El alcoyano Camilo Blanes Cortés (1946-2019), Camilo Sesto, era muy amigo de sus amigos. A la que le pedían, lo mismo se apuntaba al bautismo, boda o comunión de hijos, nietos, tataranietos, de una amistad. Para darle lustre. Sonaba la música y, con un hilo de voz, se venía arriba. Lo que podía resultar patético, devenía memorable, con esa osadía que le había resucitado artísticamente tantas y tantas veces.
Así, consiguió ser un ídolo para diversas generaciones, de gustos muy diferentes. Una notable evolución, hacia estilos como el pop setentero y ochentero, el rock o el sonido disco, para quien fue uno de los grandes nombres de la llamada canción melódica o balada romántica (una de las bases, por cierto, del pop), y donde la actual Comunitat Valenciana ha dado también otros importantes nombres.
Unos cuantos nombres
Efectivamente, este hijo de familia humilde, que añadió el inglés a los idiomas de crianza, valenciano y castellano, y que comenzó con el disco ‘Los Dayson’ (1965), para el grupo del mismo nombre (que en septiembre del pasado 2022 dio un multitudinario concierto en el alcoyano Teatro Calderón), figura en un parnaso local y, al tiempo, internacional que anota otros nombres.
No podemos olvidarnos de los valencianos Juan Bau o Nino Bravo, o de los alicantinos Francisco o Jaime Morey. De los citados, por cierto, solo quedan vivos el alcoyano Francisco, quien se decidió por otro género musical, y el aldaier Juan Bau, aunque Internet lo ‘mató’ en 2016. En todo caso, antes de continuar hablando sobre ellos, ¿qué es eso de la canción melódica?
Es un género hispano, que triunfó en ambas orillas oceánicas
Fenómeno hispano
La primera definición que nos encontraremos nos habla de un género donde la persona que canta (solista) lo suele hacer con acompañamiento orquestal. Ante todo, interpreta baladas, principalmente románticas, aunque no reniega al añadido de otro tipo de músicas. Eso sí, se trata de algo principalmente hispano, lo que permitió, por cierto, el triunfo de sus intérpretes en ambas orillas oceánicas.
Si afinamos más, veremos que primaron los a las cantantes, como el barcelonés Dyango o el madrileño Julio Iglesias, o también el caraqueño José Luis Rodríguez ‘El Puma’ y el puertorriqueño Luis Miguel. Aunque excepciones a la regla hay, como la madrileña Paloma San Basilio o la bonaerense Valeria Lynch. Triunfaron a oleadas: los sesenta, los setenta y ya los ochenta. A partir de ahí, al estilo se le tuvo como obsoleto.
Juan Bau tuvo que grabar un vídeo para desmentir su muerte
Múltiples influencias
Añadamos que la canción melódica escarbó en boleros, blues, jazz o rock and roll, la ‘chanson’ francesa o las baladas italianas. Como todas, germinadas en la música barroca (entre el XVI y el XVIII), con sus composiciones tonales de cifrado armónico (interpretación simultánea de unos acordes y un bajo). Con tales cadencias hizo leyenda Luis Manuel Ferri Llopis (1944-1973), natural de Aielo de Malferit (Vall d’Albaida), y Nino Bravo de nombre artístico.
Quien se pasó la vida como despidiéndose, con las letras de buena parte de los temas que inmortalizó, como ‘Un beso y una flor’ o ‘Libre’ (ambas de 1972), lo hizo definitivamente debido a un accidente de tráfico de camino a Madrid. Se raía así una carrera vital y artística que comenzaba en 1962, tras hacer realidad unos sueños alimentados mientras, entre otros trabajos, laboraba de lapidario (o sea, labrando piedras preciosas).
Estos temas dieron los últimos coletazos entre los ochenta y noventa
Muertes falsas y reales
Pero a quien popularizó la canción ‘América, América’ (1972, retomada en 1986 por Luis Miguel) y a Camilo Sesto podemos sumarles más nombres. Juan Bau, por ejemplo, debutaba ya en 1972, en esa segunda hornada que enlazó, igual que lo más sonado de su carrera, con los ochenta. Pero es que Bau incluso vivió, como Camilo, ‘resurrecciones’, con discos como ‘Nuestras canciones’ (1999) o ‘Súper éxitos de Juan Bau’ (2009).
Después, Juan Bautista Conca (nacido en 1948) se retiró a disfrutar de familia, naturaleza y su afición a la pintura hasta que tuvo que aparecer, a finales de 2016, en un vídeo tomado en Calp (Marina Alta) para desmentir su supuesta muerte, anotada desde la Wikipedia el 28 de noviembre de ese año. Sí fue real, en cambio, la del también productor musical Jaime Morey (1942-2015).
Con nuevos formatos
Morey entró en la fama en los setenta, aunque comenzó profesionalmente en la década anterior. Fue en un programa de TVE, un pre-‘OT’ llamado ‘Pasaporte a Dublín’ (1970), para decidir quién iba a ‘Eurovisión’ (fue la jienense Karina; al año siguiente le tocó a Morey, que se rumoreó que aquí había quedado segundo). En aquel programa, por cierto, también competía Nino Bravo. El género dio los últimos coletazos entre los ochenta y noventa.
El alcoyano Francisco González Sarriá, nacido en 1959, triunfaba con la canción ‘Latino’ en el festival de la Organización de Televisión Iberoamericana (OTI) de 1981. Fue el último gran espaldarazo a un género que hoy asoma muy mixturizado con otros (como en algunos temas de la sancugatense Rosalía, quien estudió musicología). El propio Francisco cambió lo melódico por lo lírico, lo que también tiene su parte romántica.