Ya está aquí el ansiado verano, y con él, la apertura de piscinas. Para muchos de vosotros, se convierten en aliadas durante estos días de calor. Especialmente para aquellos que no vivís en zonas de costa y tenéis que esperar a que lleguen las vacaciones para poder poner un pie en la playa. Debéis tener presente que durante este periodo del año, en el que el sol y el agua son completos protagonistas de nuestro día a día, la piel necesita un mayor cuidado. A continuación, os explicamos cómo afecta el cloro a la piel.
¿Cómo afecta el cloro a la piel?
El cloro deteriora el manto graso protector de la piel, por lo que es muy importante hidratarla después del baño, tanto la del cuerpo como la de la cara. Y es que el cloro contiene hipoclorito de sodio que puede llegar a provocar reacciones químicas en la piel, además de irritación, hinchazones o pérdida de melanina.
Además, los efectos del cloro pueden reducirse realizando un buen mantenimiento de la piscina y con acciones sencillas como evitar la exposición prolongada, usar gorro de piscina, darse una ducha al salir de la piscina y aplicar inmediatamente el protector solar.
¿Hay pieles más sensibles a los efectos del cloro?
Sí. Aquellas personas que tengan piel atópica, presentan mayor sensibilidad a los efectos del cloro. Y es que presentan una alteración en la barrera de la piel. Que ocasiona una pérdida de agua a través de la epidermis que produce sequedad de la misma y susceptibilidad a la penetración de sustancias causantes de irritaciones en la piel.
Las personas con psoriasis también pueden notar sequedad o irritación en la piel tras la exposición al agua de piscina. Aunque en menor medida que las pieles atópicas. La exposición al sol y simplemente el hecho de estar de vacaciones en un ambiente relajado como la playa o piscina, ayuda a controlar el brote de psoriasis.
¿Cómo afecta la sal a la piel?
La piel es una de las grandes beneficiadas de los efectos del agua salada. A diferencia del agua dulce, posee un importante número de oligoelementos como el sodio, yodo, zinc o potasio, que actúan como curativos. Además, el agua salada cuenta también con propiedades antibióticas para el organismo, ya que ayuda a eliminar posibles bacterias que afecten a nuestra piel. Pero no solo eso, la acumulación de minerales en el agua del mar favorecerá una mejor nutrición de nuestra piel, lo que mejorará notablemente su aspecto ¡Parece que todo son ventajas!