Dicen los expertos que existen tres tipos de soledad. La más filosófica de las tres, la existencial, alude a la experiencia íntima e individual de cada persona. Los psicólogos afirman que sentirla un poco es bueno para el alma y una parte ineludible de la vida humana.
También existe la soledad emocional, que surge de una falta de relaciones sociales o apego con otras personas y que se suele experimentar cuando se necesita a alguien que nos dé apoyo o nos escuche sin encontrarlo.
Por último, la soledad social surge cuando nos sentimos excluidos de un grupo social más grande y la forma de combatirla pasa por reiniciar relaciones con otros en otros ambientes o con otros círculos de personas.
Un problema creciente
Más allá de las definiciones profesionales, la soledad se ha convertido en una de las grandes lacras de la sociedad actual. Una situación que ciertos grupos, como las personas mayores, han visto aumentada en los últimos años debido a la pandemia.
Una realidad a la que no ayuda a poner solución el crecimiento de los núcleos urbanos y las ciudades, espacios cada vez más impersonales en los que las relaciones entre sus habitantes se diluyen en un día a día en el que las prisas y las obligaciones laborales dejan cada vez menos tiempo para conocer al vecino y preocuparse por sus circunstancias.
En España, como en todos los países occidentales, la soledad es la primera causa de exclusión social
Bancos de conversación en l’Albir
Existen, claro está, zonas comunes en todas nuestras ciudades. Parques, jardines y áreas de esparcimiento en los que sigue siendo posible socializar, pero incluso en esos casos, esa actividad ya no alcanza los grados de profundidad y cercanía que sí se conseguía -y se sigue manteniendo- en las poblaciones más pequeñas.
Con el fin de poner solución a este problema, el ayuntamiento de l’Alfàs del Pi y la asociación We Love Albir han creado, en el Paseo de las Estrellas de este último núcleo urbano, el proyecto ‘bancos de conversación’.
La iniciativa busca dar la posibilidad de conversar, de charlar o de intercambiar un momento de reflexión con el vecino o vecina de banco
Tan cerca, tan lejos
Como explican los impulsores de la iniciativa, “nuestros espacios urbanos o los naturales requieren de un mobiliario que nos ayude a vivirlos o a contemplarlos sin más”. Según explican, “en el Albir, en el Parc Natural de la Serra Gelada o en cualquier parque público, un banco ha sido el testigo de una cita clandestina, de un encuentro de amigos, de unas historias del pasado, de un momento de evasión con la mirada perdida, o tan sólo de un momento de descanso para las piernas”.
Por desgracia, “muchos de estos placeres, se están perdiendo debido a que los teléfonos móviles tienen la capacidad de permitirnos hablar de variadas formas con personas que no están junto a nosotros y muchas veces eso hace que se pierda ese momento de charla con quien tenemos al lado”.
Nuevas amistades
Ese ha sido el motivo principal por el que han puesto en marcha “la sencilla idea de instaurar la posibilidad de conversar, de charlar o de intercambiar un momento de reflexión con el vecino o vecina de banco y, tal vez, sumar una nueva amistad para futuras charlas”.
Para ello, “se han instalado dos bancos, denominados banco de la conversación, en el Paseo de las Estrellas del l’Albir que ya han sido convenientemente señalizados”.
Los dos bancos en los que será bienvenido ese intento de conversación están ya ubicados junto a la biblioplaya y en el entorno del Ancla, dos de las localizaciones más transitadas del frente litoral alfasino. Una idea que, “si resulta positiva podría extenderse a otros rincones del municipio”.
La falta de relaciones sociales empobrece muchísimo la vida de las personas y tiene consecuencias muy diversas
Sensación de seguridad
Y todo, porque en España, como en todos los países occidentales, la soledad es la primera causa de exclusión social, tal y como se refleja en un reciente estudio de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales.
Así mismo, según los datos que manejan en la Fundación La Caixa, el 20% de las personas entre 20 y 40 años tienen peligro de aislamiento social por soledad. Un estudio que refleja que “hay una soledad que empieza pronto, aguanta hasta los 65 años y que va aumentando considerablemente hasta los 80 y muy considerablemente a partir de esa edad”. Un dato muy preocupante, si tenemos en cuenta que en España hay más de 850.000 mayores de 80 años que viven solos.
Un fenómeno generalizado con consecuencias muy diversas. Hablamos de “cuestiones de seguridad, que te ocurra algo y nadie se entere, personas que necesitan algún tipo de apoyo y no lo van a tener… Pero, sobre todo, el tema emocional. Un tema gravísimo, que no se tiene en cuenta porque los otros son más fáciles de abordar, aunque la falta de relaciones empobrece muchísimo la vida de las personas”.