El Palau Ducal de los Borja, en el centro de Gandía, está considerada una de las mansiones señoriales más relevantes de la Corona de Aragón, además de uno de los edificios civiles más representativos del patrimonio histórico valenciano.
Bien de Interés Cultural desde 1964, en su interior alberga una amplia variedad de estilos arquitectónicos, desde vestigios del originario palacio gótico de los siglos XIV y XV, aportaciones renacentistas y ampliaciones barrocas -propias de tiempos posteriores- hasta reconstrucciones neogóticas.
Fue la casa natal de San Francisco de Borja, IV Duque de Gandía, además de sede de nuestros dos papas, Alejandro VI y Calixto III. Sin duda, la historia del Palau Ducal está cargada de secretos e intrigas que se aprecian no únicamente en los personajes que la protagonizaron, sino en las salas que conforman esta joya de la arquitectura valenciana.
Historia
El edificio fue en sus inicios el hogar de personalidades como Alfonso el Viejo, primer Duque Real de Gandía, aunque es con la adquisición de los Borja cuando toma mayor relevancia. Sin duda, se trata de la familia valenciana más ilustre de la historia y este palacio es un fiel reflejo del esplendor y poder que albergaban en los siglos XV y XVI.
Es posible conocerlo, para poder disfrutar al detalle la amplitud de estilos arquitectónico y artísticos que incorpora. Se llevan a cabo también visitas teatralizadas, nocturnas, actividades infantiles y eventos especiales, como catas de cervezas o cenas borgianas gastro-musicales.
La Fundación Palau Ducal dels Borja se encarga de su cuidado, manteniéndolo en las mejores condiciones y que todos podamos disfrutarlo. Es una parte fundamental de nuestra historia, que nos ayuda a saber cómo fue la sociedad valenciana en el pasado y qué impacto tuvo la familia Borja.
Es Bien de Interés Cultural desde 1964 y alberga en su interior una amplia variedad de estilos
Cómo es
Tras acceder por la fachada principal, uno de los pocos vestigios que se mantienen de la primitiva construcción, llegamos al Patio de Armas, en cuya ala norte -en origen las caballerizas- se ubica la iglesia del Sagrado Corazón, que resalta por su galería de piezas cerámicas.
En este sentido, el Palau Ducal sorprende por sus salas, llenas de tradición y cultura, pero también de misterios, amores y desamores. Todas ellas nos transportan a un tiempo pretérito, cuando los valores y las costumbres eran otros, y donde los espacios se hacían para vivirlos.
Salón de Coronas
Es una de las estancias más importantes de la planta noble, remodelada por San Francisco de Borja y denominada así por la doble corona que decora el artesonado. Este emblema, de hecho, fue utilizado por Alejandro VI durante su coronación papal y sus descendientes lo adoptaron como distintivo propio.
En el friso superior se conserva el consejo del duque a sus hijos, tomado de las epístolas de San Pablo: “corred para comprender que solo será coronado aquel que pelee según la ley”.
Ya en el siglo XX, la Compañía de Jesús encargó la realización de ocho sargas pintadas con las principales escenas de la vida de Francisco de Borja antes de su marcha a Roma como jesuita. También a destacar parte de los azulejos de arista del siglo XVI, que recorren el alto zócalo.
Hogar de personalidades como Alfonso el Viejo, fue la casa natal de San Francisco de Borja
Capilla Neogótica y Oratorio
La Capilla Neogótica fue el antaño despacho del duque, en el siglo XVI. Tras la adquisición del palacio por parte de la Compañía de Jesús se diseñó la actual capilla, consagrada a San Francisco de Borja.
Sobresale la gran bóveda de crucería y el rosetón, orientado al lado este del edificio. A día de hoy la capilla da acceso a una habitación donde se aprecia la máscara mortuoria de Francisco de Borja y los azulejos de Manises.
Anexo está el Oratorio, donde los duques de la familia Borja practicaban sus rezos. Se trata de una pequeña capilla con un techo de forma poligonal, en cuyas paredes se pueden leer las grisallas renacentistas de Filippo de San Leocadio.
Otras salas relevantes del palacio son la Cámara de la Duquesa, el Salón de las Águilas -de estilo barroco-, la Sala de los Estados de Cerdeña, la Sala Verde y la Sala de la Torrecilla.
Galería Dorada
Denominada también Obra Nueva, esta galería constituye el elemento artístico más significativo del palacio, referente de la arquitectura civil barroca valenciana. El motivo de su construcción, mandada por el X Duque de Gandía, fue la conmemoración de la canonización de San Francisco de Borja.
La Galería Dorada se compone de cinco salas continuas, con enormes lienzos situados en sus techos que dan nombre a cada una de ellas. Finalmente, respecto a la decoración exterior, sobresale la ornamentación pictórica de la fachada, del siglo XVIII.