozco desde hace años y que muestra una gran dedicación. No solo por lo que se ha conseguido, sino por todo el esfuerzo que se ha invertido en el desarrollo de un museo que antes apenas era conocido en ningún círculo, ni siquiera incluso entre los propios vecinos de Petrer.
A veces es necesario conocer el estado de otros museos de nuestras tierras para darse cuenta de lo que tenemos y aquí se ha conseguido mucho en muy poco tiempo. Las instalaciones son excelentes y muchas personas que vienen de fuera se quedan maravilladas, no solo por la estética, sino por el contenido. Hoy por hoy, el Dámaso Navarro es un referente y está entre los tres mejores museos a nivel local de la Comunidad Valenciana.
«La sintonía con el Ayuntamiento fue magnífica desde el principio»
El patrimonio local no ha dejado de crecer con las excavaciones que se están realizando en el centro histórico, que están sacando a la luz importantes vestigios arqueológicos.
Una de las labores que se ha venido realizando desde hace años ha sido la catalogación de todas las áreas arqueológicas que tiene Petrer y sabíamos, sobre todo por el descubrimiento del mosaico en 1975, de la presencia de una importante villa romana justamente ahí en esa zona.
Los mosaicos que ahora están apareciendo en las excavaciones son un conjunto muy importante para el ámbito del Vinalopó, porque son únicos, y la columna labrada descubierta muestra una edificación importante en este lugar, lo que pone de manifiesto que nuestro patrimonio y nuestra historia son sumamente ricos y fundamentales para explicar el devenir en estas tierras.
¿Se te quedó algo por hacer durante tus seis años al frente de la institución?
Siempre quedan cosas. Una de las principales batallas que tuve que librar fue pelear para conseguir más personal vinculado al museo, más gente con la que poder colaborar y desarrollar más proyectos. Tenía que llevar yo solo un montón de cosas: las exposiciones, la actividad diaria del museo o las visitas al castillo, que si cuentas con más ayuda puedes delegarlas y dedicarte a otras tareas.
Llegué a montar más de cien exposiciones en los años en los que estuve de director. Era muchísimo trabajo para una sola persona, pero al final se consiguió sacar adelante.