La llegada, hace ya más de dos décadas, de la moneda única supuso un profundo cambio para los bolsillos de toda la ciudadanía, que se pasó varios años haciendo cálculos mentales convirtiendo los precios, expresados ya en euros, en pesetas para comprobar siempre, para disgusto general, que aprovechando que el euro pasaba por los Pirineos, el valor de las cosas subía mucho más de lo que lo hacía el poder adquisitivo del españolito medio.
En muchos destinos turísticos, incluido Benidorm, la muerte de las divisas nacionales europeas supuso, a su vez, un cambio radical en la fisionomía comercial de muchas calles, especialmente las más cercanas a los centros neurálgicos hoteleros, donde las oficinas de cambio perdieron su utilidad de la noche a la mañana y se convertían en una de las primeras víctimas del euro.
Los procesos sancionadores abiertos por el Consistorio podrían alcanzar los 400.000 euros
Comisiones disparadas
Muchos años después, y por motivos muy distintos, lo que han desaparecido casi por completo de las calles de muchas ciudades son las oficinas bancarias y, con ellas, los cajeros automáticos en los que turistas y residentes obtienen efectivo para su día a día.
Eso supuso una ventana de oportunidad para empresas que comenzaron a instalar, en muchos casos careciendo de cualquier tipo de permiso para ello, maquinas en todo tipo de locales e, incluso, en plena vía pública. Cajeros que, en muchos casos, cobran comisiones absurdamente altas y que tienen en los turistas, británicos especialmente, sus víctimas potenciales.
Dos centenares de cajeros ilegales
Todo esto ha venido sucediendo ante la mirada de unas autoridades políticas que, en el mejor de los casos, han apostado por mirar a otro lado hasta que la cosa se ha ido por completo de madre. Así, este mes de febrero el Ayuntamiento de Benidorm ordenaba el cierre de nada más y nada menos que 196 cajeros y su retirada inmediata.
Casi dos centenares de cajeros automáticos que, recordemos, se han instalado y mantenido durante años sin autorización y sin que pagaran la preceptiva tasa municipal que cualquier establecimiento o servicio debe abonar al Consistorio.
Una de las tres empresas denunciadas operaba un total de 137 cajeros en la ciudad
Tres empresas sancionadas
Además de ello, el Ayuntamiento de Benidorm pretende ahora recaudar, al menos, parte de lo que ha venido dejando de ingresar durante todo este tiempo y, a la vez de esas órdenes de cierre y retirada, ha iniciado también los procesos sancionadores con los que quiere imponer multas de dos mil euros por cada una de estas máquinas, elevando la cuantía total a algo menos de 400.000 euros.
Todo ello, teniendo perfectamente identificadas a las empresas que, durante años, han explotado estas máquinas expendedoras de dinero y que básicamente son tres, siendo Euronet360 la que más cajeros ha gestionado -con 137- seguida de Cardtronics -encargada de 37 cajeros- y Euro Automatic Cash -con ‘solo’ 22 máquinas-.
Un año desde las primeras sanciones
El Ayuntamiento de Benidorm basa estas sanciones en una supuesta existencia de intencionalidad por evitar el control municipal y el pago de tasas, así como en la reiteración en la infracción.
Para ello, el Consistorio habría estado trabajando durante los últimos meses en la recopilación de datos de estos casi dos centenares de cajeros que a lo largo de los años han aparecido, como por arte de magia, en la ciudad. Un trabajo que se ha acelerado en los últimos doce meses ya que en marzo de 2022 ya había abierto expediente a tres decenas de estas máquinas sin que esa acción, a la luz de los hechos, sirviera para amedrentar a las empresas que las gestionan.
La mayoría de las máquinas se instalaron en el Rincón de Loix y en los aledaños de la ‘zona guiri’
Una trampa para los turistas
Con comisiones fuera de toda lógica, las principales víctimas de estos cajeros ilegales eran los miles de turistas que cada año aterrizan en la ciudad. Buena prueba de ello es que la inmensa mayoría de estas máquinas se concentran en el barrio del Rincón de Loix y, más en concreto, en los aledaños de la conocida como ‘zona guiri’.
Así las cosas, no es extraño comprobar como la comisión que se pide en estos cajeros por una retirada de efectivo puede ascender hasta los tres euros, una cantidad que, posteriormente, se repartía entre las empresas que explotan las máquinas y, en su caso, los propietarios de los locales en cuya fachada de instalaban a modo de un extraño alquiler de espacio.
Comisión por conversión de divisa
Siendo ya excesivo el margen de beneficio obtenido por las comisiones por retirada de efectivo, el verdadero centro del negocio de estos cajeros está, precisamente, en su ‘predilección’ por los turistas británicos que, como se sabe, no pertenecen a la zona euro.
A ellos, además de la ya mencionada cantidad de servicio, se les llegaba a cobrar más de un 4% por la conversión de divisa de libras esterlinas a euros, una cantidad a todas luces desfasada respecto a lo que se viene a cobrar en alguna de las, por otra parte, cada vez menos oficinas bancarias de la ciudad.