Cuando en la segunda mitad del siglo pasado la comarca de la Marina Baixa, con Benidorm al frente y ejerciendo de gran locomotora, se subió al desbocado tren del progreso con el turismo como principal motor económico del asunto, los protagonistas de aquella aventura se olvidaron si no por completo, casi por completo, de mantener viva la llama de su propia historia, de sus tradiciones y de sus costumbres.
Aquellos hombres y mujeres que protagonizaron la mutación de una sociedad agrícola y pesquera hacia otra volcada en el sector servicios, suficiente tenían con pasar, de la noche a la mañana, del arado y la red de pesca a la excelencia turística; y con aprender, sobre la marcha, para ser los mejores en una de las industrias más competitivas del mundo.
Desatención a la propia cultura
En aquella ecuación, y es lógico verlo si nos ponemos en su piel, no entraba pensar, además, en lo mucho y muy importante que se podía perder por el camino en esa labor de ponerlo todo al gusto del turista, como buenos anfitriones que querían ser.
Parecía, y así se entendió por parte de aquella generación, que lo que no hiciera sonreír de felicidad al visitante no tenía motivo de existir, y eso provocó un olvido y una desatención generalizada hacia la propia historia que ahora, muchas décadas después, las nuevas generaciones están tratando de revertir.
Una finca de 5.000 metros cuadrados, junto a la Ermita de Sant Vicent del Captivador, será la ubicación del Museu Etnogràfic
Nuevo museo etnográfico
En La Nucía encontramos un buen ejemplo de ello, ya que el pasado mes de abril el ayuntamiento llegaba a un acuerdo para la compra de una finca rural de 5.000 metros cuadrados junto a la ermita de Sant Vicent del Captivador, con el objetivo específico de crear el futuro Museu Etnogràfic en esa casa y en su entorno. Una infraestructura que complementará el ya existente Centro Educativo Medioambiental (CEM) del Captivador.
El futuro Museu Etnogràfic de La Nucía pretende, como ha explicado el alcalde nuciero, Bernabé Cano, “recrear la vida rural y agrícola de antaño para que no se olviden las costumbres y tradiciones de la población” en todas esas generaciones previas a la llegada del turismo y su revolución.
La nueva instalación cultural vendrá a complementar los espacios ya existentes en el CEM del Captivador
Edificio tradicional
Tal y como ha avanzado el primer edil en la presentación del proyecto, las áreas de exposición de ese futuro Museu Etnogràfic “se distribuirán tanto en el edificio, que ejemplifica la arquitectura tradicional de la zona, como en el exterior”.
La casa de la finca “tiene una superficie total de 233 metros cuadrados, perfectamente conservada. Cuando esté finalizada su musealización, será una nueva pieza del Centro Educativo Medioambiental del Captivador que, desde que abrió sus puertas en 2011, ha sumado diferentes piezas hasta un total de 20.000 metros cuadrados”.
«El Museu Etnogràfic se ubicará en una casa que ejemplifica la arquitectura tradicional de la zona» B. Cano
Una mirada al pasado
Todo ello ha sido posible después de que la familia Mantot-Burli, propietaria de la finca, haya llegado a un acuerdo con el ayuntamiento de La Nucía para “la venta de esta finca rural del Captivador situada justo enfrente de la ermita de Sant Vicent”, asegura Cano.
El alcalde concluye que “con la compra de esta finca rural en el Captivador, enclavada en un lugar estratégico, damos el primer paso para crear el Museu Entogràfic de La Nucía, donde representaremos cómo era nuestra vida agrícola con sus usos y costumbres”.
Beneficios para los festeros
El primer edil nuciero avanza, así mismo, que el futuro Museu Etnogràfic “complementará la gran oferta del Centro Educativo Medioambiental El Captivador. Además, la compra de la finca nos ha servido también para reubicar la carpa festera y solucionar la falta de espacio de las fiestas de Sant Vicent y preservar la conservación de la ermita”.
En concreto, Bernabé Cano ha especificado que esa reubicación de la carpa festera de les Festes de Sant Vicent del Captivador -que unen en una misma celebración a La Nucía, Altea y l’Alfàs, municipios que convergen justo en ese punto- permitirá colocarla en uno de los terrenos de esta finca rural, un espacio que ocupaba en el pasado.