Formentera del Segura, municipio fundamentalmente agrario (se llamó Fumentaria, literalmente ‘tierra de trigo’), de campos donde también se obtiene buena miel, hinca su vivir en un fuerte poso histórico. Pero histórico de pequeños hechos, del día a día de familias (muchas de ellas, por cierto, británicas) que han ido encontrando en el municipio su tierra de promisión.
Sobre ello giran en el fondo sus fiestas patronales dedicadas, a últimos de este mes, a la Purísima Concepción. Pasado y, al tiempo, integración.
Parte integradora
Lo del pasado entra obviamente por unas celebraciones fuertemente imbricadas en las comunidades de sustrato agrario. La parte integradora, en una localidad con mayoría de población foránea en los 4.337 habitantes registrados en el censo de 2021, viene porque estos festejos se integran en realidad en lo que se conoce como el Mayo Activo, que incluyen desde actuaciones de jazz hasta una feria de sevillanas, sin dejarse fuera, por supuesto, a una gastronomía local lógicamente de condumio huertano.
Desde 1693 se registra aquí el culto a la Inmaculada
Historia y devoción
En la estatua frente al ayuntamiento, una placa señala: “En honor a nuestros mayores, hombres y mujeres que con su esfuerzo tanto hicieron por este pueblo. Frumentaria 1730 Formentera del Segura 4-mayo-2003”.
Una ofrenda a quienes en cierta manera sembraron una población de origen agareno y que pasó por diferentes manos de la nobleza, hasta recalar en las de Joaquín María de Rojas y Canicia de Franchi, Señor de Beniàsmet de l’Arcada (estaba en Cocentaina, hoy es partida) y Formentera del Segura.
Segregada de Orihuela de Segura en 1731, cabe inferir que el culto a la Purísima o Inmaculada Concepción le llegase desde la misma entrada de este en el Levante, bien que su iglesia del mismo nombre, de estilo fabril, con torre-campanario de ladrillo, procede de la reconstrucción de 1840, tras el devastador terremoto de 1829 que se cebó con la Vega Baja del Segura. No obstante, sabemos que hubo, por supuesto, una anterior y ahí ya disponemos de una clave.
La iglesia actual fue reconstruida tras el terremoto de 1829
Dogmas de fe
Si de la original de 1594 apenas sí existe hoy el rastro de la memoria, desde 1693 se sabe que ésta se dedica al culto de la ‘Purísima Concepción de María Santísima’. El dogma de fe, desde 1854, de la Inmaculada Concepción, según aportan legajos y cronicones, se introduce a mediados de la Plena Edad Media (siglos XI al XIII). El caso es que durante el XII, el llamado Siglo del Feudalismo, la religión católica pugna por convertirse en el eje sociopolítico de Occidente.
Los dogmas de fe (existe un solo Dios, uno, trino y eterno; la virginidad de la madre de Cristo…), aunque por la fecha algunos no sean todavía tales de forma oficial, se convertirán en punta de lanza para ello.
Los cultos locales precristianos irán siendo sustituidos por las devociones cristianas (en muchos casos, mediante los recursos a los santos), donde la veneración a María acaba por protagonizar muchas de estas. Y al frente, precisamente el de la Inmaculada Concepción.
Son fiestas integradoras en una población multicultural
Peculiaridades de una fiesta
Tradicionalmente, como en otras localidades de la provincia, por ejemplo Torrevieja o Altea la Vella, se la agasaja a la Inmaculada o Purísima Concepción el 8 de diciembre, cuando el papa Pío IX (1792-1878) decreta la correspondiente bula que oficializa el dogma correspondiente.
Pero hay excepciones y peculiaridades, que suelen coincidir con mayo, ‘el mes de las flores’, proporcionándole a la festividad ese pespunte de ánima agraria a la conmemoración. Pero también pueden darse otras razones.
Inicialmente, al independizarse el 20 de mayo de 1693 la parroquia formenterense de la guardamarenca, pasa a encontrarse, primero, bajo la advocación de San Miguel Arcángel y no mucho después de la Purísima Concepción.
En todo caso, desde Formentera del Segura se acabó por abrazar con fervor esta peculiaridad, que ya cuenta con la suficiente solera como para pasar a las otras particularidades de estos festejos, como que en el fondo formen parte de un ciclo festero que dura casi un mes.
Bicicletas, música y gastronomía
Cuando desde las informaciones institucionales se habla de “misa, ofrenda de flores, procesión, verbena y actividades infantiles”, o de que estos actos se complementan todos los años con toda una serie de manifestaciones deportivas, históricas y culturales (teatro, manualidades, etc.), suele obviarse que hablamos de todo un mes, Mayo Activo, y que en una comunidad con vecindario hoy multicultural qué menos que contar con ofertas como el Formenjazz o la Feria de Sevillanas. Se trata de lograr unas fiestas lo más participativas posibles.
Así, contamos también con ciclismo (el popular Día de la Bici), teatro, actividades infantiles, más música, talleres culturales y gastronomía, en tierra de cocido con pelotas y pavica de corral, sin olvidarse de nuevas creatividades basadas en la huerta.
Pero si hay una actividad que une y al tiempo explica es esa ruta nocturna por la huerta. Unos campos que sembraron nuestros mayores, ahora sus descendientes, y que todos los años se lo agradecen a su patrona, quizá como desde muy antaño.