Entrevista > Daniel Andújar / Ex atleta olímpico (San Vicente del Raspeig, 14-mayo-1994)
Daniel Andújar es un atleta al que las lesiones no le permitieron ofrecer su verdadero potencial. Sin embargo, tuvo el privilegio de representar a nuestro país en los Juegos Olímpicos de Río, en 2016, en la categoría de 800 metros lisos.
Conserva un excelente recuerdo de sus semanas olímpicas, especialmente los momentos en la villa, compartiendo estancias con sus referentes deportivos: Rafa Nadal, Pau Gasol…
Recientemente retirado, ejerce ahora de entrenador, para guiar mediante sus conocimientos a futuros profesionales del atletismo e incluso amateurs, no solo a nivel deportivo, sino también personal. “Que mejoren vitalmente es lo que más me motiva”, remarca.
«Ser olímpico supuso cumplir un sueño, el premio a años de esfuerzo y entrega hacia un objetivo»
¿Cómo fueron tus inicios en el atletismo?
Comencé a los ocho años, en San Vicente del Raspeig, mi pueblo. En un principio realizas todas las pruebas y con el paso del tiempo te decantas por aquellas que mejor se te dan, en mi caso carreras de 500 metros. Posteriormente 600 metros y, finalmente, 800.
Mi padre me sugirió la posibilidad de acudir al Centro de Especialización Deportiva de Cheste (València), donde estuve cuatro años, compaginando los estudios -imprescindible aprobar todo para seguir en el centro- con los entrenamientos.
¿Empiezas entonces a destacar?
Durante esa etapa se me daba bien el atletismo y conseguí alguna marca mínima para ir al Campeonato de España, pero no llegaba a despuntar del todo ya que tardé más en desarrollarme físicamente que los demás.
Finalizó mi periplo en Cheste, regresé a Alicante y me puse en manos de Llorenç Solbes, que fue mi entrenador los siguientes años.
En tu carrera, ¿qué representa Llorenç?
Muchísimo, significó un punto de inflexión en mi trayectoria deportiva. Supo dar con la tecla, guiarme y aportarme lo que necesitaba en cada momento para que creciera y progresara, convirtiéndome en el atleta que llegué a ser.
Con Llorenç nos centramos en los 800 metros: ese mismo año conseguimos la clasificación para disputar mi primer Campeonato del Mundo, en categorías inferiores, en Lille (Francia) en 2011. Guardo recuerdos muy bonitos.
«Las lesiones provocaron que tuviera que alejarme de las pistas, pero me ayudaron a crecer como persona»
Llevas ya varios años retirado de la competición, ¿por qué siendo tan joven?
En 2019 corrí mi última carrera, ya lastrado por las lesiones y molestias. A partir de ahí, intenté recuperarme bien para conseguir hacer una buena temporada, sin ser posible: las molestias persistían. Acudí a diferentes profesionales, pero no fue suficiente para correr sin dolor, por lo que decidí operarme. Lamentablemente no salió bien.
¿Qué sucedió exactamente en esa operación?
Después de la intervención de Síndrome Compartimental Bilateral Crónico en los gemelos me tuvieron que volver a ingresar en el hospital, ya que tuve un derrame interno grande en el gemelo derecho.
Me tuvieron entonces que volver a abrir los puntos para drenar, estando durante un largo periodo en cama sin poder caminar apenas. Ahora puedo correr un poco, pero sin excesos, porque si fuerzo me pasa factura.
Tu función actual es la de entrenador.
Al ver que las lesiones no me permitían entrenar con regularidad, me marqué nuevos objetivos, esta vez como entrenador, porque siempre tuve claro que quería seguir vinculado al atletismo. Me apasiona y me ha aportado mucho en mi vida.
Quería volcar los conocimientos adquiridos y mi experiencia en ayudar a otras personas a conseguir los suyos. Actualmente, lo hago mediante Bull Runners y Bull Elite, y lo compagino con mi labor en la Universidad de Alicante.
«En el desfile olímpico los españoles queríamos estar en primera fila, más cerca de Rafa Nadal, nuestro abanderado»
¿Qué se siente al ser olímpico?
Mucha felicidad. Es un sueño que tienes desde pequeño, en el que te esfuerzas a diario, siendo consciente de que muy pocos llegan a lograrlo. Te sientes todo un privilegiado.
Ciertamente me cogió joven, con 22 años, y pienso que en Tokio hubiera podido despuntar más, pero no pudo ser. Lo disfruté muchísimo: fue una experiencia enriquecedora y a nivel personal algo que quedará en mi recuerdo para siempre.
¿Cómo es la vida en la villa, con el resto de deportistas?
Está todo pensado para que el día ‘D’ y hora ‘H’ des tu cien por cien. Residir en la Villa Olímpica es un auténtico privilegio, donde el ambiente con todos es muy agradable y sano: sin duda, mi mejor experiencia deportiva.
Otro instante inolvidable es el desfile. ¿De qué forma lo recuerdas?
Es difícil describirlo con palabras, en aquel momento todo me parecía espectacular. Recuerdo que me llevé un pequeño cuaderno para ir relatando lo que sentía cada día.
Todos los deportistas españoles nos ‘peleábamos’ por estar en primera fila y estar lo más cerca posible de Rafa Nadal, nuestro abanderado.