La Olimpiadas de Barcelona. La Expo de Sevilla. Madrid Capital Europea de la Cultura. Los conciertos de U2, Pearl Jam, Nirvana y Dire Straits… Relegada históricamente a la cola de los países europeos, en 1992 España disfrutaba por fin de la tan ansiada modernidad. La prensa internacional se refería a nosotros como “los nuevos alemanes del sur”; y en ese contexto de euforia colectiva, la llegada del tren de Alta Velocidad suponía la guinda de una incipiente Marca España.
“Lo que más me impactó la primera vez que monté en Ave fue la brevedad del viaje. También el diseño del tren, el confort de los vagones y la forma de embarque, tan diferente a lo acostumbrado. Todo era moderno, todo era novedoso. Todo indicaba que estábamos entrando en una nueva era para el ferrocarril en España”, recuerda Francisco Polo Muriel, director del Museo del Ferrocarril de Madrid, de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
30 años después de aquel primer servicio de Alta Velocidad, el tren es el principal modo de transporte colectivo elegido en la península para trayectos de Larga Distancia. Este hecho tiene implicaciones en el sector industrial y ferroviario español, todo un referente mundial; en el sector turístico, donde España es potencia; y en una economía baja en carbono. Además, cualidades como la seguridad, la fiabilidad y la puntualidad de la Alta Velocidad son valores añadidos que nada tienen que ver con lo que el ferrocarril ofrecía al inicio de la última década del siglo pasado. Tanto es así, que casi 470 millones de viajeros han utilizado la Alta Velocidad en España desde 1992.
“En 1992 se hablaba del Ave como ‘un avión a ras de tierra’. Para borrar esa idea del ferrocarril como un sistema antiguo, ineficaz e impuntual, Renfe diseñó un innovador concepto y logró modificar la percepción del ferrocarril desde un solo producto: el Ave”, dice Ángeles Táuler, subdirectora de Estrategia e Innovación de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
Aquel nuevo tren hacía realidad un programa simbólico muy apetecible: amplitud, posibilidad de moverse por el interior del vagón, rapidez, puntualidad, confort… “El tren de Alta Velocidad se convirtió en una referencia de prestigio”, continúa la experta. “En las clases Club y Preferente se servía la comida en el asiento, se entregaba el periódico y se obsequiaba con atenciones. Eran prestaciones asimiladas del avión. La velocidad era un factor decisivo, sí. Como también las connotaciones de estatus asociadas al uso del Ave”.
Avant, Alvia y la llegada del Avlo
“Todos los pueblos tienen su encanto, pero la verde vía que incluye las cataratas del Huéznar y el Cerro del Hierro es el principal reclamo”, resalta Conde. La antigua línea ferroviaria que unía el puerto de Sevilla con las minas del Cerro del Hierro se ha recuperado para que los caminantes disfruten de una vía de dificultad media de unas cuatro horas de duración a pie. También se puede hacer pedaleando.
Paisajes de monte mediterráneo adornan los casi 20 kilómetros por el valle del río Huéznar. El sendero está salpicado por antiguas instalaciones ferroviarias y en el único túnel de toda esta vía verde, a la entrada al municipio de San Nicolás del Puerto, todavía se puede ver el hollín de las locomotoras en el techo. Cerca de allí se sitúan unos saltos de aguas que conforman las Cascadas del Huéznar. Este conjunto de toboganes y cortinas de roca no es la única joya geológica del camino. El itinerario termina (si se realiza desde la estación de tren Cazalla-Constantina) en el Cerro del Hierro, un paraje kárstico denominado Monumento Natural de Andalucía. Esta antigua explotación minera al aire libre, cuya actividad se inició en época romana, es punto de encuentro para los amantes de la escalada y la espeleología.
De línea a red
El servicio de Alta Velocidad empezó con seis circulaciones diaria por sentido. Hoy cada día se producen en España 331 circulaciones de trenes de Alta Velocidad, de los cuales 158 son Ave. La red que se inauguró con 471 km alcanza hoy los 3.726 km, convirtiéndose en el trazado de Alta Velocidad más largo de toda Europa. Renfe sigue incorporando nuevos destinos: Galicia ha sido el último. En tres décadas, aquella primera línea Madrid-Sevilla ha dado paso a una red con 13 líneas jalonadas por 40 ciudades Ave (a las que hay que sumar 18 ciudades Alvia). El calado social suma y sigue, y hoy más del 70 % de la población española cuenta con servicios de Alta Velocidad de Renfe.
Pero si la frecuencia de trenes y la extensión de la red han ido a más, los precios han ido a menos: en 1992 las tarifas más económicas –en las horas valle– eran 6.000 pesetas en Clase Turista (36 euros de hoy); 8.400 (50 euros) en Preferente; y 11.200 (67 euros) en Club. En las horas punta el arco iba desde las 8.400 a las 16.500 pesetas (de 50 a 99 euros). Hoy el sistema de precios dinámicos Renfe permite viajar en Ave entre Madrid y Sevilla desde 20 euros.
Los 18 trenes de Alta Velocidad que componían la flota inicial se han multiplicado hasta sumar hoy 229 vehículos, conformando una de las flotas más modernas y versátiles de Europa. En ella conviven trenes diseñados para circular por vías de ancho internacional (llamado UIC, o Alta Velocidad en España) con trenes de ancho convencional o peninsular.
Más veloces que Francia y Japón
Pero si algo ha cambiado de verdad es la velocidad. Y con ella, el tiempo de los viajes. A finales de los años 80, recorrer en tren los 529 km que separan Madrid de Sevilla suponía seis horas y un minuto. Hoy ese trayecto se consuma en dos horas y 23 minutos. La velocidad comercial media en España se sitúa hoy en 222 km/h, superior a la de Japón (218 km/h) y Francia (216 km/h), según Adif.
Especialistas en impacto ambiental recuerdan que “hay alicientes incuestionables a favor, como su eficiencia, sostenibilidad y menor impacto en la huella ecológica frente a otros medios de transporte”. La apuesta por trenes de última generación, mantenimiento óptimo, energías certificadas y compromiso con estudios de cara a preservar los espacios frágiles y de valor natural sensibles a los trazados son exigencias que se asumen cada día. Además, prestaciones como el wifi a bordo, la plataforma PlayRenfe con contenidos a la carta y los coches En silencio –que ofrecen la posibilidad de viajar sin el sonido de los teléfonos– sitúan el Ave a la vanguardia de la conectividad y el confort. Rapidez, puntualidad, comodidad y todo un horizonte de posibilidades a una velocidad media de 222 km/h.