Benidorm podría representar, sin que haya que echar mano de mucha imaginación, el mejor termómetro para comprobar lo mucho que ha cambiado España desde principios de los años 60, con aquella revolución turística que inició, el este año centenario, Pedro Zaragoza Orts hasta la actualidad.
Y dentro de la capital turística de la Comunitat Valenciana, puede que su plaza de toros sea también uno de los mejores testigos para explicar y entender los profundos cambios sociales y culturales que se han vivido desde entonces, no sólo dentro de las fronteras españolas sino también en el resto de Europa.
60 años de turismo torero
Cabe recordar que esa misma Europa, que durante décadas miró con desdén a un país que torturaba y mataba animales para regocijo de los espectadores, es la misma que desembarcaba en él verano tras verano para disfrutar de una serie de distracciones entre las que, junto a la playa, el mar, las sardinas y la sangría siempre aparecía la visita a una corrida de toros.
Un reclamo al que Benidorm también se sumó y fruto del cual el 8 de julio de 1962, hace ahora 60 años, inauguraba un coso que algo más de medio siglo más tarde ha perdido gran parte de su lustre.
Hace ya mucho tiempo que no acoge feria taurina alguna y que mira al futuro más inmediato pendiente de una remodelación, que debe convertirlo en un recinto multiusos más enfocado a las actuaciones en directo que al toreo.
Fue una iniciativa privada que corrió a cargo de Alfonso Puchades, Luis Alegre y José Barceló
Inaugurada con una corrida mixta
El 8 de julio de 1962 abría oficialmente sus puertas la plaza de toros de Benidorm, una iniciativa privada que corrió a cargo de Alfonso Puchades (que da nombre a la avenida en la que se sitúa su entrada principal), Luis Alegre y José Barceló.
Ubicada, evidentemente, en el mismo lugar que ocupa en la actualidad, nada en sus alrededores se asemeja a lo que nos encontramos hoy en día en la parte alta del Parc de l’Aigüera. Aquella tarde, con permiso, claro, de la autoridad y del tiempo, se celebró una corrida mixta del Marqués de Domecq.
Participaron en ella los rejoneadores Ángel y Rafael Peralta junto a los matadores Paco Camino, Jaime Ostos y Juan García Mondeño.
El día de su inauguración se celebró un festejo mixto con Ángel y Rafael Peralta, Paco Camino, Jaime Ostos y Juan García Mondeño
Un recinto multiusos
En estos 60 años de historia, la plaza de toros de Benidorm ha servido para mucho más que para recibir a las principales figuras del toreo. Como fiel reflejo de la ciudad en la que se encuentra, el recinto ha vivido prácticamente de todo: conciertos, actuaciones teatrales, competiciones de motos acrobáticas… e, incluso, el Festival Internacional de la Canción de Benidorm cuando este era una de las grandes citas de la música ligera en nuestro país.
De hecho, Rafael Martos fue el ganador de la primera edición del festival de la canción celebrado en esa plaza de toros con la canción ‘Llevan’. Un Rafael Martos que ese día, sobre ese escenario, consiguió su primer y último gran éxito antes de transmutarse en Raphael… y el resto, como se suele decir, es historia.
En 2018, y debido a los problemas de seguridad de su estructura, la plaza quedó clausurada
Un lustro cerrada
Hace ahora diez años, con motivo de su 50º aniversario, el Ayuntamiento de Benidorm hizo un nuevo intento por darle a la plaza de toros una programación taurina como antaño, pero el interés del público internacional era ya casi inexistente y la deriva del nacional, como se muestra hoy en día, es tendente a repudiar lo que un día se consideró la fiesta nacional.
Así las cosas, y tras muchas vicisitudes, la plaza de toros de Benidorm cerró sus puertas en 2018, después de que su estructura provocara serios problemas de seguridad para todo aquel que se encontrara en su interior.
Nueva vida
Ahora Benidorm ya ha presentado un nuevo proyecto, incluido en su Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (Edusi), para darle una nueva vida a un recinto que está previsto que renazca en 2023 convertido en un espacio multicultural y multifuncional que ampliará la oferta de actividades y cultura de la ciudad.
Esa nueva plaza de toros incluirá nuevos servicios como biblioteca, salas de estudio, centro juvenil, usos sociales múltiples, hotel de asociaciones, salón de actos, zona de exposiciones, salas de ensayo y de formación y, por supuesto, un escenario en el coso y la renovación de las gradas para albergar los grandes eventos, que hoy en día han de celebrarse casi por obligación en el polideportivo de Foietes o en el más pequeño auditorio Julio Iglesias.
Un resurgir, quién sabe, que podría volver a vivir experiencias similares a la de aquella primera edición del Festival de la Canción que se celebró en la plaza de toros si España organiza finalmente una nueva final de Eurovisión, y la ciudad aprovecha el tirón del Benidorm Fest para convencer a RTVE de buscar allí al Rafael Martos del siglo XXI.