Ubicado en el primer ensanche de la ciudad, el Mercado de Colón se enclava en el núcleo de una de las zonas más comerciales de València. El precioso edificio, de estructura metálica, fue construido entre 1914 y 1916 como un excelente ejemplo del modernismo valenciano de principios del siglo pasado. Hoy está declarado Monumento Nacional.
Fue ideado por el saguntino Francisco Mora, arquitecto fuertemente influenciado por las corrientes modernistas de Cataluña (había estudiado en Barcelona y visitado en diversas ocasiones el taller de Antoni Gaudí). Proyectó un gran espacio longitudinal de tres naves mediante cerchas metálicas, cerrando sus extremos con dos portadas de ladrillo y piedra en forma de arcos triunfales.
En la actualidad está perfectamente rehabilitado y posee numerosos comercios y establecimientos -dedicados principalmente a la hostelería-, que cubren las inquietudes de la clase burguesa de la zona. Además, a lo largo del año, acoge bajo su cubierta exposiciones, mercadillos y diferentes actividades.
Contexto histórico
Ya a finales del siglo XIX, el ayuntamiento recibía muchísimas peticiones, por parte de propietarios y vecinos, para la implantación de mercados provisionales o definitivos en el área del Ensanche. De esta forma, se evitaba la venta ambulante que se generaba.
Esta necesidad, todavía más latente con la llegada del nuevo siglo, originó la segregación de una de las manzanas del Ensanche, concretamente donde se hallaba la antigua fábrica de gas del Marqués de Campo.
El proyecto original del mercado fue presentado por Mora el 17 de abril de 1913, aunque tuvo que ser modificado, siendo aprobado el definitivo cuatro meses más tarde, el 8 de agosto. La propia construcción estuvo solapada de dudas sobre si se dotaba de uno o varios sótanos en el subsuelo. Finalmente, el edificio se inauguró en la Nochebuena de 1916 con total aceptación por parte de la sociedad de la época.
El edificio fue construido debido a las grandes necesidades comerciales de los vecinos del Ensanche
Paulatina decadencia
Después de unas décadas de solera, el Mercado de Colón fue decayendo en los últimos años del siglo XX: los comerciantes allí arrendados se fueron jubilando, retirando o sencillamente cerrando como consecuencia del deterioro y la falta de mantenimiento del lugar, que ahuyentaba a los potenciales clientes.
Era necesaria una completa restauración del monumento. A su decadente estado se sumaban los problemas de aparcamiento y el poder compaginar el espacio con un uso diferente al que tenía hasta entonces, más acorde con las necesidades del momento.
Además, el mercado había dejado prácticamente de funcionar por la creación de nuevas galerías de alimentación en la zona y centros comerciales.
Especialmente en las últimas décadas del siglo XX fue decayendo, y se llevó a cabo una amplia reforma
Restauración
Se planteó entonces, entre 2003 y 2009, un amplio proyecto de restauración integral, focalizado en el entorno e interior del edificio, revalorizándolo de este modo como patrimonio histórico y arquitectónico.
En una primera fase se llevó a cabo tres sótanos de aparcamiento y una galería comercial en el semisótano, dejando para una segunda fase la habilitación como espacio comercial. Se abrió también una claraboya y un nuevo atrio hacia el sótano, obteniendo una terraza y permitiendo la entrada de luz natural.
El exitoso proyecto fue premiado con una Medalla de Oro por el Instituto Americano de Arquitectos, en la categoría de Diseño de Interiores y Restauración en la Bienal de Arquitectura de Miami en diciembre de 2003.
Alberga un importante número de ofertas gastronómicas, algunas sumamente singulares y atractivas
Cómo es
Con una superficie total de 3.500 metros cuadrados, el Mercado de Colón -con portadas de ladrillo y cerámica a modo de grandes arcos- exhibe una planta basilical de tres naves, una central de 18,60 m de altura y dos laterales, menores, de 9,70 m de luz con voladizos a cada lado.
Sin duda, se trata de uno de los puntos más fotografiados de la ciudad, próximo al Jardín del Turia; un lugar idóneo para detenerse a descansar o comer, con una amplia oferta gastronómica.
El Mercado de Colón ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, reinventándose como zona de ocio, compras y gastronomía. Los restaurantes son un enorme atractivo, con propuestas realmente interesantes.
Cuenta asimismo con grandes cubos de cristal en la planta de calle que albergan animadas cafeterías, dejando el subsuelo para reputados restaurantes y tiendas de alimentación gourmet.
El modernismo valenciano
Es la denominación historiográfica de un estilo, sobre todo arquitectónico, que forma parte de una corriente que surgió en toda Europa a finales del siglo XIX (aunque bajo un nombre distinto en cada país, Art Nouveau, por ejemplo, en Francia).
En la Comunitat Valenciana adquirió una personalidad propia, influenciado en buena parte por el modernismo austriaco, el Sezession (Secesión en alemán). València y Alcoy, por número de obras existentes, fueron las principales ciudades donde se desarrolló, dentro de un contexto de crecimiento industrial, económico y urbano.
Otras, también muy interesantes, fueron Novelda, Alicante, Castellón de la Plana, Burriana, Sueca o Carcaixent.