El Palau d’Esports L’Illa de Benidorm vivió este martes una noche mágica. Una de esas veladas que tardarán en olvidarse no sólo por el resultado conseguido, que por momentos pareció incluso que podía ser más abultado, sino, sobre todo, por las buenas sensaciones dejadas por los locales ante un Amicitia de Zúrich que en ningún momento encontró la fórmula para neutralizar el zafarrancho de juego de los azules.
La primera mitad tuvo, a su vez, dos partes claramente diferenciadas. Una primera, de tanteo entre los dos equipos, en la que los suizos consiguieron poner contra las cuerdas a un TM Benidorm demasiado impreciso y que parecía no terminar de entrar en el partido, cometiendo demasiados errores y no sabiendo aprovechar algunas situaciones en las que, en otras ocasiones, habrían sido capaces de poner distancias en el marcador sin excesivos problemas.
Pero esas dudas desaparecieron mediado ese primer asalto, cuando los de Fernando Latorre terminaron de encontrar sensaciones sobre la cancha y, con una remarcable solidez defensiva, apoyada por el buen trabajo bajo palos de Samuel Ibáñez, que sustituyó a un diluido Roberto Rodríguez; y una muy contundente mejora en el ámbito ofensivo llegó al descanso con una ventaja de cinco goles (18-13) que traducían perfectamente la arrolladora superioridad local mostrada en ese segundo cuarto de hora de la primera mitad.
En la segunda mitad, como en el final de la primera, el TM Benidorm volvió a su habitual estrategia de dejar vacía la portería en cada ataque, algo que los suizos trataron de aprovechar en las escasas ocasiones en las que los del Palau d’Esports se mostraban imprecisos en el remate, recortando mínimamente una renta que los locales siempre supieron mantener, con un gran porcentaje ofensivo, en el entorno de los cinco goles.
Pero ese despertar de los helvéticos fue sólo un espejismo. Una ilusión pasajera. Duró lo mimos que tardó el equipo local en volver a apretar el acelerador e imprimirle ritmo a un encuentro en el que pronto alcanzaron rentas que pocos podían imaginar antes del encuentro del mismo.
Mediada la segunda mitad, los locales disfrutaban ya de una ventaja de diez tantos (28-18). Buscando una reacción desesperada, Sascha Schoenholzer copió la táctica benidormense y trató de reconducir la situación dando a su equipo superioridad numérica en el ataque prescindiendo del portero.
La cosa funcionó y en apenas dos minutos los suizos recortaron la renta del TM Benidorm para afrontar los últimos diez minutos con siete goles por debajo (28-21), momento en el que Fernando Latorre llamó al orden a los suyos con un tiempo muerto absolutamente necesario para devolver el partido a su cauce.
La arenga del ‘míster’ local funcionó y esos minutos finales, con un Amicitia de Zúrich volcado en el ataque, apenas provocaron más cambios sustanciales en un encuentro que terminó con un marcador de 34-24 con el que el TM Benidorm dejó muy encarrilada la eliminatoria antes de tener que viajar a Zúrich el próximo 4 de octubre.