Entrevista > Cris Romero / Artista (València, 1-agosto-1986)
La historia de Cris Romero es la de un sueño todavía por cumplir, la de realizarse plenamente como pintora, “mi gran pasión”. Ya de niña mostró sus primeras dotes para el dibujo, con premios incluido, pero la vida le fue derivando a nuevos desafíos.
Primero llegó a nuestra localidad en plena adolescencia, por motivos laborales de su padre. Seguidamente, a los dieciséis años, se matriculó en la Escuela Superior de Arte de Orihuela, pasando a la Universidad de Murcia para licenciarse en Bellas Artes.
Sin apenas descanso logró la plaza para ser directora de la Escuela de Pintura de Crevillent, cargo que ocupó entre 2012 y 2020. “Mientras daba clases de pintura por las tardes, por las mañanas estudiaba Fotografía, mi principal ocupación a día de hoy”, expresa. En la actualidad, además de gestionar un estudio de fotografía, forma parte de la Asociación de Creadores de Crevillent, entidad que alberga a todo tipo de artistas en la ciudad, desde pintores y escultores a músicos y bailarines.
¿Cuándo llega la pintura a tu vida?
Bien pequeña, pues pronto supe que quería estudiar Bellas Artes. De hecho, a los tres años gané mi primer concurso de pintura, en València.
Mis padres se lo tomaron a risa, pero en la guardería ya les avanzaron que llegaría lejos. Mi hija Alejandra ha tomado mi relevo y ya destaca en artes plásticas con cinco años.
¿Quiénes eran tus referentes?
Siempre fueron los clásicos (Miguel Ángel, Rafael, Leonardo…) y todo el periodo del Renacimiento. Me gustaba el estudio del cuerpo humano.
Realmente hago de todo, comenzando por la pintura y acabando -como a día de hoy- con la fotografía.
«Mis referentes siempre fueron los clásicos (Miguel Ángel o Leonardo) y el estudio del cuerpo humano»
¿Pero tu verdadera pasión cuál es?
Sin duda, la pintura, pero la vida o el destino te va conduciendo a otros aspectos. De pequeña, recuerdo, anhelaba ser profesora de dibujo, sea como fuera.
Al acabar la carrera y ver que no convocaban oposiciones durante diez años… me casé, tuve a mi hija y opté por la fotografía, que de inmediato me encantó.
¿Fotografía y pintura son artes paralelos?
En absoluto. Estudié fotografía por mis pinturas, decantándome por los paisajes a partir de tercero de carrera.
Descubrí entonces nuevas técnicas -grabado o litografía, por ejemplo- y dejé de pintar retratos para hacer paisajes de mis viajes.
¿Cuáles son tus obras más significativas?
Mis pinturas son una interpretación de mis propias fotografías. Hago la foto pensando en mi posterior cuadro.
Destacan desde la Estación del Norte de València y el casco histórico a mi viaje por La Habana (Cuba): el Capitolio, Malecón, Habana Vieja… También mis cuadros de Argentina, país precioso, pero sumamente complicado. Asimismo, no trabajo los volúmenes, sino las formas planas, porque recrear una fotografía es copiar, no es un arte.
«No trabajo los volúmenes, sino las formas planas, porque recrear una fotografía es copiar, no es un arte»
¿Se pueden adquirir?
Participo en muchos concursos y gracias a ellos he expuesto en bastantes salas, como en el Ateneo Mercantil de València, donde hay un cuadro mío de forma permanente.
A nivel internacional he tenido la oportunidad de exponer mis obras en Cagliari (Italia), México y Portugal.
¿Buscas un momento adecuado para hacer las fotos?
Para hacer mi tipo de paisaje el mejor momento es la tarde o un día nublado. La luz es muy importante y necesito que los colores sean lo más reales posibles, porque a las doce del mediodía el sol tiñe de amarillo cualquier otra tonalidad.
¿Eres también miembro de la Asociación de Creadores de Crevillent?
Desde 2016. Somos una veintena de artistas y he colaborado en notables obras -junto a Mónica Giménez y José Cuerda-, como el mural homenaje entre Crevillent y su localidad hermanada, la francesa Fontenay-le-Comte.
«En una fotografía la luz es sumamente importante; necesito que los colores sean lo más reales posible»
¿Qué otras actividades de la entidad te llaman la atención?
La más emblemática es la Nit d’Art, un recorrido artístico por diferentes localizaciones de Crevillent en las que hacemos exposiciones.
De un lugar a otro intentamos reunir la mayor gente posible, hacemos talleres -destinados a los más pequeños-, contratamos una batucada y acabamos con un concierto. Cada uno de nosotros hace una pequeña muestra de nuestra disciplina.
También diseñaste hace unos años el cartel de las Fiestas de Moros y Cristianos.
Sí, en 2018. Fue una experiencia muy bonita, porque a pesar de no ser de Crevillent he vivido muchos años en el municipio; lo siento mío y las Fiestas de Moros y Cristianos me atraen especialmente. Me recuerdan a València, por el tema de la pólvora.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Una serie de cuadros en blanco y negro de La Habana, basados en las fotos que hice en 2017.