La Basílica de Santa María es sin duda uno de los edificios más singulares y simbólicos de Alicante. Ubicado en pleno Casco Antiguo de la ciudad, este templo resiste en pie desde hace unos setecientos años a pesar de haber sufrido todo tipo de calamidades en este largo camino.
Eso sí, su aspecto o estructura actuales no son ni mucho menos las originales. La Santa María que hoy vemos no es sino fruto de numerosas reformas y ampliaciones realizadas a lo largo de los siglos, como una especie de puzle al que se le han ido añadiendo más piezas. Precisamente este año se cumple el tercer centenario de la construcción de su fachada contemporánea. Una ocasión inmejorable para recordar la historia de esta emblemática iglesia.
Mezquita original
Las fuentes históricas de la época islámica medieval nos hablan de la existencia de dos mezquitas en la ciudad, una mayor y otra menor. Se cree que precisamente en este solar ubicado hoy junto a la calle Jorge Juan es donde antaño estaba el templo principal de la antigua Medina Laquant.
De hecho algunos apuntan a que posiblemente fuera en este mismo sitio donde se reunían los hombres de poder para debatir y tomar decisiones políticas. Por tanto durante décadas, tal vez siglos, este edificio habría servido a la par tanto de mezquita como de ayuntamiento.
En 1484 sufrió un gran incendio y en 1691 le cayeron numerosos proyectiles
Nueva iglesia cristiana
Los cinco siglos de dominio islámico acabaron en 1248, cuando un ejército castellano comandado por el infante Alfonso (futuro rey Alfonso X ‘el Sabio’) conquistó la ciudad. Así, esta antigua mezquita fue rebautizada como un templo cristiano.
Habitualmente su nombre de ‘Santa María de la Asunción’ se le atribuye a una idea de la princesa Violante, quien acompañaba a su esposo Alfonso en esta campaña militar. Dicen que llevaba tiempo intentando engendrar un sucesor al trono de Castilla, pero que no logró quedarse embarazada hasta precisamente llegar a Alicante. Doña Violante habría atribuido tal logro a un milagro de la Virgen María, y por ello propuso este nombre para la nueva iglesia. Es una historia que bien puede ser cierta, o una total leyenda.
No fue hasta más de cien años después que la vieja mezquita sería derribada para construir un nuevo templo con una estructura más propia de una iglesia cristiana, al estilo gótico de la época. También se le añadió un coro y una capilla hoy inexistente. Un tiempo más tarde se esculpió para el templo una escultura de Santa María en piedra.
El arquitecto que diseñó la fachada actual fue el mismo que trabajó en el Monasterio de Santa Faz
Incendio y bombardeo
A lo largo de su historia este templo ha sufrido dos graves catástrofes que por poco acabaron suponiendo su destrucción total. La primera ocurrió en 1484, cuando se produjo un gran incendio. Así pues en los años venideros fue necesaria realizar una larga reforma e incluso se añadieron nuevas capillas.
Por si esto fuera poco, en 1691 una flota naval francesa bombardeó Alicante durante varios días seguidos, causando enormes destrozos por toda la ciudad. La iglesia de Santa María ni mucho menos se libró de la furia destructiva gala, hasta el punto de que aún hoy en día pueden observarse huecos provocados por los proyectiles en su muro exterior que mira hacia el litoral.
Durante la Guerra Civil la iglesia se convirtió en un almacén de armas
Reforma barroca
Una vez más el inmueble se vio abocado a una nueva gran reforma. Fue entonces cuando se construyó la segunda torre (aunque visualmente no lo parezcan, la torre de la derecha -vista de frente desde la plaza- es considerablemente más antigua que la de la izquierda).
Y no fue hasta 1724 que culminaron las obras para edificar una nueva fachada de estilo barroco. Dichos trabajos fueron dirigidos por Juan Bautista Borja, arquitecto de gran prestigio en Alicante pues también se encargó de diseñar las fachadas del Monasterio de Santa Faz y del Convento de las Monjas de la Sangre (más recientemente de las Agustinas). También el altar dorado rococó del interior es de esta misma época.
Por tanto ahora se cumplen trescientos años desde la penúltima puesta a punto de esta iglesia que tantas veces ha tenido que reinventarse a lo largo de su historia.
Última rehabilitación
Ya en épocas más contemporáneas Santa María sufrió un nuevo percance cuando fue asaltada a inicios de la Guerra Civil. Aquellos desaprensivos saquearon su interior para hacer una hoguera con algunas de sus obras artísticas y el órgano. El culto religioso fue prohibido de facto durante el resto de la contienda bélica y este templo medieval sería utilizado en esos años como almacén militar.
Con todos los daños sufridos en la guerra, y sobre todo por el deterioro inevitable que provoca el paso del tiempo, se hizo patente que la iglesia de Santa María precisaba de una nueva reforma. Sin embargo ésta no llegaría hasta finales del siglo pasado para culminar en 2005.
Dos años más tarde la Santa Sede ascendió de rango a este edificio religioso, y desde entonces está considerado como basílica. Hace ya mucho tiempo que perdió la vitola de ser el principal templo cristiano de la ciudad a favor de la Concatedral de San Nicolás, algo a lo que sin duda contribuyó mucho todo este carrusel de inclemencias padecidas como incendios, bombardeos, saqueos, etc.
No obstante, hoy sigue siendo uno de los principales símbolos de Alicante y también uno de nuestros monumentos más visitados. Sus tantas veces reformados muros se siguen manteniendo en pie dando toda una lección de supervivencia, cual gato con siete vidas.