Entrevista > Alfonso Ortuño / Dibujante (Orihuela, 10-noviembre-1942)
Alfonso Ortuño, veterano dibujante de nuestra localidad, fue recientemente nombrado hijo predilecto de Orihuela por sus méritos y destacada trayectoria profesional. Pese a pasar gran parte de su vida en Madrid, ni un solo día dejó de recordar su municipio natal, del que es un gran conocedor.
Tras comenzar a finales de los sesenta en el diario ‘Nivel’, fue ilustrador -entre 1970 y 1992- de los servicios informativos de Televisión Española, labor que compaginó con otras publicaciones escritas: ‘Gaceta ilustrada’, ‘Interviú’, ‘Manifiesto’, ‘La actualidad española’, ‘Cambio 16’…
Amante de la buena gastronomía, se embarcó en la publicación de un libro de viajes y cocina, centrado en los arroces de la tierra; también diseñó el escudo de la comparsa mora Almohábenos -a la que estuvo vinculada desde sus inicios- y el Monumento a la Armengola, así como los azulejos instalados posteriormente. La música es otra de sus pasiones, llegando a ser presidente honorífico “por sorpresa” de la Unión Lírica Orcelitana.
¿Qué representa ser nombrado hijo predilecto de tu localidad?
Un gran honor; me alegra mucho, me lo comunicó el propio alcalde, José Vergara Durá.
Siempre he tenido con Orihuela una relación muy cercana, y en la capital de España, donde residí más de cuarenta años, uno de mis mejores amigos -el poeta Salvador Jiménez- decía que yo tenía un piso que, si te asomabas a la terraza, veías Orihuela. Lo decía en tono gracioso y de la emoción que representaba mi localidad para mí.
Estuviste muy vinculado al municipio, sobre todo en las conmemoraciones de la Reconquista.
Fundamos la comparsa Almohábenos en el laboratorio de análisis clínico de José María Penalba. Al principio desconocíamos cómo iba, únicamente teníamos entusiasmo; pero con el tiempo se ha convertido en una de las comparsas más relevantes de la ciudad, con cientos de miembros.
Estuve en el proyecto desde los inicios, sin ostentar ningún cargo. Los Moros y Cristianos es una de las fiestas más alegres y destacadas en Orihuela.
«En los setenta había autocensura; tenías miedo de pasarte porque la cosa estaba complicada»
¿Cuáles son las diferencias que había al hacer caricaturas en los setenta?
Sobre todo había autocensura, y tenías preocupación de pasarte de la raya porque la cosa estaba complicada. No te atrevías, tenías incluso miedo.
Al hacer ‘La baraja política’, en 1973, mi mejor obra -con 104 caricaturas de los líderes mundiales desde la Segunda Guerra Mundial-, no se hizo a Franco. Lo intenté, tenía mucho interés porque hubiera sido la primera caricatura al dictador. Le llegué a preparar dos (simpáticas, para nada agresivas), pero no picó.
¿Qué era ‘La casita de muñecas’?
Fue una página -anteriormente de Forges- que me ofrecieron en la revista ‘Diez minutos’, dirigida entonces por el periodista Basilio Rogado. Habíamos hecho cosas juntos y me tenía mucho aprecio.
Se trataba de una casa, por eso el nombre, con personajes, centrada en caricaturas del famoseo, de la farándula. Tuvo mucho éxito y estuvo vigente muchísimos años.
«La obra de Diego de Velázquez, pintor de pintores, ha significado mucho en la mía propia»
También eres un reconocido gastrónomo. Escribiste el premiado ‘Viaje a los arroces’.
La insistencia de otro amigo, Luis Caracel, desembocó en la publicación de este libro. Teníamos un programa de radio, en Antena 3, una tertulia política, y al finalizar siempre nos íbamos a tomar una cerveza, momento que aprovechaba para contarle historias de Orihuela y miles de anécdotas.
Alguna vez me dijo que todo eso debería escribirlo, porque le hacía mucha gracia, y coincidiendo que le habían concedido una colección de libros de viajes, me lancé a escribir el mío. La acogida fue muy buena y Manolo Martín Ferrán en una crítica literaria manifestó que era “el libro más desordenado, caótico y divertido que he leído últimamente”.
Sin duda no has parado. ¿Cómo recuerdas el discurso al ser Síndico Portador de la Gloriosa Enseña del Oriol?
Fue allá por 2011 y lo primero que me planteé es que estas cosas de honores y agasajos no se deben tomar muy en serio, porque si no te vuelves tonto.
Supe desde el primer momento que debía hacerse en un tono gracioso, jocoso, para que la gente se lo pasara bien. Creo que lo conseguí.
«Estoy retirado, pero siempre me llegan encargos; no dejaré de pintar hasta que me muera»
En tu obra, ¿qué significa la pintura de Velázquez?
Es un pintor de pintores, gran maestro de la pintura española del siglo XVII, sin duda el más brillante del mundo en ese momento, pese al enorme talento mostrado en otros lugares de Europa.
El tratamiento que le da a la luz en sus cuadros es increíble, visible en ‘La tentación de Santo Tomás de Aquino’, obra que pertenece al Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela.
Y ahora, ¿qué estás haciendo?
Estoy retirado, pero siempre me llegan encargos. No dejaré de dibujar hasta que me muera.