Una visita a Roma conlleva una obligada al Vaticano. Allí, en su museo, veremos obras únicas, pero ninguna como la que nos aguarda al final, la Capilla Sixtina, la estancia más conocida del conjunto palaciego. Pintada por Miguel Ángel, es el lugar donde los cardenales celebran el cónclave para elegir al nuevo Papa.
Su belleza es inigualable. En València, salvando las distancias, tenemos la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari y de San Pedro Mártir, un perfecto ejemplo de estructura gótica del siglo XV y espectacular decoración barroca del XVII.
Fue recientemente restaurada, de un modo notable, y desde entonces se la conoce como la Capilla Sixtina Valenciana. Ejerce a partir de 2019 funciones de museo y desde 1981 es Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico Artístico.
Breve contexto histórico
El lugar donde se erigió el templo es sagrado prácticamente desde la fundación romana de la ciudad, debido a que era lugar de divinidades paganas y de enterramiento fuera de los muros de la ciudad.
Lo mandó construir el rey Jaime I, donándolo a los dominicos que le acompañaban. Tiempo después estos fundaron el Convento de Santo Domingo -actual Capitanía General- y la iglesia quedó vinculada directamente a la diócesis de València y al clero secular.
Parroquia hacia 1242, se engloba entre las primeras doce parroquias cristianas de la ciudad. Seguidamente fue reformada por iniciativa de la familia Borja en estilo gótico (1419-1455), contrayéndose la bóveda gótica de crucería en la nave central.
Son los propios dominicos quienes dedican la nueva parroquia a San Nicolás Obispo, patrón de la Orden, pues su fundador, Santo Domingo de Guzmán, escribía entonces las Constituciones de la Orden de Predicaciones en el Convento de San Nicolás de Bolonia.
Erigida en 1242, se engloba entre las primeras doce parroquias cristianas de València
San Pedro Mártir
Tiempo más tarde se dedicó un altar a San Pedro Mártir y en él se produjo un milagro que salvó la vida a un recién nacido. La devoción en València por este santo creció de tal forma que acabó siendo cotitular de la parroquia.
Sin embargo, pese a que la iglesia mantiene -como figura en su Altar Mayor- la titularidad de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, es conocida popularmente como la iglesia de San Nicolás.
Ya en pleno Siglo de Oro, cuando florecieron pensamiento, arte y letras españolas, la parroquia estuvo vinculada a personajes relevantes del momento, como el escritor Jaume Roig, su propio administrador, y Alfonso de Borja, futuro Papa Calixto III. Se trata del siglo en el que la iglesia se transforma plenamente en gótica.
Evolución artística
El edificio original comienza su paso hacia el gótico entre 1419 y 1455, ampliándose y ocupando los terrenos que ocupaba el cementerio parroquial. Se construyó, asimismo, la bóveda de crucería en la nave central.
La de San Nicolás se convierte en una iglesia de una única nave, de seis tramos, capillas laterales entre los contrafuertes -seis a cada lado- y un presbiterio poligonal orientado al este.
Dos siglos y medio después, entre 1690 y 1693, se recubre el interior gótico con decoración barroca -simbolizando el gusto de la época-, reforma atribuida a Juan Bautista Pérez Castiel. Las pinturas al fresco fueron diseñadas por Antonio Palomino y ejecutadas por su discípulo Dionís Vidal en 1700.
Vidal recubrió las bóvedas góticas, pilares y muros con escenas de la vida de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, junto con alegorías de las Virtudes en arriesgados escorzos.
Las bóvedas, pilares y muros están recubiertos con escenas de la vida de ambos santos
Reforma del siglo XXI
A principios de este siglo se inició la rehabilitación arquitectónica y pictórica de la parroquia, que una vez finalizada, en 2016, permite disfrutarla en todo su esplendor.
De hecho, su restauración fue calificada como la “intervención arquitectónica y pictórico-ornamental más importante realizada hasta la fecha a nivel internacional, por la magnitud de la obra y las técnicas empleadas”.
Hoy museo, se puede visitar con o sin guía. Además, cada lunes la iglesia recibe a cientos de personas para hacer las llamadas ‘Caminatas de San Nicolás’ -una peregrinación para alcanzar el favor espiritual- o la Devoción a San Judas Tadeo, patrón de las causas imposibles.
Su obra social
La iglesia de San Nicolás persigue contribuir a la transformación social e individual de las personas excluidas y vulnerables, actuando para que tengan un futuro mejor, principalmente infantes, jóvenes, mujeres y ancianos.
Llevan a cabo iniciativas sociales para ayudar a superar situaciones complicadas, con especial atención a los que viven en pobreza y abandono.
Sin duda, estar al lado de las personas cuando más lo necesitan es el reflejo del espíritu de San Nicolás. Para ello trabajan en colaboración con entidades sociales e instituciones (públicas y privadas), llegando al máximo número de personas necesitadas.