Entrevista > Belén Parra Molina / Deportista (Sant Vicent del Raspeig, 25-diciembre-1974)
Belén Parra Molina fue una de las premiadas, en su caso al Deporte, en la Gala de la Mujer que organizó nuestro ayuntamiento con motivo del 8-M. Destaca por su ímpetu constante y el buen compañerismo que transmite a todos los miembros del Club de Pesca de San Vicente.
Durante años acompañó a su novio y después marido, Pedro Cerdán, pero una desgracia en forma de enfermedad hizo que se apuntara al club. Tanto le agradó que ahora, además de muy competitiva, es la presidenta del Comité de Competición Femenino, “para motivar a las mujeres a que pesquen”.
Son muy pocas las féminas inscritas en el club, apenas tres, aunque Belén no desiste en hacer crecer ese número. “Al principio no sabía ni tirar una caña y a día de hoy me fascina, me relaja”, dice. “Sirve de terapia”, remarca la campeona de los últimos cuatro años.
¿Cuándo te interesas por la pesca?
Me federé en 2018 en el Club de Pesca de San Vicente por motivos personales. En un primer momento no me interesaba y únicamente acompañaba a mi marido, miembro desde hace tiempo.
Ese año le detectaron un cáncer linfático a su hija Elena -que acabó superando- y no quería que pasara tantas horas solo en la playa, pues no lo llevaba bien. Además, trabaja como camionero, una labor muy solitaria también.
«Me apunté al club de pesca por una cuestión personal, y ahora me fascina, me relaja»
¿Él iba a borrarse?
Sí, me pidió que me hiciera socia, porque si no se borraba. Lo hice y las primeras veces no me hizo mucha gracia: pasas muchas horas fuera de casa, frío toda la noche… Pero me acabó gustando, y mucho, participé también en diferentes concursos.
¿Cuántas mujeres hay en el club?
El año pasado éramos más, siete, pero nos hemos quedado en tres. El problema es que nosotras no podemos ir solas a pescar, por miedo a que nos pueda pasar algo. Es mejor que estemos siempre acompañadas.
¿Por qué las mujeres se deberían involucrar más en la pesca?
Porque relaja mucho; voy a pescar y se me olvidan todos los problemas. Son noches muy sacrificadas, eso sí, porque hace mucho frío y viento, pero mientras estoy en el mar y con mis cañas, no pienso en otra cosa.
Estamos intentando introducir a más mujeres, las de otros miembros del club, pero es difícil, sobre todo si tienen niños o trabajo, porque insisto, son muchas horas fuera de casa. Este año tenemos la intención de organizar un torneo único de mujeres, pero todavía no nos han dicho la fecha exacta. Deben ser mayores de edad y todas tendremos un premio por participar.
«Son noches muy sacrificadas, de viento y frío, pero cuando estás con tu caña no piensas»
Sin duda, te gusta ayudar.
Por supuesto. Ya lo hacía antes de estar en el comité, ahora más. Siempre que puedo ayudo y colaboro en lo que sea.
Quiero remarcar que fue mi padre, Juan Parra, el primero que me mostró qué significa la pesca, hace muchos años. Después, mi marido.
¿Cuál es la magia de la pesca?
Me evado de todo, centrada en mi caña, en el puntero, a ver si pican. Es sumamente terapéutico: mucha gente se va a pescar para quitarse el estrés.
Normalmente me paso la noche sin dormir, hasta que nos recoge el autobús, a las nueve de la mañana.
¿Qué les dirías a los que piensan que es aburrido?
Es cierto que tiene momentos tediosos, porque puedes pasarte muchas horas sin pescar nada: sacas la caña, la vuelves a tirar, pones otro plomo…
Sin embargo, te motivas, sobre todo yo que soy extremadamente competitiva, incluso con mi marido. ¡No me gusta que pesque más que yo!
«Soy muy competitiva, incluso con mi marido Pedro. ¡No me gusta que pesque más que yo!»
¿Tan competitiva eres?
Por supuesto. Una noche en Xàbia no había pescado nada, estaba muy molesta, y a última hora lo volví a intentar, logrando sacar un dentón de casi un kilo, mi mayor hito. ¡Se convirtió en mi noche más maravillosa!
Otro día, en Águilas (Murcia), pesqué una corva también enorme, de cerca de un kilo.
¿Cada cuánto vais a pescar?
Nosotros, junto con los sesenta miembros del club, participamos en los quince concursos anuales. Después, de una forma voluntaria, cada uno va pescando cuando le apetece, normalmente una vez al mes.
Vamos a muchas playas: Dénia, Moraira, Xàbia, Calpe, Altea, El Campello… Mis favoritas son Dénia y Altea; me encanta pescar cerca del puerto deportivo de esta última.
¿Qué significa para ti el premio recibido en la Gala de la Mujer?
Me hizo muchísima ilusión, no me lo esperaba. Fue todo un orgullo y un honor, un reconocimiento a mis ganas de ayudar, como decía antes, y a tantas horas de esfuerzo, frío y viento.