Entrevista > Nieves Prieto / Directora del Centro Ocupacional Virgen de Desamparados
Fundada en los años 70, la Asociación de Discapacitados Psíquicos (ADIS) de Crevillent fue una de las pioneras en la provincia de Alicante. Por aquel entonces fue impulsada por un grupo de familias crevillentinas con hijos que sufrían este tipo de discapacidad e incluso por vecinos sensibilizados con este colectivo que quisieron formar parte.
Hoy en día la asociación cuenta ya con su propio centro ocupacional de día y residencia en la que atienden a 44 y 30 personas respectivamente. Conversamos con Nieves Prieto Candela, quien es tesorera de la asociación, al tiempo que dirige el Centro Ocupacional Virgen de los Desemparados donde también trabaja como psicóloga.
¿Cuánto tiempo lleva ya funcionando vuestro centro de día?
En sus orígenes los fundadores de ADIS consiguieron presionar a las administraciones para que se abriera el primer colegio de educación especial ubicado en Crevillent. Con el paso de los años aquellos niños fueron creciendo y surgió la necesidad de pensar en una alternativa ocupacional para estas personas, una vez superaran su etapa de escolaridad.
Así que en el mismo sitio donde estaba el colegio se crearon unos talleres que evolucionaron al centro actual. Las instalaciones se inauguraron en 1991 y cinco años más tarde se realizó un segundo edificio. Esto es como la alternativa al trabajo para ellos.
«En los últimos años se fomentan más las relaciones de pareja y la sexualidad»
¿Y cuándo inaugurasteis la residencia?
Pues aquí ocurrió lo mismo. Las familias se fueron haciendo mayores y surgieron casos que precisaban de una residencia disponible las 24 horas y los 365 días al año. Por ejemplo para casos de orfandad, de personas con padres muy mayores, que pierden a sus cuidadores, etc. Además con el paso de los años es lógico ir sufriendo un deterioro físico propio de la edad, que se une al deterioro cognitivo que ya padecen. Así que finalmente fue inaugurada en 2009.
¿A qué tipo de usuarios atendéis exactamente? ¿Una persona minusválida también podría entrar?
En principio esa persona sería más para un centro de daño cerebral adquirido, pero lo cierto es las patologías duales son habituales. Nuestros usuarios padecen diversidad funcional del tipo intelectual, pero también pueden sufrir otra discapacidad que en algunos casos incluso podría llegar a pesar más. Cualquiera nos podemos poner enfermos independientemente de lo que tengamos.
Por eso los diagnósticos duales son frecuentes. Por ejemplo a veces un discapacitado psíquico desarrolla también problemas de salud mental. Así que es difícil establecer un perfil específico de las personas que atendemos. El requisito común que se solicita para acceder a las plazas es el certificado de discapacidad intelectual, si bien también se tiene en cuenta el grado de dependencia.
¿Qué aportan las administraciones al centro ocupacional y la residencia?
Ambos servicios los gestionamos desde ADIS Crevillent, pero las plazas están concertadas por la Generalitat a través de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas. Además percibimos subvenciones del Ayuntamiento, la Diputación o la Generalitat para equipamiento u otros gastos.
«Ahora se escucha más la opinión de la persona discapacitada»
¿Cuántos socios sois en ADIS Crevillent?
Alrededor de 200 socios. Entre el centro y la residencia estamos atendiendo a unas 50 familias. En algunos casos incluso tenemos a varios hermanos.
¿Y cuántos trabajadores sois?
Ahora mismo somos 48 trabajadores, de los cuales 37 están en la residencia y los 11 restantes en el centro ocupacional. En general somos más mujeres, no sé por qué pero nosotras abundamos más entre quienes nos dedicamos a esto.
¿Desde cuándo llevas tú trabajando aquí?
Yo entré como psicóloga del centro ocupacional en 1996. Antes había sido maestra de Primaria, y ésta fue mi primera experiencia con discapacitados psíquicos. Desde el principio este trabajo me enganchó, te aseguro que tratar con ellos engancha mucho. Así que desde entonces.
«Me parece bien que se integren niños autistas en colegios normalizados, pero con los recursos necesarios»
Supongo que debe ser muy gratificante como psicóloga cuando consigues progresar con ellos.
Sí que lo es. En general tratamos de trabajar dentro de todas las dimensiones que tiene la persona. Es un concepto que ha ido cambiando con los años respecto a cuando yo llegué.
¿Ha evolucionado mucho la manera de trabajar con discapacitados psíquicos?
Actualmente la tendencia es a considerarlos más como el centro del trabajo. Aunque pueda sonar como una utopía, intentamos incluso que manifiesten sus opiniones. Les preguntamos directamente si están satisfechos con su vida. Porque muchas veces hemos decidido por ellos, y no lo hemos hecho bien.
En realidad esto no es nuevo, sino una idea que se viene impulsando desde hace ya algunos años y cada vez se va interpretando mejor. El objetivo siempre es mejorar su calidad de vida. Por eso dentro del centro tenemos varias áreas diferentes como la laboral, de autonomía social, promoción de la salud, uso tecnológico, psicología, etc.
¿También han cambiado ellos?
Realmente sí. Antes muchas veces venían al centro cuando sus padres ya no podían cuidarlos, después de haber estado a lo mejor cincuenta años en su casa. Ahora todos han recibido una etapa educativa especial en su colegio, y eso se nota. De hecho suelen entrar mucho más jóvenes, sobre los 21 años.
¿Cómo se consigue conversar con ellos hasta el punto de que puedan manifestar una opinión?
Por supuesto no es fácil. A veces conseguimos que se expresen señalando una imagen o incluso por los gestos de sus caras. Esto se trabaja ahora más con la familia y con la persona de referencia que tienen en el centro.
Como te decía, trabajamos varias dimensiones a la vez. Por ejemplo hemos participado en iniciativas como en Crevillent Ciudad Lectora, en la lectura pública del Quijote o en el certamen de relatos para incentivar que puedan expresar sus emociones escribiendo.
«Intentamos trabajar el bienestar de las personas desde todas las áreas»
¿Es posible conseguir que lleguen a forjar relaciones sociales con otras personas fuera del centro o de su ámbito familiar?
Las relaciones sociales es algo que también trabajamos. Por supuesto es complicado que forjen amistades con personas fuera del centro que no sean su familia, pero tratamos de incentivarlo. Ahora incluso se trabaja cada vez más porque puedan tener relaciones de pareja y una vida sexual.
Y sí es posible. Por ejemplo uno de los chicos del centro es padre de una hija y tiene una relación con una chica desde hace algunos años. Con cada persona se trabaja diferente, porque cada uno tiene una manera distinta de potenciar su bienestar emocional.
¿Trabajáis también por su inserción laboral?
Sí, el bienestar material es muy importante para ellos porque así sienten que están aportando en casa. Esto también ha cambiado mucho en los últimos años pues antes tenían menos derechos laborales. Cuando entraban en el ámbito laboral podían quedarse incluso sin prestación económica y por eso tenían mucho miedo de dar este paso.
Afortunadamente ahora todo esto ha cambiado. En la actualidad tenemos a un chico del centro que está trabajando en los almacenes de la tienda Brico Dépôt en Crevillent. Empezó en febrero y ahora le han hecho una prórroga de contrato.
¿Cómo solucionáis el tema de la movilidad de los usuarios hasta el centro ocupacional?
Este problema no lo tenemos en la residencia pues los usuarios permanecen allí, pero en el centro ocupacional efectivamente están entrando y saliendo. Como está ubicado a las afueras del casco urbano y en Crevillent no existe ningún tipo de transporte público, pues tuvimos que buscar soluciones dado que las familias generalmente trabajan y no pueden traerlos desde sus hogares hasta aquí cada día.
Por eso hemos puesto un autobús adaptado de 24 plazas y una furgoneta también adaptada con seis plazas más. Es un servicio que no está dentro del concierto y solo se subvenciona para personas con movilidad reducida o que residan fuera de Crevillent, así que el resto tenemos que financiarlo nosotros.
«Las viviendas tuteladas son una buena alternativa a las macrorresidencias»
Antiguamente vuestra asociación luchó porque se abriera un colegio en Crevillent. ¿Por qué se acabó cerrando tiempo después?
Porque en los años 90 ya se empezó a valorar la integración de los niños con discapacidad en los centros educativos normalizados. De hecho por aquel momento ya quedaban pocos alumnos crevillentinos en este antiguo colegio. Algunos fueron trasladados a centros de la localidad y otros fueron a otros colegios especializados de fuera.
Precisamente la Ley Celaá ha levantado bastante polémica en este tema, pues algunos padres de niños autistas consideran que esta integración es negativa para sus hijos. ¿Qué opinión tienes tú?
Aunque yo trabajo más en el ámbito del bienestar personal que en el educativo, pienso que si queremos inclusión no me parece mal que los niños entren a los colegios normalizados. Lo que yo ya no sé es si se está haciendo con todos los recursos y apoyos necesarios.
Nosotros hemos organizado también jornadas inclusivas en el colegio de Nuestra Señora de la Esperanza. Recuerdo que la última vez, en un momento dado, pregunté a los alumnos si jugaban con una compañera suya que tiene una discapacidad, y me dijeron que sí. Sin embargo luego les pregunté si alguno la invitaba a su cumpleaños… y no hubo respuesta.
Normalmente los padres siempre se preguntan lo mismo… “¿qué va a ser de mi hijo cuando yo ya no esté?”. Tú que llevas ya tanto tiempo trabajando en este ámbito, ¿qué ocurre cuando se quedan solos?
Mira, precisamente hoy mismo una familia me ha hecho esa misma pregunta. Es cierto que esa es la preocupación más habitual entre los padres. Yo siempre les respondo que no deben preocuparse porque estamos en un Estado de Derecho y ellos están protegidos.
Normalmente en estos casos se recurre al servicio residencial. En mi opinión es algo necesario, pero no deberíamos de pensar solo en esta salida, salvo para personas que presenten una gran discapacidad o deterioro físico.
«Queremos que aprendan a socializar con personas fuera de su ámbito familiar»
¿Qué alternativas puede haber?
Yo creo que esta pandemia y todos los casos de la covid que se han dado en las residencias deben hacernos reflexionar sobre que debemos intentar desinstitucionalizar a las personas. Pienso que debemos ir hacia hogares más pequeños, incluso aunque cuenten con personal de apoyo, pero no crear tantos macrocentros.
Últimamente se está apostando bastante por las viviendas tuteladas con cuidadores, lo cual es perfectamente compatible con un centro de día. Es decir, te levantas cada día en tu casa y te vas a trabajar. A veces incluso los propios residentes manifiestan que quieren irse a vivir con algún antiguo compañero que ahora está en una vivienda tutelada. Hay que darles más opciones a las familias. Yo misma se lo digo muchas veces a los familiares… ¿acaso tú cuando tenías 30 años no tenías ganas de independizarte?
¿Vosotros os planteáis ofrecer viviendas tuteladas en el futuro?
Sí. Es algo que hemos hablado ya con las familias. De hecho estamos buscando pisos en alquiler, aunque no es fácil en Crevillent. Incluso podríamos plantear que compartan viviendas con estudiantes.
En cualquier caso, no todo debe ser residencias. Además así aligeraríamos las listas de espera y los crevillentinos no tendrían que irse a otros centros lejos de su municipio, como a veces ocurre.