Poca gente sabe que el primer submarino de la historia se probó en el Puerto de Alicante. Puede sonar a broma, pero fue un riojano llamado Cosme García quien inventó el primer “barco-pez”, como él mismo lo llamaba, y eligió nuestros muelles para realizar la primera inmersión en 1860.
Sin embargo aquel revolucionario invento no llamó la atención de la reina Isabel II y los políticos españoles rechazaron invertir en su fabricación en serie. Una falta de miras evidente, pues solo unas décadas después el ejército español compraría varias decenas de submarinos a Estados Unidos.
Aquel barco-pez de Cosme acabó hundido en el Mediterráneo y nunca más se supo. Pero curiosamente algún tiempo más tarde nuestro litoral se convirtió en un escenario de batallas submarinas. Porque a pesar de que España se mantuvo oficialmente neutral durante las dos guerras mundiales, lo cierto es que todos los bandos violaron constantemente nuestras aguas territoriales para atacarse mutuamente.
Los submarinos alemanes hundieron barcos británicos y franceses cerca de Tabarca en la I Guerra Mundial
Primera Guerra Mundial
La clave estratégica era Gibraltar, punto que la flota británica y sus aliados utilizaban como entrada al Mediterráneo tanto para barcos bélicos como de abastecimiento. Por ello, durante la Gran Guerra, el Imperio Alemán envió varios submarinos a esta zona con el objetivo de torpedear todo buque enemigo que encontrara a su paso.
El primer ataque del que tenemos constancia ocurrió en febrero de 1917, cuando el submarino germánico U-35 hundió al barco italiano Oceanía navegando 28 millas al sur de Alicante. Apenas unos días más tarde repitió éxito con el Prudenza del mismo país.
En aquella primavera los submarinos alemanes U-52 y U-34 operaron por las inmediaciones de Tabarca, y mandaron a pique varios buques como los británicos Glencliffe y Mardinian o el francés Ville de Verdun.
Todavía más prolífica fue la misión del U-64 navegando entre el Cabo de la Huerta y Villajoyosa pues logró hundir dos buques británicos, uno estadounidense, uno italiano y otro noruego. Antes de regresar a Alemania estuvieron a punto de cobrarse una nueva víctima, pues sus torpedos destrozaron la hélice y el timón del italiano Caprera, pero aun así este barco resistió a flote.
Un submarino nazi derribó un avión británico cerca de Santa Pola
Segunda Guerra Mundial
Tras dos décadas de tensa tranquilidad, la guerra regresó a Europa y con ello las batallas navales a nuestras costas. Eso sí, ahora con un importante añadido… la entrada en escena de la aviación.
La primera vez que se percibió la Segunda Guerra Mundial en Alicante fue en noviembre de 1942, cuando un avión británico Blenheim tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el antiguo aeródromo ubicado en El Altet debido a problemas técnicos.
Unas semanas más tarde un submarino nazi U-73 derribó con un misil a otro avión británico Lockheed Hudson a pocas millas de Santa Pola, cuando volaba en dirección Ibiza. Sus restos no fueron encontrados hasta 1990 por un pescador cuando casualmente faenaba por la zona.
El rescate de los alemanes
Quizás la mayor odisea vivida en estas aguas fue la ocurrida en marzo de 1943. Un submarino alemán U-77 fue detectado cerca del Cabo de la Huerta por un avión británico despegado de Gibraltar. A pesar de que le bombardeó desde el aire, solo pudo causarle algunos daños y los germanos escaparon en dirección norte.
Sin embargo, en plena huida, otro avión inglés atacó al U-77 a varias millas de Calpe. Esta vez sí logró hundirlo definitivamente, aunque la mayor parte de los cincuenta tripulantes alemanes pudieron abandonar el submarino antes de que se perdiera en el fondo del mar. Demasiado lejos de la costa como para llegar nadando, se quedaron toda la noche a la intemperie.
Al día siguiente fueron encontrados por un barco pesquero, cuando ya tan solo nueve hombres seguían con vida. Los supervivientes fueron llevados a tierra donde recibieron atención hospitalaria para más adelante regresar a Alemania. Por esta gesta, el gobierno del Tercer Reich quiso recompensar a estos pescadores calpinos con 1.000 pesetas y un reloj de pulsera para cada uno.
De aquel rescate surgió además una curiosa leyenda, pues entre la población local se propagó el rumor de que los nazis tenían una base secreta submarina cerca de allí (por supuesto, llena de grandes tesoros). Nunca se halló ninguna prueba de semejante infraestructura, pero la leyenda todavía hoy perdura entre los mayores del lugar.
Nueve marines alemanes fueron rescatados por unos pescadores en Calpe
Poca repercusión en Alicante
Mientras todas estas batallas navales se libraban a unas pocas millas de distancia, lo cierto es que apenas repercutieron en la vida cotidiana de los alicantinos. De hecho, ni siquiera solían ser conscientes de ellas pues raramente salían publicadas en prensa, dado que eran operaciones secretas no reconocidas por los propios países en liza.
Aún así los barcos y submarinos extranjeros acostumbraban a navegar cerca de la costa en tiempos de guerra, pues así tenían más opciones de ser rescatados en caso de ser alcanzados por el enemigo. En algunas ocasiones incluso anclaron en el puerto alicantino, ya fuera para repostar o para dar unos días de permiso a la tripulación.
Con el hundimiento del turismo durante aquellos convulsos años, al menos las visitas de estos marineros británicos, alemanes, italianos, etc. a Alicante supusieron un pequeño empujón para los comercios y los bares de la época en plena dura Posguerra.