Entrevista> Nando Durá / Agricultor (Albalat de la Ribera, València, 30-mayo-1987)
Todo sube: acudes a un supermercado y el precio de la compra no para de aumentar, debido a infinidad de causas. Uno de los productos que más ha subido es el procedente del campo, en ocasiones -como el aceite de oliva- a cifras inasumibles para muchas familias.
Es, por ello, el momento de establecer un diálogo con un agricultor como Nando Durá, también miembro directivo de la Unió Llauradora, entidad que se encarga de defender a los agricultores y ganaderos de la Comunitat Valenciana.
“Obviamente la subida de precios en todos los segmentos es la primera consecuencia de todo lo que está pasando”, nos remarca. ¿Qué está sucediendo? De todo: cambio climático, sequías, guerras, desastres naturales… ¿Y quién paga las consecuencias? Sin duda, el consumidor final.
¿Desde cuándo tienes contacto con el campo?
Siempre ayudé a mi padre en sus naranjos, en nuestra localidad natal. Estudié Magisterio Musical, aunque jamás llegué a ejercer, porque cuando muchos de mis compañeros se tenían que trasladar a Cataluña para trabajar, yo preferí quedarme aquí.
Surgió entonces la posibilidad de trabajar en el campo, conociendo seguidamente otros cultivos como el arroz y el caqui.
«Los cultivos de secano están sufriendo muchísimo, sobre todo debido a la falta de lluvias»
¿La agricultura valenciana está tan mal como parece?
Sí y no, depende del producto. Los cultivos de secano, debido a la falta de lluvias, están sufriendo muchísimo, al igual que la ganadería, con una constante subida de precios (especialmente de la luz y la paja).
Por ejemplo, el caqui tiene un cultivo complicado, mientras que la naranja se puede controlar más. Hemos pasado años buenos y malos.
El arroz es el único un poco más estable, principalmente debido a la falta de competencia, pues la sequía ha afectado más a los campos andaluces y extremeños, y las lluvias torrenciales han provocado pérdidas en el delta del Ebro.
Las causas, por lo tanto, son varias.
Influye todo: el clima, la subida de precios, la guerra de Ucrania y, sobre todo, que la gente ya no tiene la alegría económica de hace cuatro o cinco años y busca alimentos más baratos.
El futuro es complicado.
Recordemos que durante muchos años se dejó de lado el sector primario y esto provocó que muchos agricultores cesaran su actividad.
Cada año, nuevos agricultores lo dejan, la mayoría de las veces porque no les es rentable seguir.
¿Un agricultor puede vivir de sus tierras?
Básicamente sobrevivimos de lo que tenemos. Hace años se apreciaban cosechadoras o segadoras nuevas, pero ese bienestar ya no existe.
Una cosechadora hace unos años valía unos 280.000 euros y ahora ha subido a 400.000. Son inversiones muy fuertes que no todos están dispuestos a afrontar.
¿Están llegando agricultores jóvenes al sector?
Algunos pocos, principalmente porque sus padres son agricultores o ganaderos. Indicar, en ese sentido, que la media de edad de los trabajadores del campo está en sesenta y cinco años.
«Una cosechadora hace cuatro o cinco años valía 280.000 euros, ahora 400.000»
¿Se tiende hacia la especialización?
Se busca, sobre todo, la profesionalización, trabajar únicamente en las tierras de uno, no como una labor secundaria.
Se intenta también diversificar los cultivos, como es mi caso, porque al cabo del año siempre hay uno de los tres que no ha funcionado bien.
¿La contratación por temporadas pagando en B sigue existiendo?
Cada vez se paga menos de ese modo. Los profesionales de ahora intentamos hacer las cosas bien y ahora, por ejemplo, todos sabemos lo que es un Plan de Riesgos Laborales. Todos estamos perfectamente informados.
¿Cómo ha cambiado la forma de cultivar en los últimos años?
Del cielo a la tierra, antes se hacía casi todo a mano, al tiempo que ahora prácticamente no bajamos del tractor.
Además, la innovación irá a más. Este año hemos hecho un cursillo de pilotaje de drones, que van a ser básicos en el cultivo del arroz en un futuro no muy lejano.
¿La mayor parte del pastel quién se lo está llevando?
Los intermediarios, porque nosotros estamos en la posición que somos muchos y le tenemos que vender a unos pocos.
Por su parte, los supermercados realizan alianzas entre ellos a la hora de comprar.
«Al consumidor final le diría que busque comprar directamente al productor, se ahorrará algo»
¿Cuáles son los productos que más están sufriendo esta situación?
Sin duda, el cultivo de secano, como señalaba anteriormente. Especialmente lo está notando el olivo, con una bajada en la producción muy fuerte, que conlleva una subida sustancial en los precios.
También los cereales, por la falta de lluvias.
¿Qué se le puede decir al consumidor final?
Que busquen comprar directamente del productor, pues se ahorrarán algo. Sí es cierto que nos hemos acostumbrado a comprar en el súper, porque allí lo tenemos todo.