Entrevista > Susana Serra / Restauradora de obras de arte (Alicante, 31-diciembre-1980)
Entre los meses de julio de 2021 y mayo de 2023, la plaza de Baix dejó al descubierto los secretos que escondía en su interior. Durante ese espacio de tiempo de apenas dos años y como paso previo a su remodelación integral para adaptarla a los nuevos tiempos, se realizaron una serie de excavaciones bajo el suelo para tratar de localizar posibles restos arqueológicos.
El resultado, como es bien sabido, deparó el hallazgo de un excepcional patrimonio arqueológico oculto durante siglos a nuestros ojos, compuesto por miles de piezas y objetos pertenecientes a la época romana de la antigua Villa Petraria, que formaban parte de la lujosa residencia, con sus propias termas, del propietario que habitaba en ella.
Mosaicos únicos
De todos los vestigios que emergieron de las entrañas de la céntrica plaza, destacan una columna con decoración arquitectónica, actualmente en la colección permanente del Museo Dámaso Navarro, además de restos de diversas estructuras pertenecientes a lo que serían estancias de época romana. Entre ellos, un edificio con forma de ábside de unos 65 metros cuadrados que podría corresponder a una iglesia.
Pero de entre todos los hallazgos que salieron a la luz, lo más relevante fue la aparición de varios lienzos de mosaicos a modo de pavimento. Asociados a dos fases cronológicas distintas de Villa Petraria, uno de ellos, de época más antigua, es un mosaico bicromo, compuesto por teselas blancas y negras de motivos geométricos y vegetales, datado entre los siglos III y IV d. C., que originalmente se encontraba en el acceso a las termas privadas del propietario del edificio.
El segundo de los mosaicos rescatado, por su parte, pertenece a una fase más reciente de la villa romana y estaba situado dentro de la cabecera de la construcción de forma absidal, siendo su composición decorativa más compleja al formar paneles con distintos motivos geométricos. A diferencia del otro, este es polícromo y está formado por teselas de colores blancos, negros, amarillos y rojos, y su fecha podría datarse entre finales del siglo IV y principios del V.
Resucitando la historia
Unos meses antes de que se cubriera toda el área para su protección por las incesantes lluvias que a mediados de mayo de 2023 provocaron peligro real de colapso de los muros, los mosaicos fueron cuidadosamente desmontados y extraídos de su lugar original de descanso durante los últimos siglos para su restauración y consolidación en las dependencias del museo.
El mosaico en blanco y negro ha finalizado ya su proceso de restauración y se puede contemplar en la exposición temporal que el Dámaso Navarro dedica, hasta el próximo mes de agosto, a mostrar los trabajos desarrollados en la plaza de Baix junto con una selección de los restos recuperados en las excavaciones.
La persona artífice de devolverles su aspecto original es la restauradora alicantina Susana Serra, quien, bien pertrechada por una buena provisión de diversos instrumentos y materiales como fibras, pigmentos y jabones, y con gran pericia artesanal, está restituyendo a estas piezas castigadas por el paso del tiempo el resplandor que exhibieron hace siglos.
¿En qué estado de conservación han llegado a tus manos los mosaicos?
El polícromo es el que nos ha llegado más deteriorado. Es el que estaba en la planta basilical del edificio y el más llamativo, pero ha perdido bastantes teselas y parte de los colores rojos, amarillos y ocres que tenía.
En mejor estado de conservación estaba el otro mosaico, el bicromo, cuyo proceso de restauración ya se ha terminado. Es el que actualmente se puede contemplar en la exposición temporal del museo.
¿Cómo ha sido el proceso de extracción de los materiales para tratar de no dañar las piezas originales?
Cuando se realizó la excavación y se encontraron los mosaicos, lo primero que se hizo fue un estudio bastante exhaustivo de fotografías y de planos para saber por dónde iban a ir los cortes. Les pegamos una gasa de algodón de varias capas y un adhesivo en toda la superficie del suelo, y con mucho cuidado, fuimos extrayéndolos cortando fragmentos de uno o dos metros. Después, con unas varas metálicas, los sacamos de allí.
Los mosaicos pertenecen a la antigua Villa Petraria romana
¿Qué pasos se siguen una vez trasladados al museo?
A los fragmentos, ya numerados, se les limpia muy bien toda la tierra por el reverso y se les construye un soporte móvil para poder moverlos con más facilidad, dado que son piezas que pesan mucho.
Luego, vamos pegando esos fragmentos como si fueran un puzle y, una vez hecho esto, quitamos la gasa y los unimos con mortero. Después, se les hace una limpieza con agua y jabón neutro, y a veces disolventes, y si falta alguna tesela la reintegramos.
Por último, aplicamos una protección para consolidarlo y para que quede un acabado homogéneo. Todo este proceso es complicado, muy mecánico y muy lento.
Cuando se trabaja sobre un material tan delicado y tan antiguo sobre el que no existen planos ni dibujos, ¿cuáles han sido las dificultades principales con las que te has encontrado?
El mosaico es parecido al que se encontró en los años setenta, con los mismos colores, aunque con una composición de dibujos geométrica algo diferente. Cuando lo extrajimos del yacimiento tuvimos bastantes complicaciones por el clima, porque nos pilló que esos días hacía lluvia y frío.
Lo que nos encontramos fue una mala conservación de los materiales, sobre todo del mosaico polícromo, más deteriorado que el otro, porque había perdido bastante los colores y las teselas. Al final se trata de tener más paciencia y algo más de cuidado.
¿Para cuándo está prevista su finalización?
Para lo antes posible, pero como hemos tenido parones por diversos motivos, calculo que antes del verano estará terminado.
El mosaico polícromo es el que se encontró peor conservado
En una restauración de estas características en las que faltan piezas e información, ¿qué papel juega la intuición?
Es importante, pero muchas veces, al abordar trabajos de esta magnitud es también fundamental la experiencia. Al final, es una mezcla de todo: intuición, mucha experiencia y tener un equipo que te ayude.
A la hora de hacer una restauración, ¿os facilitan el trabajo los últimos avances tecnológicos y los nuevos materiales disponibles?
Aquí, en este caso, las nuevas tecnologías nos han ayudado sobre todo en la preparación previa. Cuando trabajamos con cosas antiguas, lo mejor es hacerlo con los nuevos materiales, porque son los que mejor responden con el tiempo.
Al final, lo que mejor funciona es utilizar materiales lo más afines posible a los originales, porque se integran mejor y envejecen más o menos igual. Hemos seguido el mismo proceso que utilizarían los constructores, pero fundiendo lo tradicional con lo actual.
¿Una buena restauración puede devolver a una pieza u objeto antiguo el esplendor perdido?
Creo que sí, pero nunca va a quedar igual. Nos va a permitir poder disfrutar de esa pieza y ver cómo era, el proceso que ha llevado y cómo se trabajaba en esa época.
Antes del verano está previsto que concluyan los trabajos de restauración
¿Es importante documentarse bien sobre la época?
Sí, el trabajo previo que se hace es esencial. Es muy importante conocer la época y los materiales. En definitiva, investigar y saber lo que tenemos entre manos.
¿Puede una mala restauración arruinar para siempre una obra de arte?
Completamente. Lo vimos hace unos años con el eccehomo, aquel que saltó a las noticias y que fue restaurado por una persona que no sabía lo que hacía. Sobre todo, eso pasa en los procesos de limpieza, donde lo que se ha hecho es irreversible. Si en un cuadro, en una pintura mural o un mosaico haces una limpieza con disolventes que no son los adecuados, lo más probable es que podamos estropearlos.
¿Y eso ya no tiene vuelta atrás?
No. Lo que eliminas ya no lo puedes volver a colocar. Bueno, puedes pintarlo tú, pero entonces ya no será original, sino una invención tuya.
A veces, eliminas esa pintura y lo que ves debajo es el original. Los restauradores utilizamos técnicas como rayos X, infrarrojos, o ultravioletas, que nos permiten ver cómo se ha hecho esa restauración y si existen repintes inadecuados. Hay ocasiones en las que el repinte se deja, pero si se puede dejar como estaba el original se hace.
«En una restauración es fundamental la intuición, la experiencia y un equipo multidisciplinar que te ayude»
¿Cómo te haces restauradora?
Siempre me había gustado pintar y por eso decidí meterme en Bellas Artes, que era el punto de inicio para estudiar Restauración. Me fui a Valencia, donde me especialicé en pintura mural y cuando concluí me volví a Alicante.
He trabajado muchos años en el Museo de Bellas Artes Gravina (MUBAG) y también he estado en el Arqueológico. Por desgracia, no hay muchas restauraciones de pintura mural, de arqueología o de mosaicos, así que estoy disfrutando mucho con lo que estoy haciendo en Petrer.
¿En qué obras has intervenido?
En muchas, pero la que más me impactó fue un mosaico en Alicante de los años cincuenta del siglo pasado del artista Gastón Castelló. La obra, de 5×4 metros, estaba pegada a la pared de un edificio y cuando el dueño vendió el inmueble se lo quiso llevar a una casa privada. Tuvimos que arrancarlo de su lugar original y trasladarlo a su nueva ubicación. Para mí fue una gran experiencia.
Luego, he trabajado en muchos cuadros destacados, por ejemplo, restaurando algunos muy interesantes del Prado que estaban en depósito en la Diputación. También, de artistas alicantinos de los siglos XVIII, XIX y XX.
«Intentamos que la intervención sea lo menos invasiva posible»
¿Cuál es el criterio que se sigue para la restauración de un cuadro?
Hacer limpiezas muy suaves. Siempre intentamos que el impacto sea lo mínimo y ya no se hace como antes para no ser demasiado invasivo. Por eso es tan importante tener documentación previa. Me he encontrado pinturas con restauraciones antiguas que lo que se ha hecho ha sido simplemente repintar encima. Pero eso ya es otro cuadro.
Cuando ves algún objeto restaurado, ¿piensas si tú lo hubieras hecho de otra manera?
Tengo mucha crítica y cuando lo veo me fijo en seguida. Y hay veces que esa restauración no me gusta.
«A veces he terminado insatisfecha con alguna restauración que he hecho»
A nivel personal, ¿te has sentido alguna vez insatisfecha con el resultado de alguna restauración que has hecho tú misma?
Sí, me ha pasado alguna vez. Sobre todo, en elementos arqueológicos de cuando hacemos las piezas de cerámica. Pasado el tiempo, a lo mejor no me ha gustado el acabado.