Entrevista> Mónica González / Entrenadora de la Escuela de hockey hierba La Nucía
Cuando ‘Las Leonas’ se alzaron con el título de campeonas del mundo de hockey hierba en el año 2000, ese deporte vivió una auténtica explosión de popularidad en Argentina. Mónica González, que actualmente dirige la escuela municipal de La Nucía, se había aficionado mucho antes al deporte del stick y soñó con defender la albiceleste, un logro que rozó con la punta de los dedos.
La vida, sin embargo, le tenía preparada una sorpresa años más tarde. El pasado mes de noviembre pudo, al fin, presumir de haberse convertido en internacional cuando, defendiendo los colores de la selección española, viajó al Mundial Máster-45 de Sudáfrica.
¿Cómo arranca el proyecto de crear una escuela de hockey hierba en La Nucía?
Mi familia y yo emigramos en 2019. Nos vinimos desde Argentina a vivir a Alicante. Yo soy licenciada en Educación Física y me he dedicado al hockey toda la vida. Cuando llegué a Alicante… no había hockey. Sólo existía un club, en San Vicente del Raspeig, y tuve la suerte de que una amiga me compartió una noticia en Facebook donde contaban que empezaban con una nueva escuela llamada Lucentum.
Les mandé un currículum y el presidente me hizo una oferta de trabajo. Llegué y me fui a trabajar con ellos. Encontrar esa función, poder promover el deporte en Alicante y que se haga un poco más conocido, es la semilla que estoy poniendo.
«Mi madre era aficionada al tenis y nos llevaba a verla jugar. Ella quería que yo jugara a ello, pero a mí no me gustaba»
Y de Alicante, a La Nucía…
La vida me trajo a La Nucía, donde se promueve muy bien el deporte. Me puse en contacto con las concejalías de Educación y Deportes y decidimos crear la escuela, donde ya tengo a más de veinte niños.
Aunque sigo trabajando en el Lucentum, hace ya un año que empezamos con el proyecto de La Nucía. Ahora estamos intentando formar una liga con otras escuelas de San Gabriel, Alicante, Elche… Se trata de promover el deporte.
Usted lleva jugando desde los seis años. ¿Cómo se le despertó el interés por el hockey?
Mi madre era aficionada al tenis y nos llevaba a verla jugar. Ella quería que yo jugara a ello, pero a mí no me gustaba. Un día, fuimos a la cafetería y me dijo que me había apuntado a la escuela, y yo le dije que no quería hacer tenis, “quiero hacer eso que están haciendo esos chicos allí delante” y lo que había era un campo donde un grupo de niños estaba jugando al hockey.
¿Qué le dijo su madre?
Se resignó. Me apuntó a ver qué pasaba y no lo dejé nunca más.
¿Era el hockey, como lo es ahora, un deporte muy seguido en Argentina?
No. Cuando empecé, el deporte era muy elitista. No estaba al alcance de cualquiera. Había dos equipos y yo tuve la suerte de poder jugar con uno de ellos. Luego, fue creciendo… pero en 2000, cuando ‘Las Leonas’ fueron campeonas del mundo, hizo un gran boom.
En ese momento, yo ya era profesora de educación física y me empezó a llover el trabajo. ¡Imagínate! No había muchos profesores que, además, estuvieran dedicados a este deporte. Todas las niñas argentinas comenzaron a jugar al hockey.
«Cuando yo empecé, el hockey era un deporte muy elitista, no estaba al alcance de cualquiera»
¿En los colegios?
Sí, en los colegios; pero también en lo que nosotros llamamos villas, que son los asentamientos de las personas con menos recursos. Se empezaron a crear planes sociales para poder sacar a los niños de la calle y, gracias a eso, el hockey se hizo muy popular.
Por lo tanto, ese primer título de ‘Las Leonas’ surge casi por generación espontánea.
Así es. Pero el argentino es muy aficionado a los deportes y, cuando lo hace, lo hace con mucha pasión. Igual que lo hacemos en el fútbol, lo hacemos en el hockey. Creo que había un nicho, un lugar vacío, sobre todo para las mujeres y el hockey vino a llenar ese hueco.
De alguna manera, el fútbol femenino no estaba tan desarrollado y a todas a las que les gustaba el fútbol, como a mí, acabamos jugando al hockey.
En todo este tiempo el deporte femenino ha ganado mucha visibilidad. Cuando usted empezó, ¿era normal o habitual que una mujer quisiera ser una profesional del deporte?
Mi máxima aspiración era jugar en la Selección, pero era algo amateur, así que no pensaba en ser profesional en el sentido de vivir del deporte. Creo que estudié Educación Física porque era lo que me gustaba y quería dedicarme a esto; pero tienes que tener una ‘chispa’ para querer enseñar a los niños.
«El argentino es muy aficionado a los deportes y, cuando lo hace, lo hace con mucha pasión»
Hablaba usted de la importante labor social que se ha podido hacer con el deporte en lugares como esas ‘villas’ que ha mencionado. Pero, volviendo al deporte y la mujer, no ha sido menos importante el deporte en el empoderamiento y visibilidad de los movimientos femeninos.
Correcto. El hockey empodera, pero también es un deporte de solidaridad… el hockey es lindo. Que un chico comience a hacer deporte lo saca de la calle. Le hace aprender a ganar, a perder, a empatar… todo.
Su sueño, decía, era vestir la albiceleste y llegó a ser preseleccionada para jugar con ‘Las Leonas’. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue linda, pero un poco frustrante porque yo tenía 17 años y fui seleccionada. Quedé entre 21 jugadoras y en la última criba, no me seleccionaron. Siempre quedó eso de querer estar y lucir esa camiseta, pero con los años pude jugar en el primer equipo de mi club, lo llevé a muchos ascensos… Eso es algo más gratificante.
Pero ser internacional finalmente si lo cumplió el pasado mes de noviembre cuando jugó, esta vez para España, en el Mundial Máster 45.
Fue una experiencia maravillosa. Viajé a Sudáfrica representando a la bandera española y pude hacer muchas amigas. Fue una experiencia memorable. Es algo que no me imaginaba. Todas compartíamos la ilusión de poder enfrentarnos a potencias como Argentina, Alemania, Inglaterra…
«Mi máxima aspiración era jugar en la Selección, pero era algo amateur, así que no pensaba en ser profesional»
¿Se disfrutan más estas experiencias, a nivel personal, cuando no hay grandes títulos en juego?
Sí, mucho más, porque uno va a hacer lo que le gusta. Nosotras nos pagamos el viaje. Conseguimos un patrocinador que nos pagó la equipación.
¿Y cómo fue eso de jugar contra Argentina? ¿Le costó no cantar el himno?
¡No nos lo pusieron! Fue un momento de corazón partido. Aunque he de reconocer que cuando ellas llegaron a la final contra Inglaterra, lo canté.
Me lo dice casi como pidiendo perdón. Al fin y al cabo el deporte es, sobre todo, una escuela de valores en los que impera el respeto.
Es amistad. El deporte y el hockey es amistad. En el hockey hay algo que se llama el tercer tiempo, no sé si lo conoces.
«Viajé a Sudáfrica representando a la bandera española y pude hacer muchas amigas»
Supongo que será algo similar al rugby.
Efectivamente, termina el partido y uno se junta con el adversario a tomar algo, a comer o a conversar de la vida. Eso son valores que se inculcan con este deporte.
¿Tiene mucho que ver el hockey hierba con el hockey sobre patines o sobre hielo?
No. Más allá de que todos llevamos un stick, son deportes muy distintos.
Por lo tanto, no existen en esta modalidad esas peleas que se han vuelto tan conocidas en el hockey sobre hielo.
Para nada. Eso es algo que no sucede. Hay una rivalidad, pero cuando termina el partido todo sigue bien. De hecho, yo tengo amigas que han militado siempre en equipos contrarios. Cuando yo jugaba, teníamos nuestro propio ‘Clásico’ y con la chica a la que a mí siempre me tocaba marcar, acabamos trabajando juntas y ahora somos íntimas amigas.
Cuando uno viaja a una competición, como en su caso a Sudáfrica, ¿intenta empaparse de la cultura de ese país?
Sí y te puedo decir que vi Sudáfrica muy parecido a Argentina.
¿En qué sentido?
En la desigualdad social. Nosotras tuvimos la suerte de no tener problemas, pero otros equipos tuvieron malas experiencias.
En ‘Invictus’, una película maravillosa de Clint Eastwood, se ve como el equipo sudafricano de rugby, los Springboks, se contagian de la realidad social que los rodea y trasladan eso al campo. ¿Usted ha vivido algo similar alguna vez?
Yo trabajé en esas ‘villas’ de las que te hablaba antes y, como profesora, sentí que aquello era lo mejor que podía hacer porque esa hora que los chicos estaban conmigo era una hora menos de estar a la intemperie. En Sudáfrica, como dices, pasó con los Springboks. El deporte, no sólo el hockey, ayuda a salir de la calle.
«El deporte en general, no sólo el hockey, ayuda a salir de la calle»
Volvamos a La Nucía. Cuénteme cómo se produjo el nacimiento de la escuela de hockey hierba.
Un día, hablando con mi marido, le comenté que estaría bien montar una escuela. Mi hijo juega al fútbol y lo llevé a un partido. Dio la casualidad que Marian, una persona importante en La Nucía, llevaba también a su hijo. Yo le comenté que me dedicaba al hockey hierba y ella le dio mi contacto a Sergio Villalba, concejal de Deportes. Fue él quien me llamó por teléfono.
¿Sin que usted le llamara antes?
Recuerdo que estaba volviendo de Lucentum… paré el coche y me planteó tener una conversación. Asistí y fue él quien me planteó la posibilidad de crear una escuela.
Y ya lleva un año con el proyecto.
Empezamos tarde, cuando las extraescolares ya estaban elegidas. Pero poco a poco se fueron apuntando muchos niños… Muchos de ellos, compañeros de clase de mis hijas. Creo que de su curso todos vienen al hockey (ríe).
Poca publicidad puede haber mejor que la que se hacen entre los propios niños contándose lo que les gusta.
Así es. Y lo mejor es que hemos crecido. Lo bonito es ver que lo pasan bien y que juegan. Eso es lo que nos ha llevado a hablar ya con Lucentum y otros equipos para ver si podemos formar alguna liga y hacer que crezca el deporte.
Escuela de hockey hierba La Nucía
Horario: Lunes y miércoles de 17:00 a 18:30 horas.
Lugar: Ciutat Esportiva Camilo Cano.
Contacto: 688 70 58 45