Irlandeses, eran irlandeses. Pero Grandes de España. Antes de llegar los Casanova, la familia Trénor fundaba la ya mítica compañía valenciana Cifesa, “la antorcha de los éxitos”, como aseguraba su eslogan o lema, que tomaba al Micalet como estandarte. La idea de la que partía la empresa era crear unos estudios al estilo de las ‘majors’ de Hollywood.
Con algunas de ellas llegó a coproducir, pero además, al menos según palabras del historiador Román Gubern, uno de los grandes entendidos en el mundo de la imagen secuencial (cine y audiovisual en general). Cifesa fue “la fábrica de películas más importante del cine español”, concebida para funcionar como productora y financiadora-distribuidora de producciones externas.
Hijos de Treinfhir
Otro importante historiador de cine, arte y literatura, Fèlix Fanés, ya nos lo contó en un libro titulado ‘Cifesa, la antorcha de los éxitos’ (1982). Resumamos, anotemos y añadamos. La Compañía Industrial de Film Español SA (la razón social siglada como marca y nombre comercial) arrancaba oficialmente el 15 de marzo de 1932, pero no lo hará del todo hasta 1934.
Justo cuando los Casanova entran en liza, convirtiéndola en la Cifesa que hoy conocemos. Pero la mecha la había prendido otra importante familia del mundo financiero y cultural valenciano. Los Trénor, descendientes de un linaje apellidado Trenmor o Treanmhar, posiblemente generado como MacTreinfhir (hijo de Treinfhir). John Trénor, de quien solo se conoce una fecha, 1726, que unos anotan como natalicio y otros como deceso, será el primero en llegar.
Los Trénor crearon también la Exposición Regional de 1909
Aviones, bancos y guano
Ligados al mundo de la aviación, tanto por la rama civil como la militar, y al comercio en general, los Trénor pronto se extendieron por aquí, sobre todo por Asturias, Barcelona, Canarias y Madrid, pero muy especialmente por València, cuartel de operaciones para una suerte de corporación empresarial familiar que lo mismo creaba en 1827 la Banca Trénor que compraba en 1842 la Real Fábrica de la Seda de Vinalesa (l’Horta Nord), añadiéndole esparto y yute.
También nos introdujeron como insuperable abono excrementos de aves marinas, focas y murciélagos peruanos (el guano, del quechua ‘wánu’), a partir de 1847. Y se imbricaban férreamente al mundo sociocultural del ‘cap i casal’. Como Tomás Trénor (1894-1981), segundo marqués del Turia, político, presidente del Ateneo Mercantil valenciano (1879) y creador de la Exposición Regional de València de 1909, desde donde se gestó el himno de la hoy Comunitat.
Los Casanova entraron con éxitos como ‘La hermana San Sulpicio’
Cambio de familias
Pero fue a otro Trénor, Vicente Trénor y Palavicino (1865-1938), quien ejerciera desde 1924 hasta 1927 de diputado por el distrito valenciano San Vicente-Torrent, además de vicepresidente de la Diputación valenciana, a quien se le atribuye la creación personal del invento, aunque de todas formas estaba implicada buena parte de la familia. Pero en sus dos primeros años de funcionamiento la empresa se dedicó exclusivamente a distribuir en España las producciones de la Columbia.
Claro, con servir películas del estudio hollywoodense fundado en 1918 (hoy Sony, tras ser Columbia TriStar) no bastaba. La familia Casanova adquiría la firma en 1934 y ponía en marcha el departamento productor. Ya de entrada se anotaban un tanto con el éxito, ese mismo año, de ‘La hermana San Sulpicio’, del hoy prestigioso autor zaragozano Florián Rey (1894-1962), protagonizada por la que desde ese año será su esposa, Imperio Argentina (1910-2003).
Estuvo a punto de estrenar en España ‘La dolce vita’
Apogeo y decadencia
El industrial Manuel Casanova Llopis (1874-1949), enriquecido con la venta de semillas de cacahuete, se ponía al frente de esta firma con sede en València y subsedes en Madrid y Barcelona. Otro Casanova, Luis Casanova Giner (1909-1999), se hizo cargo de la vicepresidencia. Al fallecer Manuel, Luis pasó a presidir (hay quienes aseguran que ya se ocupaba del negocio de puertas adentro) hasta que la empresa cerró sus puertas, en 1965.
En realidad, en 1961 lanzó el último título propio, aunque desde 1956 actuaba más como distribuidora. Y por ahí le iba a llegar la puntilla, que sufrió Luis, quien presidió también el Valencia C.F., en 1936 y desde 1940 a 1959 (en su honor, el Mestalla se llamó estadio Luis Casanova entre 1969 y 1994). Problemas con los fondos proporcionados por el Gobierno, desencuentros con la administración, caros fracasos en taquilla y la competencia…
La censura en contra
Mientras Suevia Films, fundada en 1940 por Cesáreo González (1903-1968) y finiquitada en 1983, se servía del ‘estilo Cifesa’ para sus películas producidas o financiadas-distribuidas, además de quedarse la exhibición aquí de las películas de la Columbia, la propia Cifesa acabó por enfrentarse a un quebranto que ya fue pura liquidación tras invertir lo no escrito en la propaganda para estrenar en España ‘La dolce vita’ (1960), de Federico Fellini (1920-1993).
El nacionalcatolicismo presionó, la censura prohibió y Cifesa, la empresa que había empezado con un capital de millón y medio de pesetas de las de entonces, muchísimo más que los 9.015,18 euros que serían hoy al cambio, se vio agobiada por unas deudas superiores. La firma, ya solo distribuidora, no hizo sino languidecer. Del sueño irlandés al definitivo.