Entrevista > José María Bonete / Psiquiatra del Hospital General de Elche y profesor de Ciencias de la Salud en la UMH (València, 3-septiembre-1969)
Últimamente se habla mucho de la salud mental. El motivo es que en los últimos años ha crecido de una manera significativa la incidencia de enfermedades mentales. Sobre todo trastornos afectivos y de ansiedad, pero también problemas de conducta alimentaria y alteraciones emocionales, estas últimas especialmente en adolescentes y adultos jóvenes.
Las redes sociales
Se han propuesto múltiples factores relacionados con este aumento (la pandemia de la covid, pérdida de valores y referentes…), y sin duda la influencia de las redes sociales e internet. Especialmente cuando se hace un mal uso de ellas, es uno de los factores que ha incidido en el aumento de los problemas de salud mental.
Los adolescentes y adultos jóvenes son los que presentan más problemas relacionados con las redes sociales e internet. No podemos olvidar que las nuevas generaciones han nacido con los dispositivos móviles e internet, formando parte de su entorno y su día a día.
Uso inapropiado
Pero tampoco hay que olvidar que, en muchos casos, y cuanto más jóvenes son, no cuentan con la madurez suficiente para afrontar los problemas que se derivan de su uso inapropiado.
Actualmente, la incidencia de problemas de salud mental causados por el uso inadecuado de internet y las redes sociales también está aumentando en adultos, aunque en menor proporción que en adolescentes y jóvenes.
¿Se puede hablar de adicción a las redes sociales?
En efecto, se están dando casos de adicción a las redes sociales, sobre todo en jóvenes. Los problemas de adicción relacionados con las redes sociales se engloban en lo que llamamos adicciones comportamentales. Son adicciones a actividades y comportamientos cotidianos.
«Aumentan los casos de adicción a las redes sociales, sobre todo en los jóvenes»
¿Tiene usted casos en tratamiento por este motivo?
Con frecuencia los pacientes con adicciones a las redes sociales o a internet acuden a las consultas de salud mental por las consecuencias a nivel del estado de ánimo (depresión), la ansiedad que les generan, o los problemas de insomnio asociados a la adicción.
Lo recomendable sería la atención por parte de las unidades de conductas adictivas, que cuentan con profesionales médicos, psicólogos y trabajadores sociales especializados en el tratamiento de las adicciones.
¿Cuál sería el tratamiento?
El tratamiento pasa por un abordaje psicológico del problema, cuyo objetivo es reaprender la conducta del problema, de una forma controlada. La terapia cognitiva conductual suele ser la más empleada. El uso de psicofármacos se reserva en general para los casos en los que se aprecia una alta impulsividad en el paciente, generalmente antidepresivos.
Cuando hay un elevado componente de ansiedad o insomnio, puede ser útil el tratamiento por un periodo breve de tiempo con fármacos ansiolíticos o hipnóticos.
«Es importante fomentar acciones para evitar este mal uso»
¿Qué consecuencia trae esa dependencia y cuándo debemos pensar que estamos siendo víctimas de dependencia a las redes sociales?
Como consecuencia de las adicciones a las redes sociales, se ven afectados los patrones de sueño y alimentación. Se producen cambios en los estilos de ocio, sustituyendo la adicción a las redes sociales, a la actividad física y a la interacción social, e incluso se puede llegar al descuido de la higiene personal. Son frecuentes la irritabilidad, los cambios de humor y el bajo rendimiento en los estudios o a nivel laboral.
Con frecuencia se pierde de alguna manera la ‘conciencia de enfermedad’. El que padece la adicción no es consciente de que la tiene, siendo su entorno, especialmente familiar, el que da la voz de alarma.
¿Existen diferencias significativas de cómo afecta a hombres y mujeres?
Múltiples estudios se han realizado sobre el tema y los resultados son controvertidos; no existe un consenso claro sobre si hay una mayor afectación en general en un sexo u otro.
Se habla de que los chicos podrían tener más problemas en relación con los videojuegos o el sexo por internet, mientras que las chicas podrían tener más problemas en relación con las redes sociales. No obstante, los patrones en nuestra sociedad están en constante cambio.
«Aquel que padece la adicción no suele ser consciente de que la tiene»
¿Se están dando casos de suicidios por el ciberacoso que se podrían evitar?
El acceso cada vez más temprano a los teléfonos móviles, internet, las redes sociales y los videojuegos online ha favorecido lamentablemente la aparición de esta nueva forma de acoso, sobre todo en el entorno escolar. Este es el principal problema.
La persona que padece este tipo de acoso, sobre todo en la infancia y adolescencia, puede sufrir daños psicológicos graves, que en los casos extremos puede llevar a conductas autolesivas y al suicidio.
¿Estamos dejando de pensar por lo fácil que nos lo pone internet?
Hoy en día cuando queremos recordar el nombre de un actor o actriz de una película, los ingredientes de una comida, el autor de un libro, etc., recurrimos con frecuencia a internet. Se ha convertido de esta manera en nuestro ‘almacén de memoria’, sin intentar antes evocar el recuerdo por nuestros propios medios.
Aunque todavía no hay datos suficientes, ya se está estudiando si este tipo de conductas está alterando de alguna manera nuestra capacidad cognitiva y nuestra forma de evocar los recuerdos.
La influencia de las redes sociales e internet es uno de los factores que ha incidido en el aumento de los problemas de salud mental
¿De qué manera pueden afectar las redes sociales a nuestra autoestima e imagen?
El problema viene cuando este seguimiento se convierte en inadecuado o excesivo, o si se produce un fenómeno de imitación. Esto puede generar en nosotros unas expectativas, que, si no se cumplen, dañan nuestra autoestima y también nuestra autoimagen corporal.
¿Hay algún aspecto positivo?
Pueden favorecer la comunicación entre personas que viven a distancia, mitigar la soledad o facilitar un mayor acceso a la información. El problema es el mal uso o el abuso de estas tecnologías, y es importante fomentar acciones para evitarlo.