Maria Juan Donat / Actriz, humorista y presentadora de tv
Maria Juan (Ontinyent, 23-junio-1980), también conocida como Mariua, es una de las cómicas más de moda de la Comunitat Valenciana, con llenos prácticamente en todos sus espectáculos. Pero esa popularidad, bien ganada, no le ha robado ni un ápice de naturalidad y simpatía, como demuestra en esta divertida y reflexiva entrevista.
Su show ‘Senyora de la comèdia’ representa lo que es ahora Maria, una mujer de más de cuarenta años, madura, trabajadora, que sabe lo que quiere y que disfruta implicando al público “para que se lo pase bien, siempre con el máximo respeto”.
Ha trabajado con algunos de los cómicos más grandes del país, véase Ana Morgade o Eugeni Alemany, además de participar en ‘Liarla Pardo’, con Cristina Pardo (LaSexta), ‘Comediants’ y ‘Assumptes interns’, ambos programas de À Punt. Incluso se ha atrevido con las series, con un pequeño papel en la notable ‘Crematorio’, de Canal Plus (2011), y ha debutado en el cine de la mano del director Álex Montoya en la película ‘Asamblea’.
Es, asimismo, promotora del sello de comedia Riures en valencià, que aglutina artistas de diferentes disciplinas que utilizan esta lengua para hacer humor, tal es el caso entre otros de Carol Tomàs, Saray Cerro, la maga Patricia o la pareja de drags Les Germanes Pintoresque.
Actriz, humorista, presentadora… ¿cómo te defines?
Con el paso del tiempo es más difícil decirlo, porque es cierto que he hecho muchas cosas diferentes. Posiblemente actriz engloba toda esa diversidad, aunque cada vez soy más presentadora y cómica.
Estoy haciendo menos teatro y audiovisuales, pese a que va por temporadas… Pienso que actriz, cómica y presentadora me define bastante bien.
«Pronto, al empezar a trabajar, me di cuenta que había en mí una vis cómica o necesidad de hacer comedia»
¿Cuándo surge ese lado cómico?
Ha estado siempre, sin ser yo consciente. En la Escuela de Arte Dramático todo me orientaba hacia el drama, pero a la hora de trabajar, una vez me puse a hacer cosas, me di cuenta que había una vis cómica o una necesidad de comedia en mí.
¿Te acuerdas del momento exacto?
Por supuesto, hace muchos años, cerca de veinte, me pidieron unos amigos de mi pueblo que hiciera un monólogo en su local.
Ese primer experimento, por llamarlo de alguna forma, resultó muy divertido y la gente se lo pasó muy bien, cuando en el fondo yo iba a contar mis penas. De hecho, creo que se llamaba ‘Sense penes ni glòries’ (ríe).
En cualquier ámbito eres una gran defensora del valenciano.
Mucho, es para mí siempre algo orgánico. Con el paso de los años se ha convertido en algo necesario y político, aunque en la vida todo es política.
El valenciano es una necesidad personal, y defender la lengua en mi caso simboliza muchas cosas: cultura, libertad, quién eres, de dónde vienes…
¿Improvisas sobre el escenario?
Precisamente hace poco una amiga, que vino a verme por primera vez, me dijo que le parecía que todo lo que cuento lo voy inventando sobre la marcha. Pero no es así, llevo un guion y mucho trabajo previo.
Sí me gusta que el público piense que lo que voy diciendo me va viniendo al momento: eso quiere decir que resulta creíble. Es cierto que hay una parte de improvisación, porque me gusta estar atenta a las cosas que pasan.
Eso hace más rico al espectáculo, lo hace diferente en cada ocasión: es divertido para el que ya me ha visto y para mí misma.
«El valenciano es una necesidad personal y defender la lengua simboliza cultura, libertad, quién eres…»
Te gusta interactuar con la gente.
En efecto, pero de una forma súper respetuosa. Una cosa es que les hagas partícipe, que le invites a jugar contigo, y otra ridiculizarlo, un límite que no se debe traspasar nunca.
¿Algunos lo hacen?
Pienso que es un poco una moda. Se trata de un formato que ha dado muy buenos resultados, especialmente a través de las redes sociales. Es muy goloso grabar un contenido con el público, sin desvelar cómo es tu espectáculo.
A mí me parece peligroso -y no cualquiera sabe hacerlo-, porque no puedes emplear al público para reírte de él. Básicamente porque no sabes si esa persona está preparada.
La puedes hundir incluso.
Exacto. Sí es verdad que los que llevamos muchos años de experiencia sabemos las reacciones y tenemos muchas respuestas ya preparadas, al igual que la improvisación, donde hay reglas ya establecidas, porque la risa, al final, es matemática.
Si aplicas bien la fórmula sabes que, haciendo algo o diciendo algo en concreto, funcionará.
«Tengo un guion muy trabajado, aunque es cierto que improviso: estoy muy atenta a lo que está pasando»
¿Cuáles son los espectáculos que estás realizando ahora?
Estamos con la gira de ‘Senyora de la comèdia’, un show donde hablo de las cosas que me preocupan y ocupan ahora mismo. Me gusta que mis textos estén vinculados con la actualidad. Supongo que esa es la principal razón por la que mis espectáculos no acaban de cerrarse nunca del todo.
¿Por qué ese nombre?
Porque me siento una señora: me gusta resignificar palabras que se usan como un insulto o algo negativas, como ser una persona mayor.
A mí me pasa todo lo contrario: estoy muy a gusto con la persona y cómica que soy ahora. Comenzó siendo un hashtag en redes y ha pasado a ser cómo me gusta definirme, señora de la comedia.
¿Qué acogida está teniendo?
Ciertamente estoy en un momento bastante dulce, llenando allí donde vamos, incluso en pueblos pequeños que no me lo esperaba. Hace unos años hubiera tenido treinta o cuarenta personas, mientras ahora me encuentro con auditorios completos.
¿Con las redes sociales llegas a mucha más gente?
Por supuesto, y eso que no les dedico demasiada atención. Opino que la viralidad es una cosa que cuando la buscas, no siempre la encuentras, y viceversa. Del pasado verano a éste hicimos virales algunos de los vídeos y ganamos en popularidad, qué duda cabe.
«Las redes sociales son un trampolín para que me conozcan, pero prefiero que me vean en el escenario»
¿Nos debería hacer reflexionar?
Es evidente que estamos ante un cambio de paradigma, otros medios de consumo. He hecho mucha tv y radio en À Punt, llevo muchos años moviéndome por el territorio y en cambio ahora, que tengo unas redes más potentes, me están empezando a conocer mucha gente nueva por medio de Instagram. ¡Pues que sean bienvenidos!
Lo bueno es que pueden venir a verme en directo, que es lo interesante. Las redes sociales son un trampolín para que me conozcan, pero me gusta que me vean en el teatro, sobre el escenario.
¿Es cierto que a veces te pasas diciendo palabras malsonantes?
(Ríe). Bueno, nadie es perfecto, ¿no? A veces soy un poco ‘malparlà’, pero sin ser soez, creo. No obstante, los que estamos sobre un escenario tenemos una responsabilidad a la hora de hablar bien y cuidar el valenciano en la medida de lo posible, pero después la oralidad, la comedia y estar en vivo provoca que el freno se vaya.
Ya me lo advierten tanto mi hija de ocho años como mi madre, que no diga tantas palabrotas.
¿En tus planes está regresar a la radio o tv?
Primero no es una cosa que pueda decidir yo y, además, estoy en un muy buen momento. La tv y la radio son apasionantes, he aprendido muchísimo en los últimos años, pero es muy exigente y necesito mi tiempo para otras cosas, como la crianza de mi hija o simplemente dormir, que con los años ¡cada vez me gusta más!
Estoy disfrutando de los directos y de una vida algo menos estresante. Claro que me apetece en un futuro sobre todo radio, a la que volveré seguro.
Apareciste también en ‘Crematorio’.
Era muy joven y apenas tuve tres frases, literal. Perdí más tiempo maquillándome y vistiéndome que rodando (ríe). Pero todas las experiencias suman, por supuesto.
Hablemos del sello de comedia Riures en valencià.
Para mí era necesario que aumentara la oferta de comedia en valenciano. Trabajar en nuestra lengua no es ningún problema, como nos han querido hacer creer durante años.
No hemos dejado de crecer en estos ya cuatro años de trayectoria, y cada vez hay más demanda. Es muy interesante que los cómicos/as de aquí se den cuenta que el valenciano es una salida más, no un problema.
El tiempo nos está dando la razón: no quiero ser la única mujer cómica que trabaja en valenciano. Deseamos que seamos cada día más.
¿Cómo es ese sello?
Riures es un espacio seguro, donde no hace falta pedir permiso para trabajar en valenciano. Es decir, si me contratas, ya sabes qué estás contratando comedia en valenciano. En el título va implícito.
También normalizamos que las mujeres estén en los escenarios y otro tipo de comedia -LGTBIQ+- sin tener que hacer comedia como la que hasta ahora habíamos visto.
¿Estaba todo muy estandarizado?
No se conocía otro tipo de comedia más que la hecha por hombres y desde un punto de vista súper masculino y extremadamente hetero.
El humor de antaño era el de ese momento, con otra realidad. Afortunadamente en los últimos años han cambiado mucho las cosas: estamos evolucionando.
Todos hemos formado parte de una sociedad muy machista, y lo hemos sido, está claro. A partir de ahora hay que darnos cuenta que hay nuevos puntos de vista, muchas cosas que contar y gente que necesita referentes en los que sentirse identificada.
Está claro.
Estamos en un momento muy bonito, con mucha diversidad. Si una cosa no te gusta, no la mires, no la consumas. Por fin tenemos una oferta diferente, en la que poder escoger, y donde se vea reflejado todo el mundo. ¡Solo faltaría que todos tuviéramos que consumir lo mismo!, ¡qué aburrido!
¿Tienes algún proyecto nuevo que puedas desvelarnos?
Este 2024 tengo muchas ganas de escenario, compartiendo momentos con otras compañeras, pero también sola con mi ‘Senyora de la comèdia’. Quiero hacer un año completo de directos, aunque proyectos siempre hay y los desvelaré en su debido momento.