Últimamente se habla de democracia como si fuera diferente para unos que para otros. Y la democracia es la que es, que todo el mundo tenga derecho a votar y que esa votación de lugar a un parlamento representativo de todos los españoles.
En el caso de nuestro país son luego los parlamentarios los que eligen al presidente del Gobierno, independiente de que este haya sido el más votado o no. Hasta ahí todo es indiscutible en nuestra Constitución.
Tensión partidista
Otra cosa es la tensión entre los partidos, histórica en nuestra democracia. Por un lado, desde la derecha se critica la composición del Gobierno con partidos nacionalistas e independentistas de izquierda y derecha; y por otra desde la izquierda se critican los gobiernos autonómicos y locales del PP con Vox.
En los debates unos lanzan acusaciones a los otros, muchas veces infundadas. El Gobierno nacional ha estado pidiendo contantemente la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid atacando a sus familiares, algunos como su hermano con un caso que fue archivado por la Fiscalía Europea, y en cualquier foro, incluyendo las sesiones de control al Gobierno de la nación que debería de servir para que éste conteste sobre su gestión y no pidiendo dimisiones en otras instituciones.
Y por parte de la oposición se han sacado unas informaciones para atacar a la mujer del presidente, sin tener certeza de estas y sin que se haya demostrado que existe delito. Todo un despropósito, pero por todas las partes; el parlamento no debería ser un ‘Sálvame’, sino el lugar de debate de cosas serias que afectan a todos. Pero eso sí, ante la guerra de unos con otros no vale que unos tengan la piel más fina y ataquen, pero no puedan ser atacados.
Justicia igual para todos
La justicia está para algo y o se cree en ella o no se cree, no puede uno hacerlo solo cuando le viene bien. Y si se cree en ella deberá ser esta la que juzgue las denuncias que reciba sobre actitudes ilegales si las hubiera. Mucha gente es acusada sin fundamento y admitida a trámite esa denuncia, y no queda otra que defenderse. Si eso no debe ser así, genial, pues cambiemos las reglas del juego para todos, no según nos interese.
Cuando hablamos de democracia a mí me gustaría que se tratase con seriedad los temas que nos afectan realmente a todos, al País. Y me gustaría que los compromisos por los que los ciudadanos emiten sus votos luego se cumplieran, porque si no ese voto podría haber sido diferente. Cuando alguien se compromete verbalmente (mítines) y por escrito (programa electoral) debería ser esa su única hoja de ruta.
Asumir los compromisos
Eso sería realmente defender la democracia. Valorar realmente lo que han votado los ciudadanos, y no luego cambiarlo y hacer otra cosa, porque eso es una falta al compromiso por el que le han votado. Y lo criticamos cuando Rajoy ganó diciendo que iba a bajar los impuestos y lo primero que hizo fue subirlos. Y lo hemos hecho con el compromiso de Sánchez de que la amnistía era inconstitucional y Puigdemont vendría a España detenido, para pasar a defender la amnistía y los derechos del prófugo.
Felipe González ganó las elecciones con ‘OTAN no’ e hizo el referéndum prometido en su programa. Aunque el ya defendiera en ese momento la permanencia en la Alianza Atlántica, no ignoró esa promesa permaneciendo en la OTAN sin dicha consulta a la población.
Cuidado con dividir
Estamos volviendo a dividir a España en bandos, con el peligro que eso conlleva, y a que cada uno piense que la democracia solo es lo que dice su bando. Ya hemos pasado en años anteriores de hacer escraches de unos a otros, que luego eran persecuciones cuando se hacían desde el otro lado.
Luego está el dinero de todos que el CIS utiliza a su antojo. No ha consultado todavía sobre la amnistía, pero se hace una exprés por la carta de un presidente y su retiro de cinco días, sin que haya ocurrido nada nuevo en España salvo temas personales.
Todo el mundo tiene derecho a tener sus propias reflexiones personales, pero no se puede hacer de eso un problema nacional. Por cierto, que llama la atención que desde la defensa del feminismo sea el hombre quien tiene que defender a la mujer y no ella misma, pero eso es otro tema.
Trumpismo
Nadie puede hacer suya la democracia, pero sí puede intentar con ese victimismo movilizar a sus seguidores. Tenemos el caso claro de Trump en EE.UU. que intenta, y consigue, convencer de que todos sus problemas personales, no políticos, son culpa de los jueces y los medios de comunicación.
Considero que es necesaria una reflexión de todos, y que hay que exigir a nuestros mandatarios políticos que hablen de política, de los temas del Estado, que es para lo que se les ha votado. De los temas personales cada uno que se ocupe en su casa y, en cualquier caso, para eso están los juzgados.
¿Respetar el resultado de las urnas? Claro, sin duda, en todos los casos. ¿Poder cuestionar la gestión? Evidentemente, para eso está la oposición (ya sea en el Estado, autonomías o ayuntamientos) y los medios de comunicación.
Y una última reflexión, querer llegar a la paz atacando… no parece la forma más coherente.