Entrevista > Pepe López Giménez / Fotógrafo (Sax, 2-diciembre-1960)
El mundo de la fotografía es pura pasión para muchos, aunque esa magia “se ha desvirtuado notablemente en los últimos años”, sostiene Pepe López Giménez, brillante último ganador del Concurso Internacional de Fotografía ‘Memorial Alberto Candela’ de la Semana Santa de Crevillent.
La descubrió de pequeño y fue aficionado durante toda su vida, hasta que en 2010 se matriculó en la Universidad Miguel Hernández de Elche, obteniendo una titulación de fotografía. Ha participado, además, en decenas de certámenes, principalmente de su Sax natal y alrededores.
Cuenta actualmente con un equipo semiprofesional que le permite realizar fotos extraordinarias, especialmente en blanco y negro, “mis favoritas”. Reconoce también abiertamente que nunca se logra hacer la fotografía perfecta, porque siempre queremos retocarla y mejorarla.
¿Cuándo llegó la fotografía a tu vida?
Es una historia curiosa: a finales de los sesenta, con apenas ocho o nueve años, un señor nos hizo a un grupo de chiquillos una foto en la plaza del pueblo. Unos días después a dos de nosotros nos llevó a un laboratorio -bañado en color rojo- y allí se produjo la magia.
Metió un papel dentro de un líquido, que era el revelador y fijador, y apareció mi imagen. Eso quedó en mi recuerdo para siempre y, ya de mayor, me volvió a gustar este mundo.
«Al volver de la mili me lo tomé más en serio, comprándome mejores equipos y participando en concursos»
¿Qué referentes tenías?
En mi época no había internet y obviamente tenías que aprender a partir de la lectura en revistas especializadas, quincenalmente. Al volver de la mili, a principios de los ochenta, me lo tomé ya más en serio, comprándome un mejor equipo y participando en concursos de fotografía.
Tus primeros concursos, ¿cuáles fueron?
Los que había en Sax, principalmente el de Moros y Cristianos. Los primeros años fueron muy decepcionantes, porque siempre ganaban los mismos, que eran los más veteranos y los que contaban con mejores cámaras.
Pero fui mejorando, así como mis equipos, porque mi único vicio es la fotografía, y poco a poco fui ganando algún premio, lo que me animó a salir a tomar imágenes en otras localidades (Elda, Petrer, Castalla…).
«Hoy en día con tan buenos móviles mucha gente hace fotos, pero realmente no hay fotógrafos»
¿Cuál es la foto perfecta?
Nunca la hemos hecho, ni llegaremos a hacerla, porque, aunque muchas tienen su encanto, luego queremos retocarla, sobre todo ahora que las tenemos digitalmente. Pocas veces tendremos las condiciones perfectas de luz, o el fondo es malo. Todos los días sigo aprendiendo y evolucionando en cosas nuevas.
¿Se está desvirtuando la magia de hacer fotos?
Por supuesto, debido a que todos tenemos móviles y muchos de ellos disponen de excelentes cámaras. Hoy en día hay mucha gente que hace fotos, pero realmente no hay fotógrafos.
¿Cómo es tu estilo?
Lo que de verdad me apasiona es la fotografía en blanco y negro. Me gusta el fondo oscuro, que tenga su encanto, la llamada ‘clave baja’, es decir, oscurecer bastante la foto, poner el toque de luz en un punto determinado…
Mis fotos son, más o menos, todas iguales.
La foto, ¿mejor tal y como sale de la cámara o retocada?
Es uno de nuestros mayores dilemas. A día de hoy es muy difícil hacer una foto y después no retocarla, por la facilidad que tenemos.
Antes no se podía hacer apenas nada cuando las revelábamos, pero ahora sí, siempre le veremos imperfecciones: una farola detrás, una persona fumando u otro con la cerveza en la mano. Hoy, como se puede retocar…
«Sigo yendo a mi laboratorio; saco la película del revelado, la pongo en la luz y veo los negativos»
¿Cuánto ha cambiado el mundo de la fotografía en los últimos años?
Muchísimo, sobre todo lo que comentaba anteriormente, que las personas que antes hacíamos fotos éramos muchas menos.
Además, tenías que ajustarte al carrete, que eran doce, veinticuatro o treinta y seis fotos, debías ser muy preciso, midiendo muy bien la luz, saber qué diafragma o velocidad poner. Intento mantener la nostalgia, meterme en el laboratorio, sacar la película del tanque de revelado, ponerla a la luz y ver los negativos.
Acabas de ganar el concurso de Semana Santa de Crevillent.
Llevo muchísimos años participando, desde la época de los carretes, incluso. En las últimas ediciones casi siempre me he llevado algún premio y en 2023 ha sido gracias a una fotografía en concreto, la que saqué en la Procesión de los Sacos en la que se ve el reflejo de Cristo en el suelo, pues había llovido.
Se trata de una Semana Santa que me agrada mucho, especialmente esa procesión, que se realiza el Martes Santo.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Participaré en nuevos concursos, como el de Elda, Canals y los Moros y Cristianos de Sax, la primera semana de febrero.