Entrevista > Marisa Cortés / Presidenta de los Mayorales del Santísimo Cristo del Buen Acierto
Doce meses han trabajado Marisa Cortés y el resto de mayorales para que l’Alfàs del Pi pueda disfrutar al máximo de sus fiestas en honor al Santísimo Cristo del Buen Acierto, que no es el patrón del municipio, pero sí concita un fervor y una pasión que une, aunque sólo sea por unos días, a todos los vecinos en torno a su figura.
Este año, la mayoralía no ha recaído en una peña concreta, sino que han sido un grupo de festeros los que la han llevado adelante. ¿Supone eso una gran diferencia en el trabajo del día a día?
El trabajo es el mismo, porque las fiestas se tienen que organizar. Sí que es verdad que desde hace unos años, en vez de ser una comisión de fiestas, suelen salir las peñas, que ya es un grupo de personas que pertenecen a una misma estructura y que se ven durante todo el año. En ese sentido, nosotros hemos sido un poquito una mezcla.
«Todo empezó al ver que no había mayorales y con lo típico que uno dice aquello de “a que no hay huevos”»
¿Cómo empezó todo?
Con el cachondeo… Nosotros fuimos mayorales de la Creueta en 2018, y todo empezó al ver que no había candidatos para este año y con lo típico que uno dice aquello de “a que no hay huevos”. Y yo dije “huevos, no; lo que hay es un par de ovarios”. Eso fue el día antes de sacar la lista de mayorales y nos nombraron después de la misa de la procesión del Cristo.
Luego, como siempre y durante todo el año, hemos hecho un montón de actividades para poder tener unas grandes fiestas y las mejores posibles.
¿Van a plantear muchas novedades o apostarán por unas fiestas de carácter más continuista?
Las de l’Alfàs del Pi son unas fiestas que tienen un sentido religioso y, por lo tanto, esa parte va a continuar igual. En la parte más lúdica, este año, en vez de hacer solamente una mascletà, vamos a hacer tres, incluida una nocturna, la del Cristo.
Además, en las fiestas de l’Albir tuvimos una banda que nos gustó mucho y hemos querido que vuelvan en noviembre con otro espectáculo. Asimismo, las peñas también hacen sus tardeos con algún tributo. El programa de fiestas está bastante completo.
L’Albir, lo acaba de decir, tiene sus propias fiestas en agosto. Llevar allí las fiestas de noviembre parece una misión casi imposible. ¿No se lo plantean?
No es que no se plantee. Son fiestas participativas para todo el pueblo, tanto de l’Albir como de l’Alfàs. Son para todo un municipio. Hay gente de l’Albir que tiene peña aquí y se junta con la gente. No hacemos ninguna actividad específica en l’Albir, sino que se centra todo aquí, porque son actos religiosos y la iglesia está en l’Alfàs.
Hacer la ofrenda en l’Albir cuando se hace aquí la del Cristo tampoco tendría mucha relación. Yo creo que la gente también sube al pueblo y sube a las fiestas. A ver la cabalgata, a ver la ofrenda, al correfocs…
«Hemos hecho un montón de actividades para poder tener las mejores fiestas posibles»
El ayuntamiento, en la organización de unas fiestas, siempre tiene un peso muy importante. Usted, además de presidir la mayoralía, es concejala del equipo de gobierno. ¿Ha tenido que escuchar mucho estos doce meses aquello de que aprovechase para presionar a sus compañeros y tener un poco más de presupuesto?
(Ríe) Sí, sí, la verdad es que se escucha. Y siempre está la bromita y la coña del “bueno, tú que estás de concejala”… Pero bueno, da lo mismo. Da igual que estés de concejala, como que no. El presupuesto que hay con el convenio del ayuntamiento es el mismo que otros años.
En ese mismo sentido, ¿le genera su condición de concejala un sentimiento de mayor responsabilidad en su función de mayorala?
Sinceramente, a mí me da igual. La gente ya me conoce, sabe cómo soy, cómo actúo… No me hace falta ni aparentar más ni aparentar menos. Por eso, no considero que por ser concejala tenga que hacer esto o lo otro. Creo que se me conoce por mis actos. Dicho eso, sí que es verdad que te miran más con lupa. Sé que estás un poco más observada, claro.
«Llevamos ya un par de años en los que en la ofrenda y la cabalgata suelen participar vecinos de otras nacionalidades»
Las fiestas también son un vehículo de integración. ¿Qué se puede hacer para que los residentes de otras nacionalidades participen más?
Llevamos ya un par de años en los que en la ofrenda y la cabalgata suelen participar vecinos de otras nacionalidades. Creo que cada vez están más metidos en la fiesta. Además, en casi todas las peñas hay una mezcla de nacionalidades.
Al final, sucede que es la gente más joven la que está dentro de la fiesta. La gente mayor igual sí que es verdad que les cuesta más integrarse, porque no están acostumbrados a este tipo de eventos.
Para los que tengan la tentación de aprovechar estos días para hacer una escapada, ¿por qué hay que quedarse en las fiestas?
Creo que son unas fiestas especiales, que tienen ese sentimiento de devoción al Cristo y que mezclan tanto lo lúdico como lo religioso. Hay mucho sentimiento y la gente las disfruta. Estos días estás con familia, con amigos… Y bueno, este año el pregón va a estar muy chulo.
No me va a decir quién es el pregonero, ¿verdad?
No te lo puedo decir… No se lo hemos dicho ni al alcalde. Tiene que ser una sorpresa.