Las hemerotecas nos envían a Barcelona, al ocho de febrero de 1976. Las calles bullían de gente manifestándose frente a un importante despliegue represivo. De pronto, en el cruce del paseo de Gracia con la Diagonal, un grupo de participantes desplegaba una pancarta donde se leía “llibertat, l’amnistia i l’estatut d’autonomia” (libertad, la amnistía y el estatuto de autonomía).
Pero no dejemos que esta poderosa imagen icónica de la Transición española elimine otras: en las calles de la hoy Comunitat Valenciana se dieron estampas muy semejantes. Fueron el impulso popular en que fraguaron (con la sesión, en la “etapa transitoria”, del cuatro de marzo de 1983, donde se aprueba el reglamento) las actuales Cortes Valencianas (Les Corts o Corts Valencianes), que sin embargo se festejan el veinticinco de abril. Desentrañémoslo.
Primeros tanteos
La creación de Les Corts se anotaba en el calendario del retorno de la democracia a España, que tuvo como paso previo, aparte del fallecimiento de Franco (1892-1975), con la lógica finiquitación del personalista franquismo, la Ley para la Reforma Política, votada el quince de diciembre de 1976 y, tras su aprobación en las urnas, promulgada el cuatro de enero de 1977. Se derogaba el anterior régimen y nos acercábamos al retorno de la democracia.
La anterior norma preparaba el camino para las primera elecciones plenamente democráticas desde febrero de 1936, las del quince de junio de 1977, que ganaba la coalición Unión de Centro Democrático (UCD) creada por Adolfo Suárez (1932-2014), quien, tras hacerlo en el último franquista, hasta 1976, presidirá el primer gobierno de la Transición, hasta su dimisión, el veintinueve de enero de 1981.
El combate en Almansa marcó fecha y acabó con los Fueros
El Estatuto de Autonomía
Habrá Constitución, sancionada por referéndum el seis de diciembre de 1978, y antes, en València, se había comenzado a gestionar la futura autonomía por el Plenari de Parlamentaris del País Valencià, más tarde el Consell, formado por los 41 diputados y senadores de las tres provincias elegidos en 1977. Se elaboraba, claro, el que iba a ser el estatuto autonómico.
Con la ley Orgánica 5/1982, del uno de julio, arrancaba el Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana, tras sufrir los tanques en la calle el veintitrés de febrero (y la madrugada del veinticuatro) del año anterior, durante el golpe de estado del guardia civil Antonio Tejero y los militares Alfonso Armada (1920-2013) y Jaime Milans del Bosch (1915-1997).
Felipe IV finiquitaba en 1645 la institución creada en 1238
Por tierras albaceteñas
Desde la calle, existía impaciencia ante una transformación que, o se juzgaba lenta, o continuista con el régimen anterior. Eran tiempos para que también se exacerbasen unos nacionalismos, suaves o extremos, integradores o separatistas, que, aunque mediáticamente soterrados durante la dictadura, existieron incluso antes que esta. Y se recuperó la fecha del 25 de abril, tanto desde las instituciones como desde la calle. ¿Por qué era tan importante?
Nos vamos hasta la provincia de Albacete, a la hoy zapatera y vitivinícola Almansa (que en 1833 se incluyó en la recién creada provincia albaceteña), donde el veinticinco de abril de 1707 se libró una batalla quizá no muy importante en la entonces internacional guerra de sucesión española, que duró desde 1701 hasta 1713, si bien hubo flecos beligerantes hasta 1715. Pero sí iba a resultarlo para nosotros.
El 25 de abril se reivindicaba autonomía y libertad
Entre Habsburgo y Borbones
Se dirimía si iban a gobernar España los germanos, de origen suizo, Habsburgo o los franceses Bourbon o Borbones (quienes aún reinan en España y Luxemburgo). Pero lo que interesa aquí es que por tales fecha y lugar se clausuraron los Fueros o Furs de la Ciudad y Reino de València, el conjunto de leyes que rigieron por estos pagos desde 1261, a instancias de Jaime I (1208-1276). De hecho, le echaba el cierre definitivo a unas Cortes anteriores.
Aunque a las Corts creadas en el 1238, nada que ver con las actuales (entonces, una asamblea normativa basada en los estamentos real, eclesiástico y militar o nobiliario), ya les había cortado el grifo el vallisoletano Felipe IV (1605-1665) en 1645 (el año de su última reunión), que redirigió la consecución de su poder a la Junta d’Electes dels Estaments. 1707 eliminó cualquier esperanza, entonces, de reconstituir estas Cortes.
Permuta festera
Pero entonces, ¿qué se celebra? En realidad, no se celebra, se conmemora. Y también se reivindicaba: autogobierno y libertad. El gobierno autónomo llegó, ya había tocado amnistía por delitos políticos (Ley 46/1977, de 15 de octubre, tras una preamnistía parcial el treinta de julio de 1976) y Les Corts volvían a funcionar tras un “como decíamos ayer” bastante largo.
Ya no es una fecha que se atesore mucho desde el estamento político, que la recuerdan con actos institucionales, y apenas goza de algún eco en las calles, si es que todavía posee alguno. No es fiesta. Este año, es más, el día no laboral es el veinticuatro, pero casi por permuta: San Vicente Mártir tocó el veintidós de enero, domingo, así que se trasladaron los festejos al veinticuatro, vísperas de algo que ocurrió hace mucho tiempo, en una Almansa hoy muy lejana.