La Cueva de Bolumini, en el término de Alfafara (Alicante), es un perfecto ejemplo de presencia humana en esta zona desde tiempos inmemoriales. Ubicada en una ladera del Barranco del Cantal de la Vila, en pleno Parque Natural de la Sierra de Mariola, posee una apabullante entrada de unos quince metros de altura.
Asimismo, está orientada al oeste formando un amplio abrigo de unos treinta metros de profundidad. En este yacimiento de la época neolítica podemos encontrar también restos de un poblado íbero.
Se puede acceder desde varios puntos: una interesante ruta desde la propia localidad de Alfafara -que detallaremos- o partiendo del área recreativa de la Font de Mariola, en Bocairent (València).
Su magia
La Cueva o Cova de Bolumini es una monumental cavidad natural, situada en lo más alto del Cabeçó de Mariola, desde donde domina las tierras del Valle de Agres, en la vertiente septentrional de la Sierra de Mariola.
Los primitivos habitantes de la comarca utilizaron este emplazamiento, hace unos 5.000 años, para enterrar a los miembros más relevantes de su tribu. Debieron quedar maravillados por la belleza y magia del lugar, al que sin duda atribuían cualidades sobrenaturales.
Se trata, sin duda, de un lugar especial, donde se respira una energía distinta: si pertenecemos en silencio podemos llegar a establecer una conexión con nuestros instintos más ancestrales.
Lugar de culto
No hace tanto los seres humanos habitaron cuevas como la de Bolumini, o poblados íberos, véase el de Cabeçó de Mariola, con gran relevancia cultural y comercial entre los siglos IX y I a.C.
Para nuestros antepasados eran santuarios en los que practicaban rituales y ofrendas, dejando constancia de sus hazañas y anhelos mediante pinturas rupestres. Vivían, de hecho, conectados con la naturaleza, que era su fuente de alimento y el espíritu al que adoraban, conscientes que su propia supervivencia estaba plenamente vinculada a ella.
Uno de estos lugares de culto ha perdurado hasta nuestros días y podemos visitarlo a través de una sencilla excursión.
Está orientada al oeste, formando un amplio abrigo de unos treinta metros de profundidad
Ruta circular
La ruta más recomendable para visitar esta cueva es circular, pasando por la Cava de Don Miguel, uno de los muchos pozos de nieve que existen en la zona (el de Agres es el más visitado y el mejor conservado de todos).
El camino, en plenas montañas del parque natural, es idóneo para los amantes del patrimonio cultural, las rutas con historia y las vistas panorámicas.
Se inicia en el Camping Mariola, con un pequeño tramo de senda antes de llegar a una pista de tierra que nos conduce hasta la Font del Mas dels Arbres. Proseguimos dirección a una zona de bancales, donde comienza una senda -invadida por la vegetación- que nos lleva hasta la mencionada cava de grandes dimensiones.
Se empleó, hace unos 5.000 años, para enterrar a los miembros más relevantes de una tribu
El Portín
Seguidamente un suave descenso nos acerca hasta la base de El Portín, cima que alcanzamos con facilidad, habiendo que superar únicamente una pequeña y sencilla trepada. Desde esta posición tenemos unas impresionantes vistas del Montcabrer y otros atractivos de la Sierra de Mariola, como el Valle de Agres.
A partir de El Portín mantenemos la ruta hacia el Cabeçó de Mariola y su poblado íbero, topándonos con diversos paneles explicativos que bien merecen su lectura. Una vez en la cima del Alt de la Cova, una vía en bajada nos dirige a la Cova de Bolumini. El tramo final, también por senda, nos devuelve al camping, a apenas 1,5 kilómetros del yacimiento.
Otra opción, perfecta para los que pasan unos días en Alfafara, es una ruta de ida y vuelta que comienza a las afueras de la población, junto al albergue Font de Tarragó.
Alfafara
Pequeña y tranquila localidad con un rico patrimonio cultural, Alfafara se asienta a los pies de la Sierra de Mariola, un enorme espacio natural -17.000 hectáreas- protegido por la Generalitat Valenciana desde 2002.
Se visita la Iglesia de la Transfiguración del Señor, de estilo románico; la llamada Fuente de Dos Chorros, situada en el casco urbano y auténtico símbolo de Alfafara; el Molino Rupestre, excavado en roca y con 400 años de antigüedad; y la Ermita del Santo Cristo de la Piedad, de gran valor religioso.
Una jornada satisfactoria finaliza con un buen almuerzo, conociendo el principal producto de la población, el aceite. Muchos de sus platos típicos, por ello, se denominan ‘mulladors’ (mojadores), como la pericana y l’aspencat, a base de tomate, pimientos, ajos, alubias y perejil, mezclado con atún y bacalao.
De igual modo sobresalen la borreta de patatas, con bacalao y espinacas, la sangre con cebolla y el puchero de pelotas, sin olvidarnos de sus arroces: al horno, caldero, con pencas, judías y nabos…