Entrevista> José Pérez / Presidente de la Asociación Belenistas Elche (Monóvar, marzo-1945)
Los belenistas de Elche vuelven a demostrar que el esfuerzo de todo un año ha merecido la pena. Auténticos artesanos del belenismo que este año vuelven a su lugar de origen y en el que quieren estar, la Glorieta.
La pandemia hizo que durante dos años su montaje se realizara en el Hort del Xocolater, pero la Asociación de Belenistas celebra que ya todo haya vuelto a la normalidad y esté donde según ellos les corresponde.
Este año están dispuestos a sorprender con novedades, y la más importante en esta ocasión consiste en una gran recreación de Egipto, en la que no falta ningún detalle.
Desde 1987
La historia de la Asociación de Belenistas de Elche comienza en 1987. El primer belén medía quince metros cuadrados frente a los setenta y cinco que mide ahora. Unos años más tarde recibieron la propuesta del entonces alcalde Diego Maciá de hacerse cargo del belén municipal e instalarlo en la Glorieta, tarea que siguen desempeñando desde entonces, superando cada vez más sus expectativas.
«Son unas navidades muy especiales para nosotros después de los dos últimos años»
¿Contentos de que el belén vuelva a la Glorieta?
Muy contentos porque aquí es donde todos los ilicitanos están habituados a venir, y donde también nosotros nos hemos acostumbrado a montarlo. Estamos muy satisfechos con el de este año y como siempre muy ilusionados y esperando que sea del agrado de toda la gente.
El belén se expone solo unos días, pero ¿cuánto tiempo le dedican hasta ese momento?
Nosotros trabajamos todo el año. Después de Navidad lo desmontamos y trasladamos a nuestra sede de Carrus, y una semana después ya comenzamos a reunirnos dos días por semana, luego a partir de mayo todos los días, y ya no paramos hasta la siguiente Navidad.
Unos días antes nos bajamos a las instalaciones del centro junto al belén, porque hay dos cosas que no se pueden hacer en la sede, que son el agua y las montañas, y es necesario estar cerca del lugar donde se va a ubicar.
«Somos conscientes de la necesidad que existe de reciclar los materiales»
¿En qué se va a diferenciar este belén de los anteriores?
Es un belén bíblico compuesto por 700 figuras, y como siempre representa las escenas propias de la Biblia, pero este año nos hemos marcado un reto distinto porque son unas navidades especiales para nosotros después de los dos últimos años.
Por un lado le vamos a dar mayor importancia al agua con ríos, cascadas y fuentes, y la principal novedad es Egipto. Vamos a hacer un río Nilo espectacular, con tres grandes barcos descargando en un puerto con multitud de mercancías. No van a faltar las pirámides y otros elementos de la cultura egipcia.
El belén de este año lleva once mil luces led, con seis tonalidades diferentes y un gran cielo estrellado de fibra óptica.
¿Qué es lo más complicado del montaje?
Lo más complicado es el agua porque hay que evitar que se produzca cualquier fuga, y también la planificación. Hay setenta y cinco metros cuadrados que ocupar, y lo primero que hacemos después de mucho pensar en lo que queremos es un plano, para saber exactamente lo que va a ocupar cada casa y cada elemento.
«El belén nos lleva unidos, llenos de historias, desde hace ya muchos años»
¿No creen que el cristal le resta brillantez al resultado final?
Totalmente de acuerdo, pero no podemos arriesgarnos a que se produzca cualquier destrozo, y la experiencia nos dice que sin cristal esos destrozos se van a producir. Hay un tipo de cristal que prácticamente no se nota porque no produce ningún tipo de reflejo, pero es muy caro y por el momento se nos sale del presupuesto.
¿Quién ha realizado las 700 figuras que hay en el belén?
Cada figura es una pequeña obra de arte realizadas por los artesanos José Luis Mayo y Ángeles Cámara, y su valor es como mínimo de 300 o 400 euros cada una. Están hechas y pintadas a mano, son muy delicadas y es fundamental extremar los cuidados en su traslado e instalación.
Su primer belén medía 15 metros cuadrados frente a los 75 que mide ahora
¿Qué materiales suelen emplear aparte del corcho?
Los belenistas aprovechamos cualquier cosa que incluso encontramos en los contenedores, y todo vale. Trabajamos sobre todo con corcho blanco y corcho bornizo de corteza de alcornoque, que nos permite usarlo y reutilizarlo.
Hemos utilizado dos camiones cargados de corcho que el año que viene volveremos a utilizar. Somos conscientes de la necesidad que existe de reciclar los materiales.
¿Alguno de ustedes se dedica a trabajos artísticos?
Ninguno de nosotros nos dedicamos a trabajos artísticos en nuestras profesiones. La mitad estamos jubilados, y yo por ejemplo he sido maestro, hay médicos, operarios y otros dedicados a otras profesiones unidos por una pasión que ya dura muchos años que es el belén. Es el reto que nos mueve cada año, y la satisfacción de lograrlo es la mejor recompensa.
El momento de finalizar por completo el montaje, que siempre es el día antes a las tantas, es de un disfrute enorme porque ves que lo has conseguido con muchísimo esfuerzo una vez más.
«A partir de mayo nos reunimos todos los días, y ya no paramos hasta la siguiente Navidad»
¿Tantas horas de convivencia une?
Tantas horas y tantos años te convierten casi en familia. Los últimos meses son muchas las noches que nos traemos de casa la cena y la compartimos en una larga mesa. Muchas horas de conversaciones sobre el belén o sobre la vida. El belén nos lleva unidos desde hace ya muchos años llenos de historias.
¿Hay ya relevo generacional?
Precisamente para buscar relevo generacional organizamos todos los años cursos de belenismo para que vayan llegando nuevas generaciones a la Asociación. También queremos contagiar el gusanillo a los niños y para ello organizamos concursos de belenes infantiles y también de adultos, y recorremos casa por casa para visitar y valorar todos los belenes.
Al mismo tiempo pretendemos que no se pierda una tradición tan bonita de la Navidad como es hacer un belén.