El río Turia llega sin caudal a València, pese a que la ciudad es conocida como ‘la ciudad del Turia’. Distintas administraciones (Ministerio, Diputación, Conselleria y municipios colindantes) trabajan en conjunto para mantener y mejorar una larga senda, que acompaña al Turia desde Villamarchante hasta el Parque de Cabecera del ‘cap i casal’.
Se trata de 27 hermosos kilómetros por los que deportistas, paseantes solitarios, parejas y familias transitan para disfrutar de la flora y fauna autóctona en un rincón natural que hermana multitud de localidades, y que desde su puesta en valor se conoce como Parque Natural del Turia.
València, Mislata y Quart de Poblet
El Parque Natural del Turia transcurre sin caudal en los términos de València, Mislata y Quart de Poblet. El tramo que lleva desde la capital y recorre Mislata se inicia en el Parque de Cabecera.
Una vez superado esta parte urbanita, el paseante aborda una pasarela que le permite sortear la hipertransitada V-30. Todavía sin caudal, el viejo cauce del río se ve flanqueado en lo alto por el denso tráfico de esa carretera, por lo que no resulta a estas alturas del Parque aún del todo agradable el paseo hasta dejar atrás el tramo de Quart de Poblet e iniciarse en terreno manisero.
Hasta un total de 19 pasarelas permiten ir pasando de un lado a otro del río
Manises
Desde la ciudad son éstos los kilómetros con menor flora (apenas fauna) de todo el paseo y con mayor presencia acústica del tráfico. Las cañas se multiplican por doquier una vez que el Turia recobra su caudal.
En el término de Manises las vistas incorporan ya la gama de tonos azules y el parque se ve acompañado por la vieja acequia de Moncada, cuyas aguas llegan hasta el Camp de Morvedre (Puzol), regando desde oeste a este los campos entre su trazado y el mar, una obra ancestral de ingeniería que tan sólo se rige por las curvas de nivel y la inclinación natural del terreno.
El tramo que bordea Manises hasta llegar a la autovía se antoja, además, el de mayor presencia de casuchas y asentamientos improvisados. Tablones, lonas y mobiliario abandonado conviven con otros restos de construcciones formando viviendas improvisadas cuyo único suministro energético descansa en la propia fuerza del río Turia.
De L’Horta al Camp del Túria
El último asentamiento se halla justo debajo de la autovía, marcando la frontera entre Manises y La Cañada y La Presa, urbanizaciones éstas pertenecientes a Paterna y Ribarroja, respectivamente.
En esas orillas dormita desde hace décadas el azud de la acequia de Moncada, que ha superado más de un incendio. Y en la ribera que da a La Cañada emerge la Casa Azud, legendaria vivienda ahora vallada y que en tiempos aprovechaban los veraneantes para ir a merendar en sus alrededores.
En contrapartida, al otro lado del río, se extiende ahora una zona de esparcimiento con bancos y juegos, al que acuden multitud de visitantes para pasar el domingo. En tiempos contemplaría esa vista desde uno de los miradores de La Cañada el mismísimo rey Alfonso XIII.
Los usuarios echan en falta puntos de agua potable y celeridad en la recogida de residuos
Pescadores y baños
No es de extrañar que a esta altura del Parque Fluvial los pescadores solitarios comiencen a dejarse ver. Con la llegada del buen tiempo fluyen las primeras zonas de baño en los remansos del río a la altura de La Presa, donde las viviendas llegan casi hasta el río, sólo que a mucha mayor altura.
Algunos deportistas aprovechan esta proximidad para detenerse a almorzar en algunos de los locales de esta tranquila y pequeña urbanización, como por ejemplo en Casa Concha. Hay que señalar que el tramo correspondiente ya a los municipios del Camp del Túria destila un mayor carácter familiar, con multitud de paseantes, a diferencia del tramo de l’Horta donde priman los deportistas.
La señalítica al borde del camino nos recuerda a cada kilómetro en qué punto numérico nos hallamos. A estos pequeños hitos en el linde de la senda le acompañan, de tanto en tanto, algunas explicaciones sobre la flora y fauna del lugar, cartelería en madera que resulta de utilidad para un recorrido que alterna los lados del río mediante 19 pasarelas en madera que casan bien con el paisaje hasta Villamarchante, finalización de esta interesante propuesta de esparcimiento.
Los ‘debes’ del Parque
Pese a que el camino suele estar muy bien acondicionado durante todo el año aún presenta ciertas carencias, como la falta de poda y limpieza en unos cañares que hacen difícilmente transitables (e incluso peligrosos) ciertos tramos.
El paseante también añora mayor presencia de papeleras, así como celeridad en el vaciado de las mismas, pues muchas semanas se amontan los restos ofreciendo una imagen de abandono más allá de los problemas de salubridad. Esto es especialmente grave en los aledaños del Azud.
Los puntos de agua continúan siendo un deseo para paseantes y deportistas, ya que hay tramos donde la fuente de agua potable más próxima se halla a un par de kilómetros.
En las faldas de La Cañada emerge la Casa Azud; zona de pesca, baño y esparcimiento
Soluciones en marcha
Se ha encargado un proyecto técnico a la empresa pública de gestión medioambiental, Vaersa, que contempla el mantenimiento de los 19 puentes existentes en el Parque Fluvial, una nueva señalética para el enclave natural, así como una adecuación de los engarces que unen los puentes con el camino.
Es la primera intervención integral que se realiza desde que en 2007 se iniciaran las obras del conjunto del parque fluvial. También se destinarán 1.296.000 euros para la eliminación de la caña invasora (Arundo Donax) y la repoblación con especies autóctonas de ribera en los municipios de Ribarroja, Manises, Paterna, Pedralba y Villamarchante.
Peligro con los ciclistas
La elevada velocidad de ciertos ciclistas se ha convertido en un problema de seguridad para el resto de usuarios, por lo que se estudia, a falta de civismo, reclamar presencia de la policía autonómica en el entorno del parque.
Asimismo, se pretende crear una red de voluntariado destinado a concienciar de las buenas prácticas y la protección del medio ambiente en el Turia. Finalmente, se está tramitando un proyecto que posibilitará la conexión a lo largo de 13 kilómetros entre Villamarchante y Pedralba por el camino natural Turia-Cabriel, que enlazará también Bugarra, Gestalgar y Chuilla hasta Cuenca.